¿Vives con TDAH? Toma un respiro para conocerte y checa estos tips de organización

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(Se ha propuesto que no todo déficit de atención (TDA) se presenta con hiperactividad (H), sin embargo, para propósitos de este texto usaré “TDAH” por ser la forma más común en la que pensamos las siglas). 

1. Empieza con una cosa

Una manera sencilla de describir al TDAH es como una “disfunción de las funciones ejecutivas”. 

Las funciones ejecutivas refieren a las actividades mentales más complejas y que se requieren para ejecutar una acción, por ejemplo, la capacidad de planear, de inhibir impulsos, de jerarquizar prioridades, de realizar más de una actividad a la vez, etc. 

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Las personas con TDAH solemos presentar alteraciones en estas funciones, lo que se traduce en que nos es muy difícil hacer las cosas. Empezamos algo, no lo terminamos. Queremos formar un hábito, nunca se consolida. Decimos “sí, claro, yo me encargo de esto” y terminamos fallando. 

Otra cosa que afecta a la organización de las personas con TDAH es que solemos tener brotes de energía y emoción por algo que suelen desaparecer rápidamente. Nos inscribimos al gimnasio y la primera semana vamos todos los días. Es más, VAMOS DOS. La segunda semana sólo vamos cinco. La tercera, tres. La cuarta, uno. Y para cuando llega el momento de pagar la tercera mensualidad ya tenemos un mes sin ir. 

El principio más efectivo para contrarrestar esto es: empieza con una sola cosa. Un sólo comportamiento, un sólo hábito, una sola actividad que vas a intentar integrar en tu rutina.

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De este modo, es más fácil que te puedas enfocar en ella, que puedas intentarlo las veces que sea necesario, que puedas planear ajustes para que salga lo que necesitas. Es tentador iniciar varias cosas al mismo tiempo para intentar mantener la motivación arriba (y a algunas personas podría funcionarle), pero usualmente eso se traduce en que te acabarás abrumando y abandonando todas. 

Esto, sobre todo, es bastante útil cuando consideramos el segundo punto…

2. Crea sistemas

Les voy a contar cómo logré a empezar a ir al gimnasio, que en realidad es la historia de cómo logré escribir este texto sin estresarme, que en realidad es la historia de cómo aprendí a vivir mejor conmigo mismo.

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Mis momentos más creativos son por las mañanas. Después de comer, usualmente mi cerebro ya no funciona en tareas creativas. Puedo dar terapia, puedo responder correos, pero no puedo escribir o imaginar. Cuando empecé a ir al gimnasio, iba por las mañanas aprovechando que me sentía con energía, pero el resultado era que perdía 2 horas de mi momento más creativo y eso me empezó a abrumar mucho. A veces también sucedía que tenía consultas a las 10am u 11am y eso me rompía ese espacio también. 

Entonces cambié el orden: intenté colocar la mayor parte de mis consultas o muy temprano o más en la tarde para tener el espacio de la mañana libre para escribir. Nada entre las 10am y la 1pm. Todas mis consultas terminan máximo 6pm para poder ir al gimnasio, regresar y garantizar que estaré cenando alrededor de las 8pm (a las personas con TDAH también se nos suele olvidar cosas básicas como comer a nuestras horas, por lo que hacer ejercicio justo antes de la hora de la cena me ayudó mucho porque siempre llego con hambre).

En la medida de lo posible, lo mejor es organizar nuestras actividades de un modo que se sienta orgánico

¿Tienes que ir al súper? Ve el día que de por sí vas a salir, observa tu ruta y ve qué otros pendientes puedes hacer. ¿Vas a cenar con un amigo en el centro? Aprovecha para ir a comprar esa cosa que tenías que comprar. ¿Tienes que hacer llamadas telefónicas? Agéndalo cuando tengas que ordenar tu cuarto. ¿Quieres ir al gimnasio? Elige el que te quede más cerca y ve en los horarios donde no vas a tener que atender nada más

Crea sistemas que permitan que los comportamientos ocurran de manera fluida. ¿Qué también ayuda para esto?

3. Siempre elige el camino del menor esfuerzo

Mi madre me decía “el flojo y el mezquino andan dos veces el camino”. Es cierto, pero lo que no me dijo fue que el flojo organizado encontraba siempre caminos más cortos para recorrer.

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Intenta averiguar cuáles son las mejores maneras de ahorrar tiempo en tus actividades cotidianas, evitar distracciones y hacer un poco más eficiente tu tiempo. Cosas que yo hago: 

  • Dejar la bolsa basura dentro del bote para que sea más fácil volver a ponerlas.

  • Tener un par de sartenes extra para así solo lavar trastes una vez al día.

  • Tener la ropa que uso de manera cotidiana lo más accesible posible, así como procurar colores y patrones que puedo combinar sin pensar demasiado.

  • Guardar repuestos cerca del lugar donde están las cosas que los necesitan, en vez de en un espacio neutro.

  • Dejar las cosas que sabes que tienes que llevarte a otro lado en un lugar donde sea inevitable verlo (por ejemplo, si le tienes que llevar un libro a un amigo, déjalo bloqueando la puerta).

Mucho de esto depende del gusto y de las posibilidades de cada persona. El chiste es que pienses, ¿qué cosas puedo hacer para ser más eficiente con mi tiempo y mi energía? 

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4. Usa recordatorios para TODO

Hay una máxima: si quieres recordar dónde escondiste algo, no lo guardes en un lugar difícil de acceder, sino hazlo en el sitio más evidente.

Para las personas con TDAH, ese principio es muy útil. 

Sucede que no somos las más hábiles recordando las cosas que tenemos que hacer. Vaya, a mí se me olvida incluso hasta escribirle a las personas que quiero y si no tengo nada que me recuerde, puedo pasar semanas sin hablarles.

Una manera de solucionar esto es: llena tu casa de recordatorios de lo que tienes que hacer.

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Algunos de los míos: en mi refrigerador tengo pegada una hoja que me recuerda todos los días que debo tomarme una vacuna, en el lavabo hay otra que me recuerda dónde debo colocar el jabón, en el filtro del agua hay otra que me recuerda que debo revisar que esté lleno. 

Tengo recordatorios en otros lados también: mi fondo de pantalla de la laptop constantemente está lleno de documentos cuyo título sólo dice ABRIR EL DÍA [X], para recordarme que tengo que trabajar en él. Mis notas de Google están llenas de nombres de personas a las que les tengo que enviar un mensaje.  

Con el paso del tiempo, los recordatorios de algunas cosas dejan de ser necesarios porque, tarde o temprano, todo comportamiento que repitas las suficientes veces se va a transformar en un hábito.

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Ahora, quizás de llenar tu casa de recordatorios no es lo más bonito del mundo, pero aquí vale la pena recordar que…

5. Eficiencia > orden y estética

La manera en que nos enseñan a organizarnos muchas veces parte de la premisa de que lo primero que necesitamos es ser ordenados, entendiendo esto como que seamos capaces de seguir una secuencia de pasos que es es estética/bella/armoniosa, que respeta que todas las cosas tienen un momento y un lugar. Ésta, claro, es una premisa muy útil para  muchas cosas… pero para muchas otras no. Me explico.

Imagina que se te acaba la tinta de una pluma y tienes que reponerla. Bajo el paradigma del orden sobre todo, tendrías que levantarte de tu silla, ir hacia el clóset, abrir el cajón donde guardas las cosas de papelería, buscar una pluma, cerrar todo, regresar a tu escritorio. Muchos pasos, mucho tiempo perdido todas las ocasiones que tengas que hacerlo.

Esto sería mucho más fácil de resolver si tomaras un montón de plumas, las pusieras en tu escritorio y metieras nuevas no cada vez que se te acaben, sino, no sé, una vez cada tres meses. Sí, puede que ocupen espacio. Sí, puede que no se vea muy Pinteresco. Y sí, te va a ahorrar un montón de tiempo. Y así con otras cosas.

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Aprender a ser eficiente con TDAH muchas veces trata de intentar darle sentido al caos propio y aprender a coexistir con él, más que intentar domarlo. 

6. Considera la energía emocional

Pregúntate, ¿cuando te organizas, cuál es el principal recurso que tomas en cuenta? Casi siempre es la energía física o incluso el tiempo, pero eso nos hace olvidarnos de un tercer y más misterioso elemento: la energía emocional. 

No es lo mismo pasar una hora haciendo algo que te gusta, emociona y “recarga la pila” que algo que te drena como si hubieras gastado un día entero haciéndolo.

Muchos de los problemas de organización que tenemos derivan en que no tomamos en cuenta que existirán actividades que nos vaciarán más la energía que otras y que no nos permitirán realizar nuestras actividades posteriores después como quisiéramos. 

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Por ejemplo: yo sé que si un día tengo que dar más de cuatro consultas de ninguna manera voy a poder realizar trabajo creativo (como escribir este texto), porque voy a estar drenado. 

Cuando tengo días así, intento ocupar mi tiempo en actividades no necesiten tanto de mí, como lavar la ropa, hacer llamadas pendientes, realizar cotizaciones, administrar el dinero, etc. 

7. Aprende cómo mides el tiempo

Una característica del TDAH es algo que se conoce como ceguera temporal

Esto significa que las personas con TDAH tenemos alterada nuestra percepción del tiempo, de modo que nos es difícil calcular adecuadamente su paso. Por eso es común que lleguemos demasiado temprano o demasiado tarde a todo, por eso descubrimos que nos tardamos mucho más o mucho menos haciendo las cosas de lo que pensamos que tardaríamos, etc.

Parte de este problema está arraigado a que la manera en la que medimos el tiempo sigue un acuerdo social: el de los segundos/minutos/días. 

Claro que ese sistema es funcional para mover al mundo, pero no necesariamente para mover nuestra mente

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¿Cómo mides tú el tiempo? Sobre todo, considerando las actividades que realizas durante el día, ¿cuál es la manera más orgánica que tienes de organizarlo? Como soy terapeuta, he aprendido a organizar toda mi vida en bloques de una hora, porque eso es lo que duran las consultas. Toda mi vida es pensada en función de cuántas cosas puedo hacer en el transcurso de una hora. 

Del mismo modo para calcular tiempos de traslado tengo un estimado que se basa en zonas más que en lugares específicos: si voy a zona A me hago media hora, si voy a zona B, me hago 45 minutos, si voy a zona C, me hago una hora. Esto me funciona mucho mejor que estar calculando mi tiempo cada vez que me mueva. Entonces, si quedé de comer con alguien en la zona B, ya sé el estimado de tiempo que me voy a hacer y puedo planear con anticipación y así he logrado el increíble logro de casi nunca llegar tarde. Si no puedes memorizar esto… ¡anótalo en una de las hojas recordatorio!

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El chiste es que puedas observar tu forma de ver el mundo y entender cuál es la manera más orgánica en la que tú entiendes el tiempo.

8. Alarmas, alarmas, alarmas

Otra manera de combatir la ceguera temporal es ponernos alarmas para TODO.

Similar al punto de los recordatorios, con el tiempo es posible que se dejen de necesitar porque formes hábitos, pero mientras eso sucede, son muy útiles.

Ejemplo: si estoy enfermo y tengo que tomar pastillas preparo alarmas que me recuerden hacerlo Y NO LA APAGO hasta que me tomé la pastilla. De este modo garantizo que no se me olvidará tomarla y que tampoco se me olvidará que ya la tomé (en estos casos, tener un pastillero que preparo con antelación también es muy útil).

Otro ejemplo: utilizo con frecuencia alarmas para otras cosas: recordarme mandar correos (una alarma una media hora antes de terminar de trabajar que solo dice “correos”). Uno más: justo ahora mismo estoy poniendo una alarma que me recuerde enviarle este texto a mi editora dentro de una semana, porque soy perfectamente capaz de escribirlo y olvidar mandarlo, jaja. 

Las alarmas también son útiles para otras cosas: no saben lo MUCHO que me ha salvado anotar, incluso años antes, cosas que tendré que hacer en un futuro, como las fechas en que tengo que renovar mi pasaporte o licencia de manejo; los pagos de recibos (no me espero a que llegue el recibo, yo SÉ que todos los meses, antes de tal día debo pagarlo), los días en que tengo que elaborar ciertas facturas… etc.

9. Acepta que algunos días nomás no vas a poder

Tener TDAH significa que van a haber días en que podrás hacerlo todo, días en que no podrás hacer nada y que en ninguno de los dos casos podrás elegir que día será hoy.

Claro, existen responsabilidades que no se pueden posponer y la frustración no sentirse enteramente dueño de las capacidades propias es enorme. Pero si de por sí ya lidiamos con eso día con día, creo que, encima, agregarle culpa no es muy efectivo.

En medida de lo posible, aceptar que se vive con una condición que por momentos (y a veces, varios momentos) puede ser discapacitante, puede ayudar a mitigar la culpa y vivir con mayor tranquilidad. 

10. Solo sirve lo que te sirve

Cada cerebro es único y cada cerebro neurodivergente va a tener una forma muy específica de funcionar en el mundo. 

Las técnicas de organización suelen venderse como fórmulas o remedios que deberían de servir a todas las personas, pero la realidad es que muchas veces las necesitamos hechas a la medida. 

A algunas personas les funciona el método pomodoro, por ejemplo, pero yo nomás no puedo: a veces mi cerebro tarda en concentrarse más tiempo del que me gustaría en hacer las cosas y muchas veces, para cuando por fin lo logro, ya suena el recordatorio que me dice que debería de hacer otra cosa. 

La intención de este texto es que intentes probar estos principios para ver cuál te funciona y lo adaptes a tu vida y a tus necesidades

Si esto te sive, ¡qué bueno! Si no te sirve, no te preocupes, seguro hay ahí varias técnicas que sí lo harán, simplemente no son las que están acá. +

Considero que lo más importante es que observes tu propia vida y las maneras en que ya te estás organizando en otras cosas (yo toda la vida pensé que era malo organizándome hasta que noté la obsesión con la que podía acomodar mi inventario cuando jugaba videojuegos: resulta que de hecho era MUY bueno con todo esto, sólo tenía que darme cuenta y aplicarlo en otras cosas). 

Si te observas con atención y compasión, te sorprenderás de lo mucho que puedes aprender de ti mismo