Cami, un vendaval trasandino que reconfigura el pop regional

Con dos álbumes exitosos y otro en camino que escribió en cuarentena, la cantante chilena Camila Gallardo, "Cami", es la protagonista de una carrera en ascenso meteórico. Con 23 años, la compositora que es canto de niña y grito rasgado, pop, folclore, balada y torbellino en escena, es la artista más escuchada de su país en las plataformas digitales.

Criada entre cuecas y otras fuentes de la música de raíz chilena, con su padre a la guitarra y su madre al piano, empezó a los seis años a adaptar el oído y ejercitar los pulmones. Cuenta que a veces llegaba a marearse por el ímpetu con que sacaba las notas de la flauta traversa, su instrumento junto a la guitarra. En la casa de campo donde se crió sonaban Violeta Parra, Mercedes Sosa, Víctor Jara y Chavela Vargas.

Camila bebe de aquellas voces y encarna una renovada rebeldía mientras lamenta cierta pérdida actual de la lírica frente al beat de géneros que, en gran medida, no la interpelan. Pone foco en letras que le escapan al amor romántico y habla de prejuicios, desigualdades, feminismo y libertades.

Nacida en Viña del Mar, Cami fue reconocida en el legendario festival trasandino con las Gaviotas de Oro y Plata. Nominada a dos Latin Grammy en 2019 en las categorías de mejor nueva artista y mejor álbum vocal pop tradicional, elegida principal figura en crecimiento por la revista Billboard y galardonada como mejor artista y por mejor canción en 2020 por "Aquí estoy" en los Premios Pulsar de su país.

Su salto a la popularidad llegó tras su destacada participación en 2015 en el reality The Voice en Chile, donde quedó segunda. "Soy la que perdió en un programa de cantantes", celebra en sus letras. Pero antes de eso, su fuerza interpretativa ya se abría paso en escenarios terrenales de los que quedan conmovedores registros, como una versión de "Gracias a la vida" que su padre grabó de una jovencísima Camila una década atrás.

Tras firmar con Universal Music, en 2018 lanzó su primer álbum, Rosa, el más escuchado ese año en Chile en Spotify y con éxitos como "Abrázame" o "Más de la mitad". Dos años después, llegó su segundo disco, Monstruo, en cuya producción trabajó con el productor argentino Sebastián Krys (radicado en Estados Unidos) y que incluye sencillos como "Aquí estoy", "La entrevista" o "Funeral", este último en colaboración con Wos.

A la espera de lanzar su nuevo material y después de su explosivo paso por el Cosquín Rock Festival Online -disponible en su canal de Youtube-, donde denunció que "en Chile se vulneran los derechos de las mujeres y hay impunidad para los violadores", la cantante dialoga con LA NACION desde Santiago en compañía de Eros, su perro.

-Anclado en la música popular y la tradición, el Cosquín Rock incorporó en sus últimas ediciones nuevos géneros y lenguajes. Es como si vos misma condensaras un poco de todo eso, incluso en tu propia voz. ¿Cómo llegaste hasta aquí?

-Siempre se escuchó folclore en mi casa, yo lo cantaba desde niña. Mis tíos abuelos tenían un conjunto de cueca y se bailaba, estaba la guitarra de nylon. Todo eso era una especie de templo en mi casa. "Querida Rosa" fue dedicado a mi bisabuela y es un tema súper folclórico que llegó al mainstream -abre su primer disco-. Eso es muy heavy para mí, llevar el folclore a mucha gente y como algo muy transversal. Siempre es necesario volver a la raíz. Y en Monstruo hay aún más bases afolcloradas, cuecas, sonidos de cumbia. Escribirlo y tocarlo es catárquico, y a veces me siento como un bebé todavía pero me subo al escenario y me transformo. Mucha gente me pregunta: ¿te imaginarías haciendo algo distinto, algo más del Top 50? Pero no, no puedo hacer otra cosa, no me sale del cuerpo.

A veces me siento como un bebé todavía pero me subo al escenario y me transformo

-¿Qué valorás del legado de las grandes voces latinoamericanas?

-Mercedes Sosa y Violeta Parra son dos referentes para mí. De Mercedes siento como si tuviera una caja en el pecho donde aloja todas las notas y la última es la que lanza. Escucho muchísimo a Mercedes y todas las notas que tira son tan maduras, están procesadas por su cuerpo y las tira con una elegancia y una naturalidad anormal. No conozco a otro artista con ese dominio. De Víctor Jara aprendí de su escritura, como referente social y musical que vivió y murió por la música.

.¿Cómo aprendiste a cantar?

-Sola. La flauta, que toco desde chica, me ayudó mucho. Me desarrolló el oído, la ventilación, la conciencia del diafragma. Desde muy pequeña fui muy consciente de esas cosas y entonces cantar se me hizo muy natural. Cantábamos con la guitarra en la tarde o con mi mamá sentada al piano, y los domingos todo el día. Con un profesor súper exigente aprendí solfeo y a leer partituras, pero siempre fui muy autodidacta. Me gusta googlear y leer a distintos profesores; soy muy 'matea' -estudiosa, en la jerga de su país-, leo papers, hago cursos en línea. Así desarrollé mi propia técnica de vocalización.

Sus ejercicios: Hacer abdominales y saltar a la cuerda mientras canta

Virtuosa en el canto, Camila afirma ser muy consciente "del poder del diafragma y la zona abdominal" y dice que concentra allí su fuerza. Cuando inicialmente se subía al escenario, a veces "hiperventilaba" y quería saltar y correr, pero para ello necesitaba "la bomba de aire fluyendo". Así empezó a hacer abdominales y planchas cantando y pronunciando el abecedario completo. "Eso lo mantengo y salto mucho a la cuerda y canto mientras salto, y así la bomba se acostumbra a que exista presión y las cuerdas vocales a que choque el aire sin que se desestabilicen para llegar a las notas altas súper claras. Cuando nuestro cuerpo está seguro de lo que hace, nuestra cabeza está tranquila y puede interpretar de manera fluida. También uso mucho una pajita metálica para vocalizar", cuenta.

-¿Qué experimentaste durante la creación de tu primer disco y el crecimiento hacia el segundo?

-Cuando hice Rosa descubrí que podía escribir canciones. Quería vomitar todas esas referencias que tenía, me permitió confiar en que podía hacerlo y apoyarme en mis bases sin tener miedo a no ser mainstream o a que la gente no me escuchara. Quería hacer lo que me nacía sin cambiar mi identidad y algo tan sagrado para mí como mis letras por los views. En Monstruo, me dije: voy a hacer algo desde mi raíz, desde lo que soy, y es un disco mucho más craneado. Y desde ahí seguí escribiendo, y lo que voy a lanzar próximamente, que estoy coproduciendo, tiene un hilo conductor, una historia, y está atravesado por el feminismo. Me tiene eufórica. Estos meses escribí muchísimo, y siempre están el cajón, el bombo sonando en mi cabeza, la guitarra.

El padrinazgo de Luis Fonsi, la amistad con Tini Stoessel y la complicidad artística con Wos

El paso televisivo de Camila por el programa de talentos The Voice en Chile pertenece a una etapa que la intérprete ha dejado atrás. Terminaba el colegio, sus padres se divorciaban y el "choque mediático" con el salto a la popularidad no fueron fáciles de asimilar. "Pasar del guitarreo en mi casa a estar en la exposición me hizo mal. La vida me dijo: ¿quieres esto? Ok, así es, así funciona. Estoy súper agradecida por la experiencia, obviamente, pero la tengo un poco bloqueada porque fue un año súper difícil para mí", señala.

En el certamen, Luis Fonsi apadrinó a la joven protagonista de estelares interpretaciones. El popular cantante representa hoy, para ella, "lo mejor de esa etapa", y de él, dice: "Ha sido un amigo increíble, hasta el día de hoy. A pesar de que somos artistas súper distintos, me ayudó a entender cosas de la industria que realmente nadie te dice".

La joven estrella mantiene también una gran amistad con Tini Stoessel y suele alojarse en su casa cuando visita Buenos Aires. "Es de mis mejores amigas de la vida. Hablamos todos los días. Tiene un lugar en mi corazón muy especial. Nunca pensé que iba a tener una amiga tan cercana en la industria. Martina ha sido un tremendo apaño emocional para mí. Juntas nos hemos dado mucho aguante y nos complementamos muy bien", afirma.

De la escena local, Camila también admira a Valentín Oliva, Wos, con quien ha colaborado en "Funeral". "Él es increíble, lo quiero mucho y tiene un talento que no existe en Latinoamérica hoy. Creo que los dos somos muy parecidos porque no pertenecemos a ningún género musical sino que pusimos todas nuestras referencias en una juguera y estamos armando algo a partir de lo que nos nace. Esa incomodidad dentro de la industria nos representa mucho a los dos. No nos ponemos ninguna etiqueta", señala.

Cami protagonizó su primer show propio en suelo argentino el año pasado, en La Trastienda y tenía prevista una fecha este año en el Gran Rex, postergada por la pandemia. Consume mucha música de este lado de la Cordillera y de los nombres que lleva escuchados en el último tiempo destaca a Usted Señalemelo, El Mató a un Policía Motorizado, El Kuelgue, Koino Yocan y el uruguayo Cardellino.

El feminismo y Chile hoy: "Tengo fe en mi generación"

La artista ha participado activamente en las movilizaciones masivas del año pasado en Chile, en las que se han cantado sus temas, y su voz cierra la versión colectiva de "El derecho de vivir en paz", el clásico de Victor Jara, presentada por los más destacados cantantes chilenos en 2019. También alza su voz contra la militarización del pueblo mapuche, la desigualdad de género y los femicidios.

Ella canta, dice, para procesar lo que vive. "En las letras tiene que haber empatía y para tener empatía hay que tener realidad, conciencia real de lo que pasa. En temas como «La entrevista», que es una crítica social súper fuerte, es lo que a mí me pasó cuando entré a la adultez, cuando choqué y me embarré en este mundo tan bizarro, raro y oscuro, cuando realmente empecé a entender cómo funcionaban las cosas y a ver que la realidad es muy distinta a la que me pintaron", señala.

Sobre la situación actual de su país, concluye: "Hay mucho que cambiar pero, como en el feminismo, me hace feliz que esto deje de ser tabú y que está siendo un tema de urgencia social. Hay una mentalidad muy distinta a las anteriores. No le tengo fe a los líderes que tenemos en Chile pero sí a una generación que está rompiendo con muchas de las cosas que venimos arrastrando".