'Vivir un poco': la noche que la Ciudad de México se paralizó por una telenovela

El público aún recuerda esta súplica: "¡Piedad, piedad Gregorio! ¡No me dejes en esta cárcel por un crimen que yo no cometí!", en la voz inconfundible de Angélica Aragón que se escuchaba en la presentación de cada episodio de 'Vivir un poco', la producción de Valentín Pimstein que entre el verano de 1985 y la primavera de 1986 mantuvo en vilo noche a noche a los espectadores para saber quién era el verdadero asesino y causante de una terrible injusticia que había mandado a Andrea Santos de Merisa Obregón a la cárcel.

Esta versión de la telenovela chilena 'La Madrastra', emitida en 1981 y original de Arturo Moya Grau, se convirtió prácticamente desde su inicio en un auténtico fenómeno: la gente se involucró de inmediato en el terrible conflicto de Andrea, y la siguió paso por paso en su búsqueda de no solo recuperar a sus hijos y su buen nombre, sino también en su estrategia para descubrir la identidad del verdadero asesino de su amiga Martha y vengarse de los "amigos" que la traicionaron.

La noche del penúltimo capítulo, cuando se revelaría en la última escena la identidad de quién estaba detrás de la pistola que segó la vida de la mujer y mandó a la protagonista a prisión por 20 años, la ciudad de México se paralizó. Este era un fenómeno poco visto, y de hecho únicamente se repetiría con 'Cuna de Lobos', la telenovela escrita por Carlos Olmos, que le siguió en el horario estelar del canal de las Estrellas.

Para los roles principales, Pimstein seleccionó a dos actores con quienes tenía experiencia: Angélica Aragón y Rogelio Guerra, ella en lo que sería su primer rol protagónico después de haberse preparado con cuatro años de papeles de soporte y antagónicos en telenovelas de su producción como 'Viviana', 'El hogar que yo robé', 'Chispita', 'La fiera' y 'Principessa', así como algunos teleteatros como 'Otra vuelta de tuerca' y sitcoms como '¿Ahora qué?', como invitada.

En Andrea, la Aragón (que solo tenía 32 años cuando empezó a grabar) encontró un papel rico en matices y fuerza, que le ayudó a demostrar su versatilidad. Por una parte era una mujer implacable, por el otro, era una alma buena, una amiga tierna y generosa, solidaria y emprendedora. Su actuación fue tan perfecta que arrasó con premios de toda índole y hasta ahora no ha logrado ser superada (en los dos remakes de esta historia, actuaron Ofelia Medina y posteriormente Victoria Ruffo, ninguna le llegó ni de lejos).

Como Gregorio Merisa Obregón, Guerra —que había sido el memorable 'Luis Alberto Salvatierra' en 'Los Ricos también Lloran' — hizo un personaje afable y a la vez formidable: un hombre de negocios que no estaba exento de sentido del humor y que había sacado adelante tres hijos (uno de los cuales no era de Andrea), a los que, para evitarles un trauma mayor, les hacía creer que su madre había muerto.

Para los hijos se contrató a Arturo Peniche, Alberto Mayagoitia y la peruana Patricia Pereyra, quienes se convirtieron en estrellas con mucha demanda a lo largo de la década, con un elenco de soporte que incluía a las extraordinarias actrices Irma Lozano y Beatriz Sheridan como las hermanas de Gregorio, Rosa y Aura, una buena y dulce y la otra amargada y mandona — eran ellas quienes le ponían sabor a la historia — junto con Rafael Inclán, Raúl Padilla, la hermosa Alma Delfina y el recién fallecido Jaime Garza, —quienes eran pareja en la vida real en ese momento, pero interpretaban a hermanos— así como Roberto Ballesteros y Felicia Mercado como antagonistas románticos.

La trama de la madre que vuelve de la cárcel para vengarse y que debe adoptar la posición de madrastra de sus propios hijos para recuperarlos, siendo maltratada por sus propios retoños, mientras que el único que la acepta y quiere es el que no es suyo, fue un éxito sin precedentes en el horario nocturno, y es que como no se había experimentado hacía mucho con una trama policiaca, el público reaccionó favorablemente.

Y sobre la identidad del asesino... ¿quién fue? Se trató nada menos que de Alfonsina, la mustia y aparentemente angelical esposa del abogado de Gregorio, y amiga de Andrea, que por celos cometió el asesinato. Esta interpretación hizo que Nuria Bages se convirtiera en una actriz muy aclamada en toda América Latina.

35 años después, la gente aún recita preguntas y frases de la telenovela, que se metió mucho en la memoria del público que la seguía y sus personajes siguen siendo recordados con afecto, demostrando que cuando todos los elementos se conjuntan, se puede crear un producto que, no importa cuantas veces se rehaga, no puede ser superado.

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