¿Qué veo? Los protectores es una entretenida comedia que, como su trío de representantes ficcionales, tiene potencial para mucho más
Los protectores (Argentina/2022). Dirección y guion: Marcos Carnevale. Elenco: Adrián Suar, Andrés Parra, Gustavo Bermúdez, Jorgelina Aruzzi, Mey Scápola, Laura Fernández, Abril Di Yorio, Lautaro Rodríguez, Viviana Saccone, Yayo Guridi, Gabriel Schultz, Adriana Salonia. Disponible en: Star+. Nuestra opinión: buena.
Los proyectos a medida, como los trajes, tienen su cuota de riesgo. La confección de esa historia que calce a la perfección con las expectativas de sus responsables puede ser un arma de doble filo, porque es probable que en el camino queden elementos, hijos del riesgo, que habrían mejorado el resultado final pero no fueron tenidos en cuenta. Los protectores es uno de estos casos.
Amigos y socios por herencia recibida, Renzo “Mago” Magoya (Adrián Suar) y Carlos “Conde” Mendizábal (Gustavo Bermúdez) sienten que no están a la altura del legado paterno como representantes de jugadores. Y algo de razón tienen, porque la precariedad de su nómina habla por sí misma. Un hecho fortuito hace que un “Maradona” llamado Marcio Pérez (Lautaro Rodríguez) se enamore de la sobrina de Renzo. Sumarlo a los activos de la agencia es la luz al final del túnel para los amigos, aunque eso implique una asociación forzosa con Reynaldo “Colombia” Morán (Andrés Parra), actual representante del futbolista que no piensa perderse el negocio de una prometedora venta al exterior. Si en lo profesional el trío se presenta bastante alineado, también lo está en lo personal. De la peor manera.
Mientras Mago lidia con su separación, Colombia descubre que su mujer le es infiel y Conde busca la manera de congeniar tres matrimonios fallidos que se niega a soltar. Otra coincidencia que une al grupo. Por ahí anda también Paulita (Laurita Fernández, cada vez más y mejor asentada en la actuación), secretaria de la sociedad con baja autoestima, y enamorada de uno de sus jefes.
Planteado el punto de partida, los ocho capítulos de la primera temporada de Los protectores (ya está en marcha la segunda) pivotearán sobre estos temas, con las consabidas idas y vueltas que cualquier comedia que se precie ostenta, y no mucho más.
El elenco es el punto más fuerte de la propuesta. Imposible pensar en otro Renzo “Mago” Magoya que no sea Adrián Suar. El actor mantiene intacto al paso del tiempo ese timing perfecto para la comedia de situaciones. En este caso acompañado por un brillante Andrés Parra en su paso de la seriedad a la caricatura. Completa los vértices de este triángulo equilátero de amistad Gustavo Bermúdez, cuyo personaje es el cable a tierra y la voz de la razón. El actor -al que es un placer volver a ver en pantalla- contrarresta la estridencia de sus compañeros con un tono medido, cercano. La amalgama de los tres es perfecta, a tono con la dirección de Marcos Carnevale, que de género sabe. Y mucho.
Entonces, ¿dónde está el punto flaco de la serie? En aquello de buscar la comodidad antes que el riesgo. El guion realza el lucimiento de los actores mientras descansa en los lugares comunes del género, con algún que otro guiño a personajes o situaciones reales. La propuesta es entretenida y disfrutable, aun cuando es muy fácil adivinar lo que va a pasar. No hay sorpresa, y más cuando las “problemáticas” nacen, crecen, no se reproducen y mueren en los treinta y pocos minutos del episodio en cuestión.
Los protectores es un entretenimiento pasatista, que parece no tener mayores pretensiones que hacer divertir por un rato a quien lo vea. ¿Podría haber apostado más fuerte? Seguramente. Aunque con lo hecho alcanza para disfrutar de un proyecto donde cada segmento que lo compone está perfectamente integrado al resultado final. Como un traje a medida.