La vida de Shelley Long después de 'Cheers' distó mucho de las risas contagiosas en la serie

Hablar de los años 80 implica una parada casi obligada en la televisión. Y con ella, una mención especial a una de sus series icónicas, Cheers. Más de cuatro décadas después de su apoteósico estreno en medio mundo, sigue estando entre las grandes glorias de la caja tonta. Cuántas risas en aquella barra de bar y cuánta tensión sexual no resuelta entre sus protagonistas Ted Danson y Shelley Long… Un panorama absolutamente ficticio que nada tenía que ver con la cruda realidad detrás de cámaras ni con la vida de la actriz. Porque mientras más carcajadas arrancaba Diane Chambers del espectador, más grande era la pesadilla en el set con sus compañeros.

Las risas de Shelley eran de cara a la galería, pues su paso por la serie y las vivencias después de ella fueron de todo menos divertidas.

Cheers Episodio 8 -- Emitido 11/24/1983 -- Pictured: Shelley Long como Diane Chambers (Photo by NBCU Photo Bank/NBCUniversal via Getty Images via Getty Images)
Cheers Episodio 8 -- Emitido 11/24/1983 -- Pictured: Shelley Long como Diane Chambers (Photo by NBCU Photo Bank/NBCUniversal via Getty Images via Getty Images)

¿Cómo olvidar aquellos días frente al televisor disfrutando de Cheers junto a mi familia? Aquello era cita obligada, como ver el Un, dos, tres. Había tan solo dos canales en España, la 1 y la 2 , pero la oferta era de cinco estrellas. Entre las favoritas siempre estuvo esta serie americana cuyas historias giraban alrededor de la barra de un bar. Las risas estaban garantizadas, así que allí estábamos todos esperando ver a Rhea Perlman en su personaje de Carla, una camarera muy borde que tenía a todos a raya; o a George Went en su caracterización de Norm, siempre sentado en la barra contando sus batallitas. Pero era la relación de amor odio entre Ted y Shelly, o mejor dicho Sam y Diane, lo que nos tenía enganchados a la pantalla chica.

Ese sí pero no y sus constantes tiras y aflojas era el gancho principal de este conglomerado de historias, a cada cual más divertida. Los guiones eran pura comedia, tanto, que todavía tengo grabados los dolores de estómago de tanto reír. Aquello sí eran carcajadas. Curiosamente, y para mi tristeza, eso que nos provocaba tanta risa era pura ficción. El buen ambiente se limitaba a la escena pues, tal y como nos hemos enterado después, detrás de ellas se vivía un mundo radicalmente opuesto. Y la razón principal apunta a su protagonista, Shelley Long. Aunque durante un tiempo se mantuvo oculto para que la serie siguiera rodando y no se viese afectada, fue con su salida que explotó la bomba.

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Después de cinco temporadas, en 1987, Shelley terminó su contrato y abandonó la serie en su pico más alto dejando a todos en paños menores. Nunca nadie habló claro de la razón de su marcha ni dio ejemplos exactos de lo que ocurría en el set, pero los comentarios en entrevistas posteriores de productores y actores como el propio Ted dejaron muy claro lo que se cocía entre bambalinas.

Richard H. Frank, ejecutivo de primera línea de la serie lo dejó muy caro en una conversación con The Television Academy Foundation. “No queríamos perder a Shelley pero era hora de hacerlo, no era nada placentero lo que allí estaba pasando… Era alguien con quien era muy difícil de trabajar”, dijo en esta charla años después. Frank aseguró que fue una decisión de ambas partes, la de la actriz para proseguir con sus proyectos en el cine, y por parte de los productores para poner punto final a una etapa de estancamiento. Tanto conflicto no llevaba a buen puerto y empezaba a afectar al producto en sí mismo. “La tensión llegaba a un punto en que ya no interactuaban entre ellos, así que las cosas divertidas ya no lo eran tanto”, reconoció.

Y así, Shelley puso punto y final a una de las mejores etapas profesionales de su vida con la ilusión de comenzar una carrera brillante en el celuloide. Algo que, como suele ocurrir en estos casos de éxitos televisivos, nunca llegó. Aunque hizo alguna que otra película para la pantalla chica y llegó a protagonizar con Tom Hanks la divertidísima Esta casa es una ruina, nada volvió a ser lo mismo en su carrera. Ella es uno de los muchos ejemplos en el que su personaje estrella se tragó a la actriz para nunca más volver a brillar igual.

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Cheers -- "Little Sister, Don't Cha" Episodio 2 -- Emitido 10/13/1983 -- Pictured: (l-r) Ted Danson como Sam Malone, Shelley Long como Diane Chambers (Photo by Ron Tom/NBCU Photo Bank/NBCUniversal via Getty Images via Getty Images)

Sus apariciones eran cada vez más escasas y aquella actriz de sonrisa perenne que tanto nos entretuvo, empezó a convertirse en eso, en un vago y bonito recuerdo. Su partida de Cheers no supuso el fin de la serie a pesar de los miedos de los creadores y actores. Se les iba un baluarte, pero, cosas de la vida, llegó Kristie Alley, quien, pese a los miedos y expectativas, estuvo más que a la altura. La sitcom duró 5 años más y en su último episodio en Estados Unidos, el 20 de mayo de 1993 fue sintonizado por más de 40 millones de personas. Y no solo eso, a día de hoy, el final de Cheers sigue siendo el segundo final más visto de todos los tiempos, después de M*A*S*H.

Cuando esto pasó, Shelley ya andaba en otras cosas, sobre todo, centrada en su familia. Casada con Bruce Tyson, con él había formado su familia y encontrado la estabilidad emocional tan difícil de lograr en ese lugar llamado Hollywood, parecía feliz y completa. Sin embargo, su vida daría un giro trágico cuando en 2003, la pareja anunció su divorció después de 22 años de matrimonio y una hija en común, Juliana. Un año después de la separación, los titulares de periódicos y revistas norteamericanas compartían la triste noticia del ingreso hospitalario de la actriz tras una supuesta sobredosis de barbitúricos en un intento de quitarse la vida.

Fuentes allegadas a la intérprete aseguraron a diferentes medios que había caído en una profunda depresión tras su separación.Durante 18 meses ha ido de mal en peor en su depresión. Es como ver a alguien caer de un acantilado; recogió en 2004 el periódico New York Post. Los rumores apuntaban a que la ganadora de un Emmy y dos Globos de Oro había perdido las ganas de vivir. Según fuentes cercanas consultadas por The Sun en aquel momento, Shelley casi no comía, había perdido peso y pasaba largas temporadas metida en la cama. "Es muy triste ver a esta mujer que solo tiene 55 parecer que tiene 90" dijo un amigo.

En aquel momento, la actriz estaba viviendo sola después de tener que abandonar su casa en Hollywood tras venderla por el divorcio. "La última vez que vi a Shelley, no podía creer cuanto peso había perdido" dijo un amigo en las mismas declaraciones (que podemos encontrar en el sitio Suicide). "Es tan delgada. Ya nunca parece feliz. No parecer ser ella misma".

El escándalo mediático hizo que su representante saliera a la palestra y diera unas explicaciones, poco creíbles, sobre su intoxicación. “Shelley se tomó una pastilla extra para su espalda, la cuál se dañó cuando se cayó en el set de Cheers hace muchos años. Tuvo una reacción… Pero ya está en casa y está bien”, recogía el comunicado publicado por People.

Dos años más tarde, Long habló de lo sucedido en el programa de televisión Extra (vía Wenn). "Estoy muy bien. Todos tenemos nuestras luchas. Tenemos esos días en los que tenemos que poner un pie delante del otro y esperar poder poner un pie delante del otro. He tenido algunos de esos días en los últimos dos años y todavía los tengo (pero) estoy aguantando. Puedo ver la luz al final del túnel".

Sin embargo, si ya antes sus apariciones en televisión y en el cine eran contadas, a partir de este momento lo fueron mucho más. Lo más destacable fue su intervención en la exitosa serie Modern family entre 2011 y 2018, en la que interpretaba a DeDe Pritchett, la mamá de Claire y Mitchell, cuyo papel terminó al fallecer en la ficción. Aparte de eso, poco más. Sus intervenciones en entrevistas también han sido muy contadas. Una de las más relevantes fue la reunión de los actores de Cheers en 2016, un encuentro en el que, al menos aparentemente, se veía cómoda con sus compañeros a pesar de lo vivido 4 décadas antes. Lo que pasó en el set, se quedó en el set y parece que el hacha de guerra ya estaba enterrada.

Lo que tanto Shelley como Ted han confesado en entrevistas por separado es que jamás harían ni participarían en un reboot de la serie. “No va a pasar, al menos por mi parte”, respondió Shelley al programa KTLA 5 Morning News, en 2017. ¿Ni siquiera un cameo? “No, para nada”, afirmó categóricamente. Su contraparte masculina hizo y dijo lo propio. “Interpretar a Sam fue una condena para mí por mucho tiempo”, confirmó Ted según recogió en su momento The Hollywood Reporter.

Cheers hizo muy felices a los telespectadores pero no tanto a sus protagonistas quienes, pese a todo, desarrollaron un trabajo de culto en el mundo de las series y con unos resultados casi, casi irrepetibles. Pero ese éxito arrollador también fue una letra escarlata para su protagonista, quien nunca más volvió a brillar con tanta fuerza. Es lo que tiene el encasillamiento y los booms fulminantes, opacan todo lo demás.

UNIVERSAL CITY, CA - NOVIEMBRE 03: La actriz Shelley Long visita Hallmark's
UNIVERSAL CITY, CA - NOVIEMBRE 03: La actriz Shelley Long visita Hallmark's "Home & Family" en Universal Studios Hollywood el 3 de noviembre de 2017 en Universal City, California. (Photo by David Livingston/Getty Images)

A día de hoy, Shelley Long es una mujer de 72 años que vive en Los Ángeles y se mantiene absolutamente alejada de aquellos focos que un día la convirtieron en uno de los iconos de los 80. Ni su retiro ni su alejamiento de la televisión borrarán jamás las risas y los buenos momentos que regaló al público con Diane en Cheers. Eso es, y será siempre, historia de la televisión.

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