"¿Y por qué no lo dijo antes?": la pregunta que evidencia la ignorancia que existe sobre el abuso sexual
"No quise que nadie supiese dije nada porque me daba miedo que me juzgaran, que me dijesen que era mi culpa. Me daba miedo tener que aceptar ante la gente que era mi culpa por haber estado allí. Yo fui a hacer un trabajo de la universidad, no fui en busca de nada más. Han sido años de cargar yo sola con esto… espero que todas encontremos la fuerza y el coraje para hablar. No es nuestra culpa chicas…". Así una joven motiva a otras víctimas de abuso sexual a través de la cuenta Yo Te Creo en Instagram.
Pero por otra parte, estos movimientos espontáneos, donde mujeres anónimas deciden unir sus voces, no están aislados. Casos que involucran a famosos también surgen frecuentemente, como por ejemplo las acusaciones contra los supuestos tratos inapropiados de Raúl De Molina a algunas mujeres y que han puesto en la palestra recientemente lo que se ha llamado el #MeTooLatino.
Una nota publicada en El Diario enumera a las famosas que han señalado los supuestos abusos que el famoso conductor ha cometido contra ellas, disfrazados de bromas y chistes. Entre otras Graciela Beltrán Virggi López y Lucía Méndez, quien alentó a todas las víctimas a no quedarse calladas.
En todos los casos reseñados, las aludidas aseguran haber dejado pasar la situación. Y es que aunque en este caso no se ha comprobado la culpabilidad del conductor ni se ha avanzado en cuestiones legales, se visibiliza la cuestión de hablar o no ante un abuso sexual, y se deja en evidencia el poco conocimiento que hay en cuanto a saber realmente cómo se define.
¿Por qué no hablan?
En el informe de 2013 “Comprender y abordar la violencia contra las mujeres” de la Organización Mundial de la Salud, se destaca que, según un estudio realizado en Latinoamérica, solo alrededor de 5% de las víctimas adultas de la violencia sexual notificaron el incidente a la policía.
Además resumen que las razones lógicas que explican por qué las mujeres no notifican sobre la violencia sexual son, entre otras, vergüenza, temor o riesgo de represalias, temor o riesgo de ser culpadas; temor o riesgo de que no les crean; y temor o riesgo de ser tratadas mal o ser socialmente marginadas.
La psicólogo clínico Giovanina Vivas, especialista en terapia cognitivo-conductual, brinda más detalles señalando que, en primer lugar, cuando una situación es traumática para una persona, ponerlo en palabras, sacarlo y hacer algo al respecto puede ser muy difícil, e incluso hay quienes pueden sentirse en estado se shock y reprimir el recuerdo dejándolo en otro plano, y esto muchas veces depende del nivel de agresión. “Muchas veces ni siquiera es que se decide no decirlo, sino que simplemente no pueden soltar una palabra al respecto”.
Además, Vivas señala que hay mucho miedo al juicio, a que las culpen, y también hay muchos sentimientos de culpa porque la víctima se cuestiona cosas como que ella se lo buscó, o que no debió estar allí.
"Hay otra cosa que es la complejidad de sentirse como víctima de abuso sexual y es una etapa muy complicada. La víctima se queda con esa etiqueta y se le estigmatiza. Desde el momento en que lo dice, pasa a ser ‘la violada’, ‘la que abusó Fulano’. Además, con la denuncia vienen inmensas cargas sociales, jurídicas, económicas y políticas y mucha revictimización", siendo esta última otra causa importante para que la víctima se mantenga en silencio pues se manifiesta con el trato hostil a la víctima por parte de las autoridades y entes involucrados.
La doctora Saida Mantilla, psicóloga forense, en su investigación “La revictimización como causal de silencio de la víctima” menciona que suele ocurrir que los profesionales encargados de recibir las denuncias de ataques sexuales no ofrecen comprensión ni la mejor actitud hacia la víctima, suelen ser indiferentes a su dolor, no demuestran consideración alguna por su sufrimiento y esto, según autores que cita la experta, se ha sistematizado a tal punto que llega a la deshumanización. La víctima entonces “es vulnerada en su frágil humanidad por el sistema jurídico-penal, al cual acudieron en búsqueda de protección”.
Sin embargo, Vivas explica que aunque cuesta mucho hablar acerca de haber sido abusada sexualmente, el hecho de que muchas mujeres estén haciendo denuncias, responde precisamente a que cuando una alza la voz, las otras se sienten seguras para hacerlo también.
Cuestión de formación
Nermary Yibirín, activista y autora del libro Poderosas coincide en que las principales razones por las cuales las víctimas de abuso sexual no lo dicen al momento de haber sido atacadas, sino tiempo después es la vergüenza, el miedo y los tabúes, pero además agrega que incluye la forma en que se asume la sexualidad de la mujer a diferencia de cómo se asume la del hombre.
“Para la sociedad, la religión y la cultura, la mujer es culpable y permite que le ocurran estas cosas. Normalmente a la mujer no se le cree, surgen dudas, surgen preguntas como esta, surgen justificaciones que aluden a la forma en que la mujer estaba vestida, o las actividades que estaba realizando. Al hombre que cuenta una experiencia sexual, en cambio, se le cree e incluso se le aplaude”.
Adicionalmente, Yibirín concluye que hay una falta profunda de educación sexual, tanto que con frecuencia las mujeres no saben diferenciar qué es acoso y qué no, con lo cual no tiene argumentos sólidos para defenderse en caso de acusaciones como “fue tu culpa porque tomaste demasiado”, “tú te montaste en su carro”. “Hay tan poca información, educación y se ha normalizado tanto que muchas mujeres no hablan antes porque no sabían ni siquiera que esa situación incómoda que vivieron era un abuso sexual. Al pensar que ella lo causó y prefiere quedarse callada”.
La activista agrega que es importante comprender que cada historia tiene una razón para mantenerse en secreto y pueden ser muchas las posibilidades. “Puede ser una medida de protección emocional, pensamos que es demasiado vergonzoso exponernos o exponer nuestra sexualidad. De alguna manera la sociedad ha instaurado que la mujer es la que provoca al hombre, que la mujer es la culpable de tentar al hombre, que ella es el pecado, y en consecuencia es responsabilidad de la mujer lo que le ocurra en este sentido”.
“Ahora se suma que con los movimientos que han alentado a muchas mujeres a hablar, surgen también quienes se aprovechan de la situación para mentir, vengarse de alguien, obtener algún beneficio y esto desprestigia las voces de las que sí son víctimas. Por una sola que se descubra que mintió se duda del testimonio de todas las demás”.
Ilustrémonos un poco
No corresponde solo a las víctimas tomar acciones. Conocer con propiedad los conceptos relacionados con esta temática es de gran ayuda para la evolución de la sociedad en este sentido.
El informe citado de la Organización Mundial de la Salud señala que el abuso sexual abarca actos que van desde el acoso verbal a la penetración forzada, y ese espectro incluye y una variedad de tipos de coacción, desde la presión social y la intimidación a la fuerza física. La violencia sexual incluye pero no se limita a violación en el matrimonio o en citas amorosas; violación por desconocidos o conocidos; insinuaciones sexuales no deseadas o acoso sexual (en la escuela, el lugar de trabajo, etc.); violación sistemática, esclavitud sexual y otras formas de violencia particularmente comunes en situaciones de conflicto armado; abuso sexual de personas física o mentalmente discapacitadas; violación y abuso sexual de niños; y formas “tradicionales” de violencia sexual, como matrimonio o cohabitación forzados.
Todos podemos hacer algo, empezando por ser empáticos y saber escuchar. La psicólogo Nelly López nos invita a hacer consciente que existen muchísimas emociones y procesos por los que pasa una persona que ha sido abusada que la pueden ayudar, o no, a poder manifestarlo. "De manera que es muy importante mantener al margen esos prejuicios que culturalmente han sido instaurados en cada uno de nosotros, para que seamos capaces de escuchar, de apoyar y por supuesto incentivar que la víctima pueda acudir a algún tipo de ayuda terapéutica que le permita entender, comprender y procesar la situación para que no marque su futuro de una manera negativa".
El estar enterados de cómo podemos aportar, así como también compartir información valiosa aunque no tengamos casos cercanos es un gran aporte para evitar que esto siga ocurriendo.