Tyrese Gibson se confiesa emocional y socialmente ante el estreno de la provocativa '1992'
Para Tyrese Gibson, “1992”, que se estrena este fin de semana, no es una película más. Pese a que el actor y cantante afroamericano se ha hecho mundialmente conocido por su participación en las sagas de “Fast & Furious” y “Transformers”, su corazón -o al menos una parte de él- parece encontrarse realmente en las películas de su carrera que le han permitido desarrollar facetas más complejas.
Y es por eso que le interesa tanto promocionar el nuevo filme, que se desarrolla en la ciudad de Los Ángeles durante el año enunciado en el título y que presenta la historia de un robo sucedido en medio de los tumultos provocados en la misma ciudad luego de que un corte absolviera de toda culpa a los cuatro policías involucrados en la brutal golpiza del ciudadano Rodney King. En esos momentos, Gibson se encontraba en las calles al lado de los manifestantes.
“Yo estaba allí. Vivía en el Sur Centro de Los Ángeles. Estaba protestando. Estaba saqueando. Me estaba amotinando. Tenía miedo”, nos dijo el intérprete durante una reciente entrevista. “Pero estaba allí, como parte de toda esa agitación, porque nuestra comunidad se encontraba embargada por el dolor. Cuando se celebró el juicio y esos policías blancos fueron declarados inocentes mientras sonreían en la sala, nos volvimos locos”.
Gibson es consciente de que “1992” lo lleva de algún modo a sus orígenes como intérprete en la pantalla grande, que se dieron bajo las órdenes del legendario John Singleton, quien lo dirigió en “Baby Boy” (2001), un drama sobre un mecanico del barrio de Los Ángeles que tenía que lidiar con los problemas de su entorno y con sus propios demonios.
“John Singleton, que en paz descanse, vino a verme justo antes de morir y me dijo: “Hombre, estás ganando mucho dinero con todas estas películas taquilleras, y está bien, pero tienes que volver al drama’”, recordó. “Tienes que volver a esto que empezamos. Así que he sido muy intencional en volver a ese espacio dramático que desempeñé también con John en ‘Four Brothers’ [2005]”.
Conexión con el barrio
Pese a que la historia que se cuenta en “1992” sucede en Los Ángeles, no todo se filmó aquí, por razones obvias de presupuesto. “Tuvimos ocho días de rodaje en L.A., y esos costaron lo mismo que los 40 días que tuvimos en Bulgaria”, detalló nuestro entrevistado. “Pero todo el equipo hizo maravillas. La escena inicial, dentro del apartamento que comparte mi personaje y su hijo, se hizo por allá, y se ve increíble”
Gibson asegura que el sentido de autenticidad del filme se debe en gran medida a la labor del director de origen israeli Ariel Vromen, quien se dio a conocer con “The Iceman” (2012). “Estoy orgulloso de él, porque no podría ser una persona más alejada de South Central”, retomó el actor. “Cuando lo presentamos, la gente dice, ‘¿Dónde está F. Gary Gray? ¿Dónde está John Singleton? ¿Dónde está Antoine Fuquat?’ Y no, él no es de allí. Él no es negro. Pero mira lo que logró”.
Mercer, el personaje de Gibson en la cinta, es un expandillero que acaba de salir de la cárcel e intenta rehacer su vida como empleado de seguridad de un almacén y como encargado de su hijo adolescente, Antoine (interpretado por Christopher Ammanuel). Pese a que Gibson no cayó nunca en el mundo de la delincuencia, se vio constantemente tentado por esta mientras crecía en Watts y en condiciones precarias.
“Esto es algo que sólo la gente que nació y creció en el gueto puede hacer”, aseveró. “Te sientes en tu ambiente natural. Es como volver a ponerte un uniforme. Me siento mucho más cómodo haciendo películas de South Central que estando en el plató de ‘Transformers’, aunque crecí viendo esa saga”.
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En medio del dolor
“La gente no lo sabe, pero la realidad es que, para mi, es mucho más difícil ser gracioso en el cine que hacer papeles serios, porque soy una persona muy intensa”, decretó. “Tal vez sea el Capricornio que hay en mí, pero soy muy, muy intenso. Siempre estoy reflexionando, siempre estoy orientado hacia una misión.
Gibson no niega que puede ser una persona divertida y contar chistes, pero asegura que le resulta muy difícil ser el alma de la fiesta. “No entiendo cómo hace Kevin Hart”, comentó. “Su energía es acelerada, todo el tiempo. Mi mundo es el del drama. Denzel Washington es la razón principal por la que me convertí en actor”.
“1992” le dio la oportunidad de compartir la pantalla con Ray Liotta, el excelente actor que falleció en mayo del 2022. De hecho, este es el último papel en la pantalla del inolvidable protagonista de “Goodfellas” (1990). “Fue increíble”, nos dijo nuestro interlocutor. “Era un actor del Método, por lo que mantuvo a todo el set incómodo, todo el tiempo. Era una persona muy intensa. Le decias, ‘Hey, ¿cómo va todo?’, y el solo te miraba”.
Pese a que no se encontraba a cargo de la filmación, Liotta controló de algún modo las vibraciones del rodaje, sin dejar que ninguno de sus compañeros trabara relaciones cercanas de amistad, en consonancia con la temática de la historia. “No se hacían muchas bromas”, dijo Gibson. “Y claro, yo tampoco las hacía porque mi madre acababa de morir. Estaba desgarrado”.
En este momento de la conversación, nuestro entrevistado bajó considerablemente la guardia para mostrarnos una caja que tenía al lado, y que contenía las cenizas de la autora de sus días. “Ella murió el Día de San Valentín; luego murieron mis dos hermanas, y después pasó lo mismo con Ray Liotta”, comentó con evidente pesar. “Ahora estoy pasando por un divorcio. Le pregunto a Dios lo que está haciendo y por qué lo está haciendo, pero voy a hacer lo mejor que pueda cada día para seguir adelante”.
Ante la injusticia
Durante la conversación, Gibson se mostró no sólo abierto a revelar esa clase de aspectos emocionales que son protegidos con tanto celo por la mayoría de estrellas de Hollywood, sino que habló sin pelos en la lengua de las implicaciones sociales y políticas de “1992”.
Y lo hizo cuando le preguntamos por la situación actual de la comunidad afroamericana ante los abusos de la policia, tomando como base el reciente escandalo mundial y los amotinamientos que se produjeron luego del asesinato del afroamericano George Floyd en mayo del 2020.
“No sé lo que pasa, hombre, pero desde el principio, la gente negra y la morena hemos sido descartables”, comentó. “Meten a millones de negros en la cárcel, los tienen ahí trabajando por tres céntimos al día, les disparan, los matarlos y los apuñalan. Y todo para proteger a los blancos y a los asiáticos a toda costa”.
“Tenemos mucho trabajo que hacer en el Departamento de Justicia”, sentenció. “Tenemos mucho trabajo que hacer con estos policías racistas que consiguen llevar una placa y un arma para matarnos legalmente. Seguimos lidiando con gente a la que le plantan armas y drogas para meterlos en la cárcel durante 10 o 15 años”.
En sus palabras, el hecho de no pertenecer a un grupo etnico, cultural o sexual no significa que se deban ignorar sus sufrimientos. “No deberías tener que ser gay o transexual para preocuparte por las cosas con las que ellos están lidiando”, detalló. “No hace falta ser judío para preocuparse por el antisemitismo. No hay que ser musulmán para que te importe que vuelen las mezquitas. Hay que tener corazón. Sentir lo que otras personas están experimentando”.
Lo que se viene
En el mismo sentido, Gibson no siente precisamente simpatía por las personas que promueven líneas de pensamiento ajenas a las que él mismo defiende.
“Creo que, ahora mismo, lo importante es alzar la voz y hablar de las cosas que importan, más allá de las que afectan a tu comunidad”, dijo. ‘[Donald] Trump es un payaso de mierda y no debe estar en la Casa Blanca nunca más. No quiero que nuestro mundo esté dirigido por un racista tan descarado, que acaba de ser condenado por 179 delitos”.
“Estas son cosas que ponen a la gente incómoda, pero no a mí”, enfatizó. “Tengo una película que promocionar, pero nadie va a recordarme por lo grande que era mi casa o de lo guapa que era mi novia. Cuando todo termine, las preguntas serán: ¿Qué fue lo que defendiste? ¿Con qué te comprometiste? ¿Qué hiciste por los niños? ¿Cómo utilizaste la plataforma que Dios te dio para influir en la vida de las demás personas? De eso se trata”.
Curiosamente, el estreno de la película coincide exactamente con el lanzamiento de “Beautiful Pain”, un álbum doble que se convertirá en la séptima entrega discográfica de un artista que empezó su carrera como intérprete de R&B antes de incursionar en el mundo de la actuación.
“Es un momento emocionante, pero también es un momento de mucha presión para mí”, reconoció Gibson. “Se trata de un trabajo muy especial, por todo lo que me está pasando y porque cuenta con la participación de [el legendario productor] David Foster, quien salió de su retiro para trabajar conmigo”.
“Cuando lo escuches, te darás cuenta de que tiene todas las vulnerabilidades y las sensibilidades relacionadas a lo que pasa durante las etapas de enamoramiento y de divorcio”, describió. “Todo está ahí, y espero que la gente lo reciba bien” .
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.