Viridiana Alatriste y la osadía que mostró su talento heredado de Silvia Pinal en el cine

La hija de la diva mexicana comenzaba a despuntar en la gran pantalla cuando murió trágicamente a los 19 años

Viridiana Alatriste como Gladys en 'La combi asesina' (Foto: Captura de pantalla)
Viridiana Alatriste como Gladys en 'La combi asesina' (Foto: Captura de pantalla de la película)

El nombre de Viridiana Alatriste remite de inmediato a la tragedia por su fallecimiento a los 19 años en un accidente automovilístico en octubre de 1982 y por el dolor que hasta la fecha alberga Silvia Pinal, su madre. Pero ella fue mucho más que un evento trágico, lo cual se puede apreciar en su corta carrera como actriz. Lo hizo en teatro, televisión y cine, este último un universo en el cual comenzaba a despuntar cuando murió. Y no solamente eso, sino que en la pantalla grande se asomaba la confirmación de que había heredado el talento de su mamá para trascender en la industria cinematográfica.

Hizo dos películas: La seducción (Arturo Ripstein, 1980) y La combi asesina (Alberto Mariscal, 1982). Son dos filmes completamente opuestos en todos los sentidos. Es justo esa diferencia lo que permite observar, de entrada, la inquietud de Viridiana por probarse con diferentes personajes en distintos géneros. En estos casos con un drama de época y una historia de violencia urbana.

La propia Silvia Pinal ha reiterado en diversas entrevistas que Viridiana poseía talento natural para actuar y le auguraba un gran futuro. Jaime Garza, su expareja, también la describió como una actriz con potencial para llegar lejos debido a sus condiciones natas estando en un escenario o frente a las cámaras. Fue en el cine donde también pudieron comprobarse esas apreciaciones.

Una de las cualidades que se identifican de principio con Viridiana es que no le tenía miedo a las historias que demandaban sensualidad, o que se desarrollaban en tramas de carga violenta y sexual. Era arriesgada, temeraria. Fue en las ficciones cinematográficas donde puso distancia al concepto de “niña buena” que se le atribuyó en la vida real por ser hija de doña Silvia.

Su primera película fue La seducción y causó grandes impresiones, además de sorprender a propios y extraños por lo osado de su papel como Mariana Sampedro, una chica que se alía a su madre Isabel (Katy Jurado) para seducir a soldados del gobierno y entregarlos a los cristeros. Su interpretación le valió ser nominada al Premio Ariel de 1982 en la categoría de coactuación femenina, galardón que terminó en manos de Julissa por D.F/Distrito Federal.

Haber sido dirigida por un cineasta experimentado como Arturo Ripstein, entonces famoso por ser muy rígido pero propenso a lograr extraordinarias actuaciones de sus repartos, le benefició para lucirse como Mariana Sampedro. Arropada por una actriz de talla internacional como Katy Jurado y un actor consumado como Gonzalo Vega, Viridiana se sintió con confianza para sacar lo mejor de sí a nivel interpretativo. Lo demostró con un personaje que requirió de erotismo y sensibilidad para afrontar su destino: seducir al soldado Felipe (Gonzalo Vega) para terminar enamorándose de él con un terrible desenlace para su causa.

Esa primera participación en el cine trazaba una ruta especial para ella en elección de guiones y búsqueda de un perfil que la proyectara como una actriz completa con virtudes propias, es decir, que no pesara el hecho de su apellido materno para que se le reconociera. Es por eso, quizá, que quiso aparecer en La combi asesina, filme producido y escrito por su padre, Gustavo Alatriste.

Pese a que un sector consideró a la película como un “churro”, si se revisa en la actualidad funciona para rescatar la determinación de Viridiana para explorarse en el séptimo arte. Aquí lo hace en el marco de un grupo de asaltantes sin escrúpulos que roban, violan y matan. Contiene escenas explícitas de sexo, violencia y una orgía encabezada por Ana Luisa Peluffo en compañía de actores reconocidos por Ernesto Gómez Cruz y Roberto Cobo.

Viridiana le da vida a Gladys, una joven universitaria que mantiene un noviazgo con Toño, un joven policía que anhela casarse con ella. El contraste de diálogos entre ellos permite escuchar a Alatriste en un tono coqueto y osado cuando le dice a su pareja que no se aguante las ganas de hacerla suya. En esa escena, como en otras más, se distingue su actuación por la mirada (tal como se transmiten emociones en el cine).

Gladys es víctima de una agresión en su rostro al impedir un atraco en el transporte público. Su agresor le deja marcada la cara. Pierde el habla, hecho que la lleva a padecer depresión y enojo. Los matices de la chica a la que interpreta en un drama violento de corte urbano permiten detectar lo bien que se sentía con roles de mujeres en situaciones límite o adversas en el plano emocional, tal como lo había experimentado con La seducción.

Hoy día ambas películas son motivo de contraste. Mientras que La seducción es catalogado un filme notable, La combi asesina es considerado de culto, tanto por su exótico título como por las escenas fuertes y por ser el último registro actoral de Viridiana Alatriste.

Viridiana murió en la apertura de puertas que se hizo dentro del cine con sus dotes actorales. Partió habiendo dejado un hueco por cubrir en la filmografía mexicana de los 80, pues demostró que su interés se dirigía hacia historias atrevidas en el género del melodrama con personajes emocionalmente complejos. En ese sentido se pareció mucho a su madre, una actriz que igualmente fue osada en la pantalla grande.

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