Una madre comparte fotos de la pérdida de peso de su bebé tras un problema de lactancia

Jordan Talley ha querido compartir los momentos de angustia y preocupación que tanto ella como su marido vivieron durante el primer mes de vida de su segunda hija para concienciar de un problema que a veces pasa desapercibido a los pediatras. Por más que mamaba, la pequeña Lucy Eleanor no lograba ganar peso y su situación llegó a un punto que las imágenes de ella cuatro semanas después de nacer impresionan. Por suerte, su madre no desistió, buscó ayuda y descubrieron que el problema del bebé tenía que ver con lo que se conoce como frenillo.

Con un mes, Lucy Eleanor seguía por debajo del peso de su nacimiento. Dos semanas después, una vez liberada del frenillo, volvía a aparecer saludable. (Foto: Facebook de Jordan Talley)
Con un mes, Lucy Eleanor seguía por debajo del peso de su nacimiento. Dos semanas después, una vez liberada del frenillo, volvía a aparecer saludable. (Foto: Facebook de Jordan Talley)

Talley es fotógrafa, tiene 25 años y el pasado 9 de abril dio a luz a su segunda hija, Lucy Eleanor. La pequeña nació dos semanas antes de tiempo porque a su madre le subió la presión sanguínea y como el embarazo ya estaba a término, en la semana 38 de gestación, lo más seguro era provocarle el parto y evitar problemas derivados de la presión.

Lucy nació y todo iba bien, o eso parecía, hasta que en las revisiones periódicas que pasan los recién nacidos para controlar que todo marcha correctamente, especialmente su crecimiento, se percataron de que algo raro pasaba con ella. Por más que comía no engordaba. Los doctores les dieron de plazo un mes. Si en ese periodo de tiempo la niña seguía sin ganar peso, deberían pasarse a la leche de fórmula y los biberones.

Su madre siguió intentándolo pese a que dar el pecho le resultaba doloroso. Lucy demandaba casi cada media hora. Comía, lo dejaba y al rato volvía a pedir más. Creían que estaba comiendo, pero algo no iba bien. Su madre, como ha reconocido a Buzzfeed News, pensaba que igual el problema era su leche. Que no tenía suficiente, que no era suficientemente grasa… Probó los distintos consejos que recibía de pediatras y matronas, pero nada.

Cuando acudieron al médico para la revisión de las cuatro semanas fue cuando se dieron cuenta de la gravedad de la situación. Jordan le hizo una foto a su pequeña comparar cómo iba evolucionando y cambiando y fue al colocar la de recién nacida al lado de la de las cuatro semanas cuando se percató realmente de la pérdida dramática de peso de su hija. Tenía ojeras, las cuentas de los ojos algo más hundidas y había pedido sus mejillas rollizas y sonrosadas.

Había que hacer algo y la solución fue pasarse a la fórmula para alimentarla. Acudieron a un especialista en lactancia y este preparó un biberón para observar cómo comía Lucy. Y ahí fue cuando se dieron cuenta del problema. No tenía nada que ver con la madre, sino con la morfología de la boca de la niña, que había nacido con frenillo inferior y superior.

Se trata de un pequeño tejido que une el labio superior a la encía y la lengua al paladar inferior y que impedía que Lucy mamase correctamente. Por eso a Jordan le dolía tanto el pecho al amamantarla y la niña demandaba sin descanso. Por mucho que lo intentaba, no lograba sacar la leche suficiente para alimentarse correctamente.

Con una sencilla cirugía que en la mayoría de los casos permite poner al bebé al pecho justo después, el problema de Lucy desapareció y pocas semanas después vuelve a ser el mismo bebé saludable que era al nacer. Su madre ha querido compartir su historia, con imágenes en diversos medios y en su perfil de Facebook, para concienciar del problema que esto supone y como, con un poco de observación y una intervención mínima del bisturí, se puede solucionar rápidamente.