"El último tren", de Cormac McCarthy, llega al teatro

CIUDAD DE MÉXICO, enero 22 (EL UNIVERSAL).- Dos hombres, presentados como Blanco y Negro, se encuentran en un punto exacto y trascendental. Divididos por una cuestión racial, Blanco intenta suicidarse, saltando al primer tren de la mañana, mientras Negro busca persuadirlo para que no lo haga. Si bien el argumento que desarrolla el escritor estadounidense Cormac McCarthy en la novela "The Sunset Limited", que Gerardo Capetillo traduce como "El último tren", fue adaptado al cine en la película homónima para televisión que en 2011 dirigió Tommy Lee Jones, quien la coprotagoniza junto a Samuel L. Jackson, una nueva versión teatral llega a La Capilla.

El primer reto, cuenta Capetillo, fue quitarle a la obra la carga racial que tiene por estar en un contexto estadounidense: "Una persona blanca y una persona negra son los dos personajes. La parte difícil de la adaptación fue hacerlo coloquial y traducirlo a otro país. Fue interesante porque tampoco quisimos irnos por el lado del blanco y del moreno; digamos que salió algo curioso, casi sin pensarlo, para que la gente le dé un entendimiento, por ejemplo, de cómo usamos en México términos como el grito prohibido en los partidos de futbol. También está, independientemente de lo racial, la disparidad socioeconómica: el maestro, el personaje educado y culto, de clase media alta, que contrasta con el personaje de clase baja y refleja la disparidad del país".

Más allá de su contexto, en la obra pervive cierto pulso notorio en otra novela de McCarthy, "The Road", continúa el traductor: "Blanco tiene una visión pesimista, no quiere esperar a ver el fin del mundo y dice: me voy, antes de ver el fin. En la contraparte, el personaje negro intenta mostrarle que hay esperanza, que hay razones para seguir viviendo y siempre hay algo porqué seguir".

El contacto previo de Capetillo con la obra del narrador estadounidense fue, más allá de la película en la que el propio McCarthy colaboró como guionista y dando apuntes fue "The Road" y la famosa película "No Country for Old Men", de Joel y Ethan Coen.

En la adaptación teatral, hecha por Luis Ángel Gómez Pérez, fue importante no recrear lo que ya había preestablecido la película: "Hubiera sido fácil copiar una cocina al interior de un departamento pequeño. Lo desafiante fue darle el giro porque la película tiene muchos picos y un personaje completamente resignado. Entonces, quisimos jugar con ciertas palabras clave de la obra, como la luz porque Negro, quien estuvo en la cárcel por asesinato, ya ha vivido y le quiere mostrar a Blanco que tiene luz en su vida, que a pesar de todo sigue habiendo luz, esperanza. Es el camino que tomamos", abunda Capetillo y recalca que se espera que el público confronte ideas, que juegue con el concepto del derecho a decidir sobre la propia muerte, que la obra cuestione sin mostrar preferencia hacia los extremos: "No estamos abogando por uno o por otro".

A la par, el dispositivo escénico, que es austero, juega con la luz y plantea una analogía con las líneas amarillas del Metro. "Negro le dice: maestro, la luz lo rodea y no la ve, la tiene dentro de usted. Los actores están rodeados por un aro de luz. Ante el intento de suicidarse, tirándose al metro, hay una franja amarilla que es la luz", concluye. Blanco es interpretado por Rodrigo Vázquez y Negro, por Rodolfo Guerrero. El último tren se presenta el 21 de enero, y del 4 de febrero al 17 de marzo, los domingos, a las 18:00 horas, en el Teatro La Capilla (Madrid 13, El Carmen).