Un viaje a Brasil a través de la música: cinco discos para descubrir lo mejor de la cultura brasileña

Charly, Wos, Sorín, Louta y Caetano: registro de una noche inolvidable
Los lazos entre la cultura brasileña y la argentina también son personales y traspasan generaciones: en esta foto de 2019 se juntaron los músicos Charly García, Wos, Louta, el exfutbolista Juan Pablo Sorín y Caetano Veloso

Antigua colonia portuguesa, eximperio y hoy una federación de dimensiones continentales, Brasil es una tierra enorme y diversa, difícil de clasificar. Este 17 de septiembre celebra 200 años de su independencia, lo cual ocurrió un día como hoy en 1822. Desde entonces, la música ya era parte de Brasil: las canciones tocadas por esclavos africanos con percusiones aborígenes e instrumentos europeos dieron paso a la samba tradicional, que derivó en la bossa nova y allanó el terreno para que en los años 60 surgiese lo que se llamó Música Popular Brasileira (MPB).

En el día del bicentenario de la independencia brasileña, los porteños tuvieron la oportunidad de descubrir esta riqueza musical en el Celebra Brasil: un evento que se realizó en la Plaza Facundo Quiroga, cerca de El Rosedal, y que estuvo organizado por la asociación “Me Leva que Eu Vou”, que lleva más de veinte años dedicada a la promoción de la cultura popular brasileña en la Argentina.

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En la música, los lazos entre ambas naciones existen desde hace años, incluso más allá de los escenarios: Brasil fue muchas veces el destino de bandas como Serú Girán -el conjunto formado por Charly García, Oscar Moro, Pedro Aznar y David Lebón-, quienes grabaron su primer disco en San Pablo. Varios años después, la canción “O Tempo Nao Para” de Cazuza, el cantante del grupo Barão Vermelho, inspiró a Bersuit Vergarabat a adueñarse del tema con una versión semitraducida.

Hoy, en el día en que se celebra la independencia de Brasil, es una buena oportunidad para escuchar -quizás por primera vez- sonidos de esa tierra. Al romper la barrera del idioma y la rivalidad futbolera, aparecen íconos como el disco que desplazó a The Beatles del top de los rankings; y géneros tan distintos como la samba, el rock psicodélico y la bossa nova, pero en los nombres de artistas legendarios de Brasil como Caetano Veloso, João Gilberto y el grupo Tribalistas.

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La amistad entre los músicos argentinos y brasileros es de larga data (en la foto: Fito Páez y Caetano Veloso en los ochenta)

Cinco discos para descubrir la música popular brasileña

Getz/Gilberto - Stan Getz, João Gilberto, Vinícius de Moraes y Tom Jobim

En Nueva York, al saxofonista Stan Getz le decían “The Sound” (”El Sonido”). En su Bahía natal y en Río de Janeiro, pronto en todo Brasil, João Gilberto era llamado “O Mito” (”El Mito”). El primero era un músico reconocido de jazz que buscaba darle una lavada de cara a su género. El segundo, un guitarrista en ascenso dentro de su país que estaba explorando los límites de un nuevo tipo de música, derivado de la samba, junto a otros como el pianista Tom Jobim y el poeta Vinicius de Moraes.

El saxofonista había tenido un primer acercamiento al sonido esencialmente carioca en su disco de 1962, Jazz Samba. El álbum vendió un millón de copias y despertó interés en el género, pero su productor, Creed Taylor, sentía que los músicos norteamericanos no lograban reproducir ese ritmo que lo fascinaba. Entonces, después de ver un concierto de Gilberto y Jobim en el Carnegie Hall, los juntó con Getz para grabar un disco en el que se fusionara la bossa nova y el jazz.

El resultado del encuentro entre “El Sonido” y “El Mito” fue Getz/Gilberto: un disco cálido y de producción prístina que desplazó al disco de The Beatles A Hard Days Night en el número 1 de Billboard, popularizó la bossa nova a nivel global y arrasó en los Grammy de 1965, donde ganó en las categorías Mejor Álbum del Año, Mejor Cantante y Mejor Guitarrista.

João Gilberto con Gal Costa, que grabaría una versión de Garota de Ipanema, uno de los temas más interpretados de la historia
João Gilberto con Gal Costa, que grabaría una versión de Garota de Ipanema, uno de los temas más interpretados de la historia

Según la periodista brasileña radicada en la Argentina Leticia Navarro, quien difunde la música de los artistas de su país en nuestra tierra a través del programa Aires do Brasil, Getz/Gilberto es “el símbolo de la música brasileña en términos de reconocimiento mundial”. Navarro también recuerda que Jobim, Gilberto y Moraes vivieron en Rio de Janeiro, “una cuna importante para la bossa nova”.

Además del talento de cada integrante de la banda, a la que se sumaron Milton Banana en percusión y Sebastião Neto en contrabajo, otro de los grandes aciertos del disco fue el debut como cantante de Astrud Gilberto (por entonces, esposa de João) en las dos canciones que exportaron la bossa nova a todo el mundo: “Corcovado” y la inmortal “Garota de Ipanema”, una de los temas que más veces fueron grabados de todos los tiempos.

Construção - Chico Buarque

El mismo año de 1971 en que Brasil festejó sus 149 años de independencia bajo un gobierno militar, Chico Buarque publicó Construçao, su doceavo disco, aunque sólo tenía 27 años. Antes había sido el joven guitarrista que daba bien para los pósters por sus ojos color agua marina. Después, se volvió una persona de interés para los gobiernos militares del período 1964-1983, especialmente mientras el presidente de facto fue Emílio Garrastazu Médici (1969-1974).

El cantante se pronunciaba públicamente en contra de la política de derechos humanos y del modelo económico de la dictadura: señalaba los peligros ecológicos de las obras faraónicas, el dolor de los brasileros en el exilio y la falta de sentido que el artista daba al modelo de vida productivista desplegado por la propaganda oficial.

En “Deus lhe pague” (Dios le pague), la canción que abre Construçao, Buarque agradece irónicamente al régimen “por ese pan para comer, por esa cama para dormir/El certificado para nacer, la concesión para sonreír/ Por dejarme respirar, por dejarme existir/ Dios le pague”. La música es una samba progresiva, que avanza hacia el climax total con un riff de bajo frenético.

En Construçao, Chico Buarque le cantó a los estragos de la dictadura y el capitalismo en su país
En Construçao, Chico Buarque le cantó a los estragos de la dictadura y el capitalismo en su país - Créditos: @Mondadori Portfolio

La canción homónima del disco condensa el sentimiento opresivo que transmite por momentos la obra al abordar la peligrosa existencia de un obrero durante el gobierno militar: “Amó aquella vez como si fuese la última/Besó a su mujer como si fuese la última/ Y a cada hijo como si fuese el único/ Y atravesó la calle con su paso tímido/Subió a la construcción como si fuese máquina/ Irguió en la base cuatro paredes sólidas”. Construçao, compuesta de 17 versos que finalizan todos con palabras esdrújulas, fue votada por la Rolling Stone como la mejor canción brasilera de todos los tiempos.

Transa- Caetano Veloso

Desde Domingo, su debut con Gal Costa en 1965, Caetano Veloso ha sido una figura central en la música brasilera e indispensable para contar su evolución. Si Transa es el disco seleccionado en esta lista, es sólo porque representa como ningún otro un sentimiento brasilero intraducible: la saudade.

Es un concepto difícil de abordar, pero que siempre se relaciona con la distancia o la pérdida de algo amado, con la nostalgia. No es de extrañar que Transa refleje ese sentimiento, porque fue grabado lejos del país de origen del músico en medio de un penoso exilio.

En 1969, Veloso y Gilberto Gil tuvieron que irse de Brasil. Los dos habían pasado 14 días detenidos en diciembre de 1968, acusados de pertenecer a la subversión contra el régimen militar. Las pruebas eran falsas, aunque ambos habían participado en manifestaciones contra la dictadura, y al ser liberados fueron deportados a Bahía, última escala antes del viaje forzado que los llevaría a la otra capital musical que reconocían además de su propia tierra: Londres.

Caetano Veloso se luce en Meu coco, su primer disco con canciones nuevas en casi una década

Allí vivieron en comunidad con otros exiliados, grabando canciones sobre la nostalgia y participando de show en vivo como la edición de 1970 del Festival de la Isla de Wight, compartiendo cartel con The Doors, Leonard Cohen y Joni Mitchell.

La palabra Transa, que puede significar tanto un intercambio material o sexual, fue usada en el título para aproximarse a la esencia del álbum que, como el movimiento tropicalista que Veloso había fundado, buscaba unir la música brasilera con el pop inglés y estadounidense, algo que el músico logró en este disco que permanece como uno de sus favoritos personales.

Maior Abandonado- Barão Vermelho

Al igual que en la Argentina, la década del 80 trajo para Brasil una decadencia incuestionable del modelo militar autoritario y una consiguiente apertura cultural. En este contexto de renovación surgió Barão Vermelho.

Su cantante fue un carioca de nombre Agenor al que todos llamaban Cazuza, un chico rubio, abiertamente bisexual, que se sacaba en el escenario cantando poemas al desenfreno para las músicas compuestas por el guitarrista Roberto Frejat.

Leticia Navarro cuenta que Cazuza “más que un cantante fue considerado un representante de una generación por su poesía y su irreverencia en sus letras”, en las que “hablaba del desencanto por la sociedad brasilera en la década del 80, y una crítica generalizada al sistema político”.

Maior Abandonado fue el tercer disco del grupo, el que explotó en las radios del país con canciones exitosas como la que da nombre al álbum, el hit “Bete Balanço” o “Por Que a Gente e Assim”. No todo fue éter: se vendieron más de 100.000 copias del disco sólo en los primeros seis meses.

El éxito del disco y el grupo culminó el 20 de enero de 1985, cuando Barão Vermelho cerró la primera edición del festival Rock in Rio después de 9 días en los que habían participado bandas y solistas como Queen, Ozzy Osborune, Rod Stewart, Yes y AC/DC.

Tribalistas - Tribalistas

Durante más de quince años, Tribalistas fue un grupo que había dicho todo en un solo disco. Aunque la grabación de esta obra empezó oficialmente en febrero de 2002, se asentaba sobre la amistad y afinidad artística de Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown, tres músicos con carreras que ya estaban consolidadas al momento de encarar el nuevo proyecto.

Arnaldo Antunes, Marisa Monte y Carlinhos Brown
El grupo Tribalistas (Arnaldo Antunes, Marisa Monte y Carlinhos Brown) en su recital del Luna Park de 2019; Monte tocará como solista el 23 de este mes en el Gran Rex - Créditos: @Santiago Filipuzzi

Marisa Monte, carioca, tenía una trayectoria de más de 12 años en la que había editado 5 discos que mezclaban temas propios con versiones de las grandes voces de la MPB; Antunes había sido parte de la banda paulista Titãs, una de las más populares de la década del 80 en Brasil, y Carlinhos Brown era el fundador de la Timbalada, un grupo de percusión con ambiciones de proyecto social que hasta el día de hoy sigue activo en Salvador de Bahía.

En el verano de 2002, los tres se juntaron en la casa de Monte en Rio de Janeiro y compusieron 20 canciones. La grabación fue rápida, con solo un día para cada canción de lo que iba a ser su primer disco: Tribalistas, también nombre del proyecto y de una de las canciones del álbum.

El éxito contemporáneo al nuevo milenio los hizo renovadores del género: Leticia Navarro cuenta que “Tribalistas fue considerado una nueva MPB pero con este color globalizado donde tiene la raíz de los ritmos brasileños pero mezclado con lo electrónico, con la influencia del pop”. De alguna forma, sostiene “Podríamos considerar que la nueva generación del género viene de la mano de Tribalistas”.

Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown llegarán por primera vez a nuestro país para presentar su último disco, en el Luna Park
Marisa Monte, Arnaldo Antunes y Carlinhos Brown se reúnen ocasionalmente para relanzar Tribalistas; la última vez fue en 2019

Los premios Grammy de 2003 los encontraron nominados en 5 categorías: Grabación del año (por “Já sei namorar”), Álbum del año, Mejor álbum pop contemporáneo brasilero, Mejor producción y Mejor canción brasilera, también por Já sei namorar.

Antunes, Brown y Montes se llevaron a casa, o se repartieron, el premio al Mejor álbum de pop contemporáneo en Brasil, un título que tal vez ya les había dado el millón de copias del disco que llevaban vendidas en su territorio.