Regresaba de un cumpleaños desde Miramar junto a sus hijos de dos y tres años y la niñera cuando la muerte la sorprendió. Paola Cocciaglia, que había brillado en éxitos de la TV y un día decidió dejar su carrera para incursionar en política, se dirigía aquella dramática madrugada del 11 de enero de 2005 rumbo a Cariló, donde pasaba sus vacaciones en compañía de su familia. Pero a la 1.30 horas perdió el control de su Land Rover. El vehículo dio contra el guardarraíl en el kilómetro 404 de la ruta 11, salió despedido, dio dos vuelcos y terminó a 15 metros de la banquina.

La empleada y su hijo salieron despedidos del vehículo. La mujer murió en la caída y el niño salvó milagrosamente su vida y fue trasladado en ambulancia al Hospital de Pinamar, con heridas y fracturas múltiples. La nena, que llevaba colocado el cinturón de seguridad quedó atrapada entre los asientos delanteros de la camioneta con golpes fuertes pero sin mayor riesgo. También fue trasladada para ser auxiliada.

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Ante tal situación, Paola, que había quedado atrapada en la camioneta, logró liberarse y salió desesperada hacia la ruta a pedir ayuda. La noche oscura y cerrada le jugó una mala pasada a ella y al periodista Guillermo Allerand, que venía desde Mar de las Pampas -veraneaba en Ostende- y viajaba en su Renault Clio en compañía de su hijo de ocho años. Allerand se sorprendió y la terminó embistiendo. Pese a todos los esfuerzos que hizo él y todo el equipo de emergencia que la rescató, Cocciaglia murió en el trayecto rumbo al centro médico.

Los niños estaban totalmente en shock y desconcertados al llegar al hospital: desconocían lo que había pasado con su mamá. Una asistente social y una psicóloga les brindaron contención hasta que llegó su abuela, que había estado en Cariló. Transcurridas las horas se supo que el varón de tres años y la niña de dos estaban fuera de peligro, aunque la pequeña tuvo que ser derivada al Hospital materno-infantil de Mar del Plata para realizarle una tomografía computada. La subcomisaría de Cariló, que hizo la instrucción del sumario en la causa caratulada como “homicidio culposo”, dio aviso al papá de los chicos, Guillermo Arizó.

La actriz que se metió en el corazón de la juventud

De niña Paola ya jugaba en su casa a interpretar personajes y en los actos escolares era la primera en aceptar papeles y disfrutarlos en el escenario junto a sus compañeritos de clase. De hecho, sus padres hicieron que estudiara arte dramático y así fue que, en 1983, con apenas diez años, logró debutar en Pelito junto a Adrián Suar, Gustavo Bermúdez, Pepe Monje y Julián Weich.

Cuatro años más tarde, en plena adolescencia, fue Sandra en Clave de Sol, otra tira infantil. Acompañaba a figuras que, con los años, brillaron aún más, como: Guido Kaczka, Cecilia Dopazo, Leonardo Sbaraglia, Pablo Rago, Viviana Saccone, Florencia Peña, Carolina Fal, Nancy Anka, Federico D’Elía, Alejandra Majluf, Claudia Lapacó. Y también a artistas muy queridos y recordados como Silvia Merlino, Maurice Jouvet, Héctor Pellegrini, Rubén Green, Esteban Mellino y Marcos Zucker.

A los 18 no paraba de crecer como actriz y fue convocada para participar en Celeste, la exitosa novela protagonizada nada menos que por Andrea del Boca y Gustavo Bermúdez, con quien Paola volvía a coincidir en un elenco.

En 1994 compartió cartel con Nancy Dupláa, Carla Peterson, Eric Grimberg, Diego Olivera, Betina O’Connell, Esteban Prol, Diego Ramos, Gastón Pauls y Malena Solda, entre otros, en Montaña Rusa, la serie donde se contaban diversas historias de un grupo de jóvenes que se iban relacionando entre sí en plena adolescencia.

La política, su siguiente paso

Cuando la novela finalizó en 1995, Paola decidió un cambio en su vida: se puso a estudiar una carrera universitaria y se recibió como licenciada en Comercio Exterior. La apasionaba participar en política, y así fue como primero trabajó en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con Fernando de la Rúa como Jefe de Gobierno.

Luego, en 1999, cuando resultó elegido presidente de la Nación, Paola se desempeñó en la subsecretaria adjunta de la presidencia, y ya en 2000 fue designada como subsecretaria general de Fomento e Integración de Economías Regionales de la Jefatura de Gabinete. La crisis de diciembre de 2001 y el final abrupto de aquel gobierno la terminaron alejando definitivamente de esa actividad, pese a ser una de las funcionarias de mayor confianza del exmandatario