Wolfs: George Clooney y Brad Pitt vuelven a desplegar su carisma en una comedia de suspenso que merecía verse en la pantalla grande
Wolfs (Estados Unidos/2024). Guion y dirección: Jon Watts. Fotografía: Larkin Seiple. Música: Theodore Shapiro. Edición: Andrew Weisblum. Elenco: George Clooney, Brad Pitt, Amy Ryan, Austin Abrams, Poorna Jagganathan. Duración: 108 minutos. Disponible en Apple TV+. Nuestra opinión: buena.
Ese anuncio llegó acompañado de bastante revuelo porque The New York Times reveló que el estipendio para cada uno de ellos por ese trabajo ascendía nada menos que a 35 millones de dólares. Clooney reaccionó con incomodidad, oculta detrás de la eterna calma que lo caracteriza. Dijo que la cifra final que ingresó en su cuenta era mucho menor (aunque no especificó cuál era) y conjeturó que semejante salario haría imposible cualquier película.
Más allá de los números, la discusión expuso con toda claridad un cuadro de situación que ni Pitt ni Clooney ni el público que los reconoce de inmediato en cualquier parte del mundo imaginaron hace apenas dos décadas, cuando los dos se ganaron con toda justicia un lugar privilegiado entre las grandes estrellas de cine de su tiempo. Título que hoy ambos conservan en plenitud. Todo lo que hacen y muestran en Wolfs lo confirma ampliamente.
Lo que nadie anticipó fue que, apenas 17 años después de La gran estafa, primer gran triunfo en la pantalla grande del estilo cool y relajado de Clooney y Pitt para liderar astutas tramas policiales con aire de comedia, una nueva película de perfil parecido encabezada con semejantes nombres no pasaría por los cines (al menos por las salas de nuestro país) por una decisión estratégica de los poderosos dueños de la marca.
Apenas hizo el recuento de daños de los magros resultados de taquilla de El otro lado de la luna en los cines, Apple TV decidió estrenar Wolfs directamente en su propia plataforma de streaming (todavía limitada en alcance y llegada respecto de sus competidores), previo paso por la pantalla grande durante apenas siete días.
La idea original era sostener la película en los cines al menos durante tres semanas, lo que garantizaba en nuestro medio un estreno amplio distribuido por Sony. Pero el estudio de la manzanita cambió de opinión y, como sabemos, ni las majors ni las cadenas multipantalla están dispuestos a apoyar un estreno de esta magnitud en los cines para que se quede allí nada más que siete días. Así pasó en la Argentina y en la mayoría de los mercados.
No queda más que lamentar todo lo ocurrido, porque Wolfs hubiese ganado mucho si se veía como en los tiempos, para nada lejanos, en los que alcanzaba con la mención de algunos nombres propios para garantizar una convocatoria amplia. Aquí no solo Pitt y Clooney confirman una vez más el carisma, la fotogenia, la personalidad y la presencia que definen a los grandes actores de cine devenidos en estrellas (o viceversa). Cierta manera de mirar, de caminar, de reaccionar frente a la palabra del otro. Hasta de jugar con tics o guiños que el espectador percibe inmediatamente como gestos de complicidad. Canchereadas bien entendidas, se diría por aquí.
Las dimensiones de un cine no solo resultan las más adecuadas para apreciar todo el magnetismo que una estrella es capaz de transmitir. También nos hubiese permitido, en el caso de Wolfs, disfrutar a pleno en términos visuales una historia que funciona mucho mejor con las dimensiones de la exhibición en una sala. El relato, que transcurre a lo largo de toda una noche, comienza en las estrechas dimensiones de una habitación de hotel, pero luego se traslada a las calles de Nueva York. Hay secuencias, sobre todo una extraordinaria persecución a través de las calles, los corredores y los pasadizos de Chinatown, concebidas para ser vistas y alcanzar su atractivo máximo en pantalla amplia.
La trama, en casos como este, es lo menos importante. Lo que vale es el modo en que Jon Watts, el artífice de la más reciente trilogía del Hombre Araña, construye una historia bastante ingeniosa y entretenida, aunque a veces sobrecargada de explicaciones, alrededor de las andanzas de dos “fixers” o “cleaners”, especialistas en dejar limpios de toda sospecha a aquellos escenarios en donde se producen hechos criminales.
Como se aprecia con claridad en los tráilers y anticipos que circulan desde hace algún tiempo, los dos personajes encarnados por Pitt y Clooney, acostumbrados a trabajar por las suyas, terminan aliados a la fuerza. Y a partir de ese escenario propio de las buddy movies empiezan a desplegar una verdadera fiesta de señales, intercambios y complicidades que aluden con distintos niveles de sutileza y espíritu burlón a su propia condición de estrellas, a la capacidad para resolver problemas o dar lecciones, al mayor o menor talento profesional, a su condición de “lobos solitarios” (¿otra manera de identificarse a sí mismos frente al resto en este momento de Hollywood?) y al paso del tiempo.
En el medio aparecen una madura fiscal de distrito (Amy Ryan) en situaciones equívocas, un muchacho muy locuaz y siempre descolocado (Austin Abrams, de The Walking Dead y Euphoria), varios paquetes de drogas de incierta procedencia y unos cuantos mafiosos con acento centroeuropeo. Todo esto, en el fondo, no es más que una suma de componentes casi anecdóticos y siempre subordinados a lo que Clooney y Pitt aportan como una suerte de explicación, siempre en movimiento, de todo lo que significa ser estrella ¿Cuántas veces en la historia de Hollywood hemos visto películas que valen mucho más por la presencia protagónica de alguna gran estrella que por todo lo demás?
De hecho, esta aventura ya tiene confirmada una segunda parte. En un momento, al ver a estos dos colosos, uno de los personajes secundarios reacciona con sorpresa por algo que para cualquier espectador del mundo resulta casi obvio. “Ustedes son básicamente la misma persona”, dice. Todo lo que pasa en Wolfs se resume en esta frase.