Desde la última vez que nos vimos es un retrato deslucido de un amor marcado por los desencuentros

Desde la última vez que nos vimos, drama romántico signado por los obstáculos
Desde la última vez que nos vimos, drama romántico signado por los obstáculos

Desde la última vez que nos vimos (Argentina/2023). Dirección y guion: Matías De Leis Correa. Fotografía: Evelyn Flores. Edición: Florencia Michelesi. Música: Fernando A. Nazar. Elenco: Patricio Arellano, Esteban Recagno. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: Cine Tren. Duración: 82 minutos. Nuestra opinión: regular.

Dentro del actual panorama del cine queer, aquel que retrata historias de la comunidad LGBTQI+, Desde la última vez que nos vimos, el drama romántico de Matías De Leis Correa, representa un intento noble, aunque fallido, de abordar un vínculo entre dos hombres que se reencuentran luego de varios años sin verse (y con un proceso de duelo mediante). Víctor (Patricio Arellano, quien además interpreta la canción original del largometraje, “¿Qué es todo este dolor?”) es una persona pragmática, resolutiva, que se aboca estrictamente a su trabajo, relegando su vida personal a salidas de una noche que no impliquen compromiso alguno.

Si bien él parece estar cómodo dentro de esa estructura, luego se irá develando el verdadero motivo detrás de su manera de relacionarse con hombres y mujeres: un miedo subyacente a exponerse y salir lastimado. Se trata de un cliché que uno podría pasar por alto si no fuera porque durante todo el film se van superponiendo otros lugares comunes con una solemnidad sumamente llamativa que hace que el relato pierda cualquier atisbo de naturalidad. Todo parece forzado, extremadamente calculado, poco sentimental.

El conflicto surge cuando Víctor se cruza con ese viejo amor de su juventud, David (Esteban Recagno), con quien no pudo vivir una historia de amor libre y sin prejuicios. Desde esa última vez que se vieron pasaron quince años y, sin embargo, ambos cargan con el pasado en los hombros. Mientras que Víctor conserva un enojo por lo que pudo ser y no fue, David se autoconvence de que estar casado con una mujer es lo mejor para un presente en el que, en realidad, se le presentan otras necesidades, como aprovechar el tiempo con Víctor, con quien entabla una relación paralela. El hombre se muestra despreocupado por el efecto que tiene su accionar en ese hombre al que ya lastimó en una ocasión, lo que provoca inevitables fricciones, discusiones que llegan a destiempo.

Desde la última vez que nos vimos llega al Gaumont este jueves
Desde la última vez que nos vimos llega al Gaumont este jueves

La película nos muestra a los protagonistas en diferentes encuentros, pero los diálogos entre ambos son poco inspirados, sin ritmo alguno, sin urgencia narrativa. El director, también guionista del film, considera que toda charla mundana tiene que ser interesante para el espectador, por lo que su historia se vuelve un tanto banal, desprovista de emoción, con esos hombres como figuras unidimensionales a las que no se logra conocer en profundidad.

Por otro lado, por tratarse de una producción queer, el largometraje navega tímidamente tópicos vinculados a la diversidad sexual y, cuando lo hace, apenas acaricia la superficie con frases del estilo “no me gustan las etiquetas”, una forma un tanto elegante de eludir la problemática de David, cuya homofobia internalizada no es explorada. Como consecuencia, su realidad gris es desestimada, como si esta no existiera, como si la única preocupación del personaje fuese el no ser descubierto por su esposa, cuando lo verdaderamente significativo es que no quiere conocerse a sí mismo.

Patricio Arellano y Esteban Recagno en Desde la última vez que nos vimos
Patricio Arellano y Esteban Recagno en Desde la última vez que nos vimos

Así, con excepción de algunos momentos más sanguíneos que comanda con solvencia Arellano, Desde la última vez que nos vimos busca ser una historia poderosa sobre las segundas oportunidades, pero no es más que un relato superfluo que va dejando varios tópicos en el camino, entre ellos, nada menos que el verdadero motivo que separa a sus protagonistas.