"Un tranvía llamado deseo" es hoy más que un clásico

CIUDAD DE MÉXICO, julio 9 (EL UNIVERSAL).-Con antecedentes como la película homónima, protagonizada por Vivien Leigh y Marlon Brando; las cartas y las memorias del dramaturgo Tennessee Williams y ciertas películas impresionantes que sirvieron como inspiración –"Una mujer bajo la influencia", de John Cassavetes, y "La Ciénaga", de Lucrecia Martel, en las que los personajes femeninos parecen atrapados en una burbuja psíquica-, el director Diego del Río presenta un nuevo montaje de "Un tranvía llamado deseo".

Del Río señala que, bajo el reto mayor de enfrentar a un clásico más allá del aura que le da esa condición, “estas obras tienen una carga de información y referencias que, a priori, puede bloquear a quienes se acercan a ellas”. La idea que, dice, se tiene de una obra y que eclipsa la obra misma. "En el proceso de trabajo con el texto quise entrar a profundidad a la forma brillante del trabajo de Williams en términos de estructura y ritmo. A nivel estilístico hay muchos aportes".

A pesar de que no es la primera obra de Williams que el director lleva a escena -antes: "El zoológico de cristal"-, el proceso implicó entrar de lleno a la vida del escritor y desde allí asimilar sus inquietudes. Otro reto fue tener en el horizonte la ya citada película homónima que dirigió Elia Kazan, la cual, dice, es una obra casi insuperable.

Otra de las inquietudes centrales que mejor se empalma con el presente, afirma, es el tratamiento de la salud mental en el personaje de Blanche DuBois -en las referencias habla de Cassavetes y Martel, quienes abordan la salud mental y la decadencia de una clase social, temas que entran en la esfera de la obra-: "Es importante mencionar el tema de las culpas, lealtades familiares y dinámicas violentas. Siento que a veces se ha romantizado el deseo y la pasión, dejando de lado que también hay dinámicas enfermizas debido a cuestiones que los personajes no comparten con los demás; lo que está sucediendo muy adentro es mal canalizado y se alcanza la violencia en términos físicos".

"Se trata de una obra muy rica, pero hubo que entrar a ella desde lo más íntimo que tiene y no desde el éxito que ha tenido a través del tiempo", afirma. Al retomar las influencias del montaje, Del Río recuerda que la actriz Marina de Tavira, quien le da vida a Blanche DuBois, llevó a alguno de los ensayos un poema sobre una mujer que envenena a su esposo dándole diario un trozo de pan con mermelada.

Como no es posible conversar con Williams, encontró estos asideros y puntos que detonan un imaginario en torno a un clásico demasiado impregnado en el universo del cine y del teatro

"Un tranvía llamado deseo" podrá verse del 3 de agosto al 1 de septiembre (miércoles a domingo, 19 horas) en el Teatro Julio Castillo.