¿Es el fin de los utensilios de cocina en Instagram?

Las ollas y sartenes de venta directa al consumidor, que en su día estuvieron de moda, se venden en los mercados de segunda mano con grandes descuentos o acaban en la basura. (Shawn Michael Jones/The New York Times)
Las ollas y sartenes de venta directa al consumidor, que en su día estuvieron de moda, se venden en los mercados de segunda mano con grandes descuentos o acaban en la basura. (Shawn Michael Jones/The New York Times)

Justo unos meses después de que la pandemia mandó a los estadounidenses a encerrarse entre cuatro paredes, Mia Graber recibió como regalo de su marido una sartén antiadherente con una tapa del color de un pino abeto, completa con una cestilla para cocinar al vapor y una espátula de madera en el mango.

“Inmediatamente pensé: ‘Ah, esta es la sartén que he estado viendo en todo Instagram’”, contó Graber, de 33 años, quien sin duda estaba emocionada. Se trataba de la sartén Always de Our Place, que, por aquel entonces, costaba 145 dólares y prometía “hacer el trabajo de ocho piezas de batería de cocina tradicional”.

Para decepción de Graber, no fue así. Los huevos estrellados se pegaban a la superficie antiadherente, la sartén no se podía meter en el horno y, con el tiempo, el revestimiento interior de cerámica empezó a desescamarse. Poco después de recibirla, solo la usaba para cocinar al vapor y empezó a acumular polvo.

El mes pasado, Graber puso la sartén a la venta en Facebook Marketplace por 50 dólares. Después de que algunas consultas quedaran en nada, Graber, directora de comunicación en Mill Valley, California, la donó a la tienda Goodwill de su barrio.

La sartén Always de Graber forma parte de una ola de productos de cocina de venta directa al consumidor que aparecen en mercados digitales de segunda mano o en comunidades Buy Nothing, o que se desechan por completo.

En el último mes, más de una docena de sartenes Always (y una tapa sola) estaban disponibles en Facebook Marketplace en un radio de 160 kilómetros de Echo Park, en Los Ángeles, y casi dos docenas aparecieron en un radio de 160 kilómetros del barrio neoyorquino de Brooklyn. En Austin, Texas, casi 10 artículos de Caraway, otra empresa de utensilios de cocina que fabrica ollas y sartenes antiadherentes en tonos alegres, se podían comprar con grandes descuentos.

En el East Village de Manhattan, una olla de hierro fundido de la empresa Great Jones, cuyo precio de venta al público es de 180 dólares, se vendía “en perfecto estado” con un descuento de más del 25 por ciento, y había otras dos disponibles en las inmediaciones. Había un molde para pan de Great Jones en Nueva Jersey, otras dos ollas de hierro en el sur de California y una sartén de Great Jones en Maryland.

Aunque no es precisamente raro ver utensilios de cocina usados en ventas de garaje o tiendas de segunda mano, sí que llama la atención que estos productos hayan salido al mercado en los últimos cinco años, a menudo con largas listas de espera bajo una supertormenta de mercadotecnia aspiracional y color pastel.

“Veíamos siempre la misma fotografía de una mano bien manicurada con esmalte de uñas de J. Hannah sosteniendo un plato”, dijo Jo Ledda, una dietista de 33 años que codició la sartén Always después de verla en todas sus redes sociales. Ledda, que recibió una sartén Always como regalo en 2021, dijo que perdió su capacidad antiadherente en el primer mes de uso. Al final, la tiró.

Tosin Odugbemi Hoskins compró las ollas y sartenes antiadherentes de Caraway en 2021 en el color “crema” después de ver a influentes promocionándolas. “Alistaron a un ejército de personas para que te dijeran que era la mejor sartén del mundo”, relató. Al cabo de unos seis meses, el revestimiento antiadherente de cerámica empezó a deteriorarse.

“Era todo un baile”, dijo sobre el juego de cuatro piezas. “Tenía uno si quería hacer un filete, y otro solo para pescado o huevo”. Ella le daba lata a su novio —un chef— cuando él quería usar uno. En abril, Odugbemi Hoskins puso finalmente el juego completo a la venta por 50 dólares en Facebook Marketplace desde su casa de Millbrook, Nueva York.

Durante la pandemia, cuando las empresas de venta directa al consumidor estaban más preparadas que nunca para satisfacer a los compradores exactamente donde estaban —en casa frente a sus pantallas—, las baterías de cocina de empresas emergentes que adoptan la llamada estética milénial se pusieron de moda más rápido que una salsa de cerezas Jubilee. Por ejemplo, las ventas mensuales directas al consumidor de Caraway aumentaron un 390 por ciento de enero a mayo de 2020, cuando los consumidores estaban en gran medida confinados en casa.

La exclusividad fue a menudo parte del discurso. Un anuncio de 2020 describía la sartén Always de Our Place como una batería de cocina “favorita de culto, éxito de ventas y que induce a las listas de espera”. (Las limitaciones de la cadena de suministro durante la pandemia fueron en parte responsables de las listas de espera). La idea de que una vida estéticamente agradable estaba a solo una sartén de distancia era de vital importancia.

“El verdadero objetivo era transformar los productos físicos en personajes y amigos”, explicó Sierra Tishgart, fundadora y directora ejecutiva de Great Jones. “No es solo una sartén”, comentó refiriéndose a las brillantes sartenes antiadherentes de color caramelo de la empresa, disponibles por 40 dólares. “Es la bandeja santa”.

Los consumidores se creyeron la idea. “La sartén Always parecía que acortaba el camino hacia la edad adulta”, afirmó Ledda, que en aquel momento se sentía intimidada por marcas tradicionales como Staub, All-Clad y Le Creuset. También compró la “bandeja santa”, o Holy Sheet, de Great Jones en color “mora azul”. Mientras “intentaba quitarle la suciedad constantemente, como si fuese Sísifo, fue cuando se desprendió la pintura”, dijo. La tiró.

Algunos clientes insatisfechos describieron una desconexión entre la visión y la realidad. “Se llaman sartenes Always [‘siempre’ en inglés]”, dijo Katie Mui, de 34 años, que donó su sartén Always de edición limitada para el Año Nuevo Lunar después de que el interior se chamuscara y sus intentos de limpieza resultaran inútiles.

Pero ninguna batería de cocina es indestructible. Los revestimientos cerámicos antiadherentes —fabricados con mezclas a base de arena y comercializados como más seguros que el teflón— no están diseñados para soportar temperaturas muy altas ni para durar eternamente.

Algunos de los consumidores que se deshicieron de sus utensilios de cocina de venta directa al consumidor de la época de la pandemia han optado por marcas tradicionales. Después de donar su sartén Always, Mui volvió a Le Creuset, la batería de cocina que siempre había tenido, y Odugbemi Hoskins hace poco compró un juego de sartenes de hierro fundido de Smithey Ironware.

“Comercializan como artículo de lujo lo que habría sido un producto de Target, pero no es de lujo. Esa ha sido mi curva de crecimiento como mujer joven. Eso de pensar: ‘Voy a comprar esto y convertirme en una chica de moda’... ya lo superé un poco”, afirmó Odugbemi Hoskins.

Después de casi un mes en Facebook Marketplace, su juego de sartenes Caraway se vendió la semana pasada por 40 dólares. “Espero que les encante su nuevo hogar”, expresó.

c.2024 The New York Times Company