Las voces de Pablo: una evocación al padre ausente que se convierte en metáfora de una reconciliación

Las voces de Pablo: una evocación al padre ausente que se convierte en metáfora de una reconciliación
Las voces de Pablo: una evocación al padre ausente que se convierte en metáfora de una reconciliación

Las voces de Pablo (Argentina/2024). Dirección y guion: Gonzalo Murúa Losada. Fotografía: Matías Slupski. Edición: Mauro Caporossi y Gonzalo Murúa Losada. Música: Gonzalo D’Alessandro. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Obsidiana Films. Duración: 75 minutos. Nuestra opinión: buena.

“Seres humanos, los odio con todas mis fuerzas. Los odio porque los amo”, recita -con su siempre magnética voz velada- Graciela Borges uno de los cuentos nunca publicados de Pablo Murúa Tolnay. A la sazón, hijo del inolvidable actor y director Laurato Murúa y padre de Gonzalo Murúa Losada, realizador de este documental que explora una pulsión definida como una herida. “El deseo de él... Tenía una compulsión muy grande hacia la autodestrucción”, dice Elena Losada, la exmujer de Pablo y madre del director de este documental en el que indaga la reconstrucción de ese vínculo fracturado por los años, la violencia y, sobre todo, por la enfermedad que fue convirtiendo a Pablo Murúa en un ausente de sí mismo.

Los recuerdos van desde los años de infancia entre Bella Vista y la Capital, a la correspondencia que luego mantiene con su padre en respuestas que vuelven cargadas de violencia y de ironía. “Pero Pablo también era otra cosa”, testimonia un amigo que recuerda más las luces que las sombras. Los escritos de Pablo Murúa Tolnay también evocan sus años de infancia, signados por el cine desde su nacimiento y donde los nombres de Leopoldo Torre Nilsson y Graciela Borges oficiaban de padrino y madrina. El propio realizador, que lleva adelante las entrevistas, siempre está en pantalla a través de espejos estratégicamente ubicados para devolver su perfil y enmarcar el retrato personalísimo de una búsqueda sólo posible a través del recuerdo y la existencia de esos textos inéditos donde la ficción se roza con la autobiografía, pero también en cartas que hablan de la existencia de un genuino amor y del desasosiego laboral. “ Esto tiene que parar de una vez y volver a ser un país con cultura porque, de lo contrario, es más fácil tener a la gente dominada de rodillas por la ignorancia ”, escribía Murúa Toay en una carta a su hijo.

Con mucha sensibilidad y cuidado estilo, Gonzalo Murúa Losada bucea en ese vínculo roto como una suerte de carta audiovisual dedicada a un padre que ya no está pero con el cual, y a través de Las voces de Pablo, se consigue esta metáfora de reconciliación. Eso deja fuera otra parte rica de la semblanza y es la historia del abuelo de Gonzalo, que hizo grande al cine argentino y se lo evoca casi exclusivamente por la unión con Pablo y en el guion conjunto de Cuarteles de invierno, el libro de Osvaldo Soriano que se convirtió en la película que protagonizaron hace exactos cuarenta años Oscar Ferrigno y Eduardo “Tato” Pavlovsky y que la realización de este documental permitió reencontrar y preservar.

La ausencia de Lautaro Murúa en este relato (con una trayectoria resumida en una toma), y enfocado desde los recuerdos juveniles de un nieto que no conoció a su abuelo, dejan al espectador con ganas de conocer más, pero también brindan al realizador la posibilidad de seguir explorando un linaje familiar que nutrió como pocos a la cultura argentina.