Viggo Mortensen reivindica a la mujer en un western rodado en México

No es simplemente el actor que se hizo conocido a lo largo y ancho del planeta por su interpretación del combativo Aragorn en la saga de “Lords of the Rings”, ni el que recibió nominaciones al Oscar por su participación en películas tan aclamadas como “A History of Violence” (2005), “Captain Fantastic” (2016) y “Green Book” (2018).

Aunque sucedió de manera tardía, en la actualidad, Viggo Mortensen es un director de cine hecho y derecho que escribe además los guiones de las películas que realiza en el puesto principal, algo que, hasta el momento, se había plasmado únicamente en “Falling” (2020), cinta que lo encontró en el papel de un hombre gay que tenía que lidiar con la demencia de su padre homofóbico.

Ahora, Mortensen retoma la faceta de cineasta en un largometraje que lo tiene también delante de la cámara, pero que le ofrece realmente protagonismo a la luxemburguesa Vicky Krieps, quien interpreta a Vivienne Le Coudy, una mujer franco-canadiense de fines del siglo 19 que, luego de mudarse con su nuevo esposo danés Holger Olsen (Mortensen) al desierto de Nevada, tiene que enfrentarse al acoso inclemente de Weston Jeffries (Solly McLeod), el sádico hijo de un ranchero corrupto.

Lo interesante del caso es que, a diferencia de “Falling”, que era un drama urbano, contemporáneo e íntimo, “The Dead Don’t Hurt” (disponible en salas a partir del viernes) es un western. Y aunque no es un western estrictamente clásico -por motivos que analizaremos más adelante-, sí tiene elementos del género en su versión más tradicional, como un nivel de producción mucho mayor que el la película anterior, un reparto definitivamente más grande, una serie de paisajes naturales impresionantes y, por supuesto, varios duelos a punta de pistola.

Cambio de rumbo

“Cuando empecé a escribir esta historia, no sabía que iba a ser un western”, nos dijo el intérprete y realizador neoyorquino de ascendencia danesa durante una reciente entrevista por Zoom que nos conectó con su casa en Madrid y que se hizo completamente en español, ya que, además de estar casado con la reconocida actriz catalana Ariadna Gil, él mismo vivió en Buenos Aires entre los 2 y los 11 años de edad.

“Inicialmente, era la historia de una mujer independiente, algo terca, libre de pensamiento y, dentro de las limitaciones de su época, libre también en sus movimientos”, prosiguió nuestro interlocutor. “Pensé que sería más interesante para el personaje exponerlo a un desafío mayor llevándolo al oeste norteamericano de la época, que era una sociedad casi sin leyes, dominada por unos pocos hombres poderosos y sin escrúpulos, dispuestos siempre a utilizar la violencia para conseguir lo que querían”.

Visualmente, Mortensen quería respetar los códigos del western clásico, es decir, el empleo de una fotografía simple y elegante y el respeto por los detalles de la época, incluso en lo que tiene que ver con la arquitectura, el vestuario, las armas y hasta los elementos decorativos. En medio de esta reconstrucción tan minuciosa, los sucesos que se cuentan alcanzan un incuestionable sentido de autenticidad.

“Cuando era niño y veía películas que estaban bien hechas, quería estar ahí o me preguntaba lo que haría en una situación como la que se mostraba, pese a que no entendía cómo se hacía eso”, retomó el entrevistado. “Vamos al cine con el deseo de salir de viaje, de ser transportados, de ser inspirados, de ver algo distinto a nuestras vidas, pero que se pueda relacionar de alguna manera con lo que nos pasa”.

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Ni de aquí, ni de allá

Es también interesante que la cinta tenga como protagonistas a dos inmigrantes que se aman pero que terminan teniendo perspectivas distintas sobre los roles que deben cumplir en la vida. Mientras que Vivienne insiste en la necesidad de proteger a los suyos, Holger cree estar plenamente incorporado a la sociedad estadounidense y se encuentra dispuesto a demostrarlo como combatiente.

“Hay algunos westerns donde se oyen acentos, incluso idiomas que no son el inglés, o al menos el inglés estadounidense; pero, por lo general, los personajes principales [en el género] son anglosajones nacidos en Estados Unidos”, retomó Mortensen. “Vivienne y Holger no son los únicos que no tienen el inglés como primer idioma; también está Claudio, el pianista de la cantina, que es de España y que se ha afincado en este pueblo por amor a su hija”.

“Para mí, era sumamente importante mostrar la diversidad cultural, lingüística y racial que existía entonces, incluso en el oeste y en sitios menos poblados de Estados Unidos, porque es un reflejo de la realidad histórica”, se extendió el cineasta. “Eso era tan importante como los demás detalles de época”.

En sus palabras, lo que quería era presentar un microcosmos de la sociedad estadounidense de esos tiempos. “Hoy en día, como pasaba entonces, solamente la gente nacionalista habla de ‘Estados Unidos para los estadounidenses’ o de ‘España para los españoles’, que es lo que siguen diciendo los blancos cristianos, pese a que esa no ha sido la realidad”, remarcó.

Fuera del conflicto

Al sumarse a la Guerra Civil como soldado, Holger deja prácticamente a su mujer a la merced de Weston, pese a que lo hace para defender una causa justa: la lucha contra los esclavistas sureños. Sus acciones se refieren también de manera discreta a lo que ha sucedido siempre con los integrantes de minorías que arriesgan sus integridades físicas para ponerse al servicio de situaciones bélicas que no les corresponden directamente.

“Hay mucha gente como él; hoy en día, existen personas que no son de Ucrania, pero que se han ido a ese país para luchar [contra los rusos]”, detalló Mortensen. “Muchos van por razones morales, como pasó con los extranjeros que fueron a España durante la guerra civil de los años ‘30”.

“Aún así, en mi opinión, toda guerra es un error, por muy nobles que sean sus causas”, advirtió a continuación. “Tiene consecuencias drásticas no sólo para los que luchan, mueren, son heridos o tienen que convivir con haber matado a otros, sino también para todos sus conocidos, para sus familias, para la Naturaleza y para la sociedad entera”.

“The Dead Don’t Hurt” se abre con una escena típica de las películas de vaqueros: el villano sale de una cantina y mata a dos sujetos a mansalva. Más adelante, vemos a un tipo que es colgado del cuello hasta morir. Pero la violencia explícita no es constante, ni mucho menos, lo que tiene que ver sin duda con una decisión narrativa por parte de Mortensen.

“A mí no me gusta que el director, el fotógrafo o el compositor me subrayen lo que tengo que pensar y sentir”, nos dijo. “Es igual de importante, y a veces más, lo que no se muestra y lo que no se dice. Hay una escena en particular donde hay una agresión, pero lo que vemos son las consecuencias; y al ver esas consecuencias, el espectador se plantea imágenes más terribles de las que yo hubiera podido filmar”.

Estado de tranquilidad

De todos modos, la cinta tiene algunas escenas de acción muy bien desarrolladas, lo que tuvo que representar un reto para un actor y cineasta que no había creado hasta ahora nada semejante, pese a que participó como intérprete en westerns como “Hidalgo” (2004) y “Appaloosa” (2008).

“He tenido la suerte de trabajar a lo largo de varias décadas con buenos directores, hombres y mujeres que saben lo que hacen, que saben rodar ese tipo de escenas”, explicó nuestro interlocutor. “Y también he participado como actor en esos trabajos, casi en calidad de especialista, porque me crié montando caballos en la provincia de Buenos Aires y en el norte, en el Gran Chaco”.

Más allá del empleo ocasional de locaciones canadienses, la mayor parte de la película se filmó en el estado mexicano de Durango, ocasionando con ello que casi todo el equipo técnico fuera del mismo país. Debido al fenómeno del narcotráfico, la situación en los estados aledaños es sumamente peligrosa, lo que ha hecho que esta región sea prácticamente un oasis en medio del caos reinante.

“Es una situación que no se mantiene estable; desde que rodamos, han cambiado las cosas”, manifestó Mortensen. “Yo quería estar seguro de que el equipo y los actores no tuvieran miedo, que pudiéramos rodar tranquilamente, y eso es lo que sucede actualmente en muchas partes de Durango”.

“Pero elegimos ese estado como lugar principal para nuestro rodaje por la gran variedad de paisajes que tiene; llanuras, desierto, cañones, cataratas, sierra, alta montaña, bosques… mucha diversidad”, describió.

En realidad, nuestro entrevistado favorecía originalmente a Sonora, donde había encontrado parajes maravillosos que pretendía usar; pero sus lugares favoritos se encontraban severamente distanciados, lo que hubiera complicado mucho el desarrollo de una filmación que no contaba ni con el tiempo ni con el presupuesto necesarios para extenderse demasiado.

“Durango era mucho más práctico, porque tiene además una historia con el cine internacional durante los años ‘60 y ‘70, cuando fue escenario de muchos westerns conocidos”, precisó. “Pero usamos varias ocasiones donde no se ha filmado nunca, lo que le permitirá al espectador ver paisajes que no ha visto ya 20 mil veces”.

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Aragorn y Milei

En estos días, varios medios informativos han estado hablando de la posibilidad de que Mortensen vuelva a interpretar a Aragorn en la pantalla grande debido al reciente anuncio sobre la realización de “The Hunt for Gollum”, una nueva producción vinculada a “The Lord of the Rings” que estaría dirigida por Andy Serkis.

Sin embargo, cuando le preguntamos por ello, el actor y director aseguró no saber nada del asunto. “No estoy enterado; no sé lo que están haciendo”, respondió de manera escueta.

¿Hay gente que está hablando de más, o se trata de gente que está más enterada de estas cosas que tú?, le insistimos. “No sería la primera vez que estuvieran más enterados que yo”, sentenció.

Como Mortensen tiene fuertes lazos con Argentina y pasa mucho tiempo en España, no podíamos dejar que se marchara sin pedirle su opinión sobre los fuertes desacuerdos actuales entre los presidentes Javier Milei (del primer país) y Pedro Sánchez (del segundo).

El actor y director durante su visita al Festival Internacional de Cine de Toronto, el 9 de septiembre del 2023.
El actor y director durante su visita al Festival Internacional de Cine de Toronto, el 9 de septiembre del 2023. (Jay L. Clendenin/Los Angeles Times)

“A mi parecer, las complicaciones las pone una persona, que es Milei”, nos respondió. “Es un tipo que busca armar líos. Para mí, es un poco payaso; representa a la gente que está detrás de él y que saca provecho del caos que provoca con sus actos y con sus palabras”.

“Son unos pocos; parece que la historia no cambia, como si estuviéramos hablando de nuestra película”, prosiguió. “Son unos cuantos seres humanos sin escrúpulos, que tienen poco o nada de vergüenza. O sea, lo que les importa es lograr sus objetivos sin pensar mucho en el pueblo, por mucho que digan que son patriotas y que están mejorando el país”.

En todo caso, y para regresar al tema central de este artículo, “The Dead Don’t Hurt” es una película en la que se insinúa que, incluso en medio de las mayores adversidades, es posible actuar de manera correcta y no convertirse en el villano de la historia.

“Es el tema de siempre, ¿no? ¿Cómo te gustaría que te trataran a los demás? Y si te importa, ¿cómo quieres ser recordado? ¿Cuál es tu legado como ciudadano? ¿Por quién votas y por qué? ¿Votas? Y si no, ¿por qué no lo haces? Yo creo que el ciudadano informado y comprometido es el arma más importante de la democracia”, concluyó Mortensen.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.