Vive Latino sostiene su identidad con el ska de Out of Control Army
CIUDAD DE MÉXICO, marzo 16 (EL UNIVERSAL).- El ska y el reggae llega al Vive Latino con bandas consagradas y emergentes, acompañadas de los clásicos empujones y el slam.
Entre el público dominaron los abrazos fraternos y solidarios, que no se hicieron esperar cuando el grupo mexicano Out of Control Army, a ritmo de ska en contra del fascismo, subió al escenario Amazon Music.
"Ska antifascista para todo el lugar, ska antifascista para todo el lugar", se repitió durante la presentación de la banda mexicana que, por primera vez en su historia, tocan en el escenario principal del Vive Latino.
Escenario que además ya no fue instalado en el Foro Sol, como ocurrió en las ediciones pasadas del festival, y que hoy es alojado por la curva cuatro del Autódromo.
Contrario a otros festivales, el 50% de la identidad del festival la pone el público, que no se molesta con los empujones, los golpes, los codazos y los vasos de cerveza volando; todo eso forma parte de cualquier festival, pero en el Vive Latino, parece ser una regla.
Sin camisetas, el sudor escurriendo en las frentes, los asistentes lanzándose al bullicio que gira bailando, el humo de marihuana, los gritos desenfrenados, el sol poniendo aprueba la resistencia. Todo eso confluyendo entre la tierra que se levanta por el slam.
Desde Argentina llegó una de las bandas más longevas de Latinoamérica, Los Cafres, que además de cantar a la alegría e intentar purificar las energías con música no desperdiciaron sus 40 minutos arriba del escenario y manifestaron en favor del uso médico del cannabis.
Lo hicieron mostrando un vídeo acompañado por la música de reggae, en él se veía a un joven con un padecimiento (no se especificó cuál), que se aliviaba con el uso de aceites y cremas hechas con cannabis.
El público asintió y aplaudió el mensaje mientras en varias zonas ya se fumaba la marihuana, se levantaban las banderas argentinas y otras de la cultura rastafari, verde, amarilla y roja.
La agresividad del slam se cambió por cantos de amor y bailes lentos, pero permaneció la alegría en el público, que conforme caía el sol, demostró que el cambio de sede no estaba afectando (por lo menos en su arranque) al Vive Latino 2024.