El nuevo traje espacial de la NASA: ¡un atuendo fuera de este mundo!

Un prototipo del nuevo traje espacial lunar Artemis III. (Vía The New York Times)
Un prototipo del nuevo traje espacial lunar Artemis III. (Vía The New York Times)

El espacio tendrá una nueva imagen... o algo así. El miércoles, tan solo una semana después de la conclusión de las colecciones de moda en París y con el tipo de “crescendo” sónico que uno relaciona con las pasarelas más extravagantes, la NASA develó el nuevo traje espacial para la misión Artemis III, que viajará a la Luna, en el centro espacial de Houston. Vale la pena señalar que es la primera modificación real del traje espacial en 40 años.

A diferencia de los rediseños al traje espacial de las compañías privadas como SpaceX de Elon Musk, Virgin Galactic de Richard Branson y Blue Origin de Jeff Bezos, el traje espacial Artemis III no se usará solo dentro de la nave espacial, sino también en la superficie lunar, en específico en el sur de la Luna que nunca antes se ha visitado.

El traje, creado en colaboración con Axiom Space, tiene un revestimiento exterior en negro para darle un poco de estilo, con toques de azul marino y naranja en las rodillas, los hombros y los tobillos, así como una sección resaltada en V en el pecho (de victoria o volar). (También tiene una bandera estadounidense pequeña en uno de los hombros). El efecto es menos hombre de Michelin, el estilo de los antiguos trajes de las misiones Apolo, y más una combinación de Hulk, un oso hormiguero antropomórfico y “Viaje a las estrellas”.

Al menos esa es la apariencia de la versión actual, que será usada por los astronautas en tierra y durante el entrenamiento. Cuando los astronautas pisen la Luna en 2025, la capa de cobertura negra será remplazada por una blanca de aislamiento para protección térmica.

Aun así, la silueta básica (con costuras articuladas en los codos, una mochila grande en la espalda para los sistemas de soporte vital, un torso abultado que se conecta con el casco y brazos que se curvan lejos del cuerpo como si se sostuviera una pelota playera gigante) permanecerán igual. Así como el hecho de que el traje es, en esencia, de género no binario y se creó con una variedad de piezas ajustables para adaptarse a todos los tamaños de cuerpos y permitir una flexibilidad mayor.

No obstante (y eso es muy importante), y con todo eso, el efecto total se mantiene en gran medida dentro de la tradición del traje espacial reconocible, al menos para los ojos de quienes no son expertos.

Un prototipo del nuevo traje espacial lunar Artemis III. (Vía The New York Times)
Un prototipo del nuevo traje espacial lunar Artemis III. (Vía The New York Times)

Así que, ¿para qué hacer tanto escándalo al respecto?

No solo es por su costo (la orden tiene un “valor base de 228,5 millones de dólares”, según información proporcionada por la NASA) o sus especificaciones técnicas, las cuales son extremas: Nicholas de Monchaux, el director de Arquitectura en el MIT y el autor de “Spacesuit: Fashioning Apollo”, dijo que era: “mucho menos una prenda que un edificio muy pequeño o una nave espacial muy chica”.

Así es porque, como De Monchaux afirmó, el traje espacial es “el disfraz para el drama que proyectamos al espacio”. Es la manera en la que “nos ponemos a nosotros mismos en los cielos”.

Cualquier modificación pequeña a la forma en la que luce tiene grandes repercusiones potenciales, no solo para los astronautas que lo portan, sino en el imaginario popular. Captúralo y capturas el apoyo del público (lo cual, cuando eres una agencia gubernamental que se embarca en una misión muy cara, es algo muy importante).

No es una coincidencia que junto a ingenieros de Axiom, costureras y especialistas en tecnología, Esther Marquis, la diseñadora de vestuario de la serie “Para toda la humanidad” de Apple TV+, la cual imagina una narrativa alterna para las primeras colonias lunares de Estados Unidos, también estuvo involucrada en crear el nuevo traje.

El traje espacial ocupa un lugar singular en nuestro panorama mental y siempre ha sido así desde que John Milton usó el término “espacio” para “espacio exterior” (es decir, el lugar donde los ángeles residen) en “El paraíso perdido”.

Debra Benita Shaw, una profesora adjunta de Teoría Cultural en la Universidad del Este de Londres y autora del artículo “Bodies Out of This World: The Space Suit as Cultural Icon”, apuntó que el traje se trata “de la búsqueda heroica de nuevas tierras y nuevas fronteras”.

Shaw agregó: “Ahora, debido al calentamiento global y otras amenazas a la vida humana, también ha cobrado un significado nuevo como símbolo de escape. También representa la fragilidad de esa vida”.

Para la mayoría de quienes lo ven, el traje es el punto de conexión humano a lo desconocido, el único artículo que resulta familiar en un mundo ajeno de tecnología y ciencia. Tal vez no comprendamos el lenguaje de los astronautas o incluso cómo viven en un entorno de gravedad cero, pero todos vestimos ropa.

Según Shaw, en ocasiones, la tecnología alimenta nuestra imaginación, pero, con frecuencia, realmente nuestra imaginación da forma a nuestra tecnología.

En efecto, señaló De Monchaux, los primeros trajes espaciales, los que aparecieron en la portada de la revista Life el 6 de enero de 1958 (plateados, relucientes, evocadores de “fronteras más allá de la Tierra”, como se leía en lo escrito en la portada) eran de color plata no debido a alguna razón técnica en específico, sino porque la compañía que los fabricó entendía que si fueran del color de la luz de las estrellas en lugar del caqui aburrido de los trajes de vuelo anteriores, resultarían atractivos para el público en casa. Habrían de jugar con ideas preconcebidas populares sobre cómo debería lucir un traje espacial.

Después, una vez que los astronautas comenzaron a realizar caminatas espaciales, esos trajes espaciales fueron reformulados en blanco, porque resultó que el color plata reflejaba el Sol y podría deslumbrar a los astronautas. Ahora se hacen (al menos por el momento) en negro. Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para el estilo espacial.

El rediseño quizá sorprenda a los aficionados a las misiones lunares, pero los amantes de la moda lo entenderán. Hay una razón por la que la moda ha reflejado desde hace mucho una fascinación con los viajes espaciales, desde las mangas globo de finales del siglo XVIII en Francia, una referencia a los globos aerostáticos que posibilitaron las primeras incursiones del hombre en el aire, hasta los estilos de ciencia ficción de Paco Rabanne y André Courrèges. Fue hace tan solo algunas semanas que el desfile prêt-à-porter de Off-White que diseñó Ib Kamara tenía como escenografía un panorama lunar imaginario e inspiró la pregunta: “¿Qué vestirías en el espacio exterior si fueras un chico lo suficientemente genial al que le gustara rapear?”.

Su colección ofreció una respuesta. Esta semana, la NASA y Axiom ofrecieron otra.

c.2023 The New York Times Company