¿Y si la chica que te gusta es feminista?

Qué significa la palabra que más miedo da a los hombres (y a muchas mujeres)

“Creo que soy una feminista de nuestro tiempo”, dijo Beyoncé en la edición británica de Vogue.
“Creo que soy una feminista de nuestro tiempo”, dijo Beyoncé en la edición británica de Vogue.

¿Qué esta pasando en nuestra sociedad? ¿Por qué una mujer no puede ser fuerte, directa y clara sin que se la tache de ‘feminista’? ¿Qué empeño hay en darle un tinte negativo a esta palabra? Y sobre todo, ¿en qué mundo viviremos que tantas y tantas mujeres en los ámbitos más poderosos de la política y la cultura se han visto obligadas a alzar la voz? Incluso en las relaciones personales, los expertos en violencia de género y maltrato han dado la voz de alarma ante el incremento de relaciones tóxicas entre los adolescentes y las actitudes controladoras y machistas de muchos jóvenes.

La periodista Lucía Lijtmaer (Buenos Aires, 1977), colaboradora en Eldiario.es, El Español y El País ha escrito un Manual para chicas listas y feministas en el que analiza el auge del feminismo, “no es sobre limitar, disculpar y seguir encajonadas en nuestros propios cubículos para no molestar. No es sobre ser homogéneas. Esto es sobre disfrutar. Sobre contar. Sobre hacerse más preguntas. La cultura popular que consumes ¿te hace daño? ¿Te reduce a un estereotipo? ¿Te dice que hay un solo tipo de mujer aceptable? Es sobre poder gozar de la libertad y la individualidad para ser lo que quieras. Sobre huir de los clichés y las inseguridades que te mantienen en ese coto privado donde no molestarás jamás.”

Según Lijtmaer, la estrategia hasta ahora ha sido silenciar la palabra «feminista» y sustituirla por cualquier otro eufemismo para no dar miedo, para no enfrentarnos a la realidad.

Pero frente al silencio han sido muchas las que han cogido el altavoz para lanzar mensajes fulminantes al mundo. La Marcha de las mujeres en Washington ya se ha convertido en un hito histórico, y pone de manifiesto el nivel de saturación y hastío de la sociedad actual. Y es que las mujeres inconformistas y desafiantes están tomando la calle, y no siempre son bien recibidas.

“No entiendo por qué a tantas mujeres les causa conflicto decir que son feministas. Lo asocian con un movimiento radical, y eso es justamente lo que debería ser”, dijo Ellen Page, la actriz de ‘Inception’ y ‘Juno’ en una entrevista concedida al diario The Guardian.

Como ella, muchas otras actrices han dado voz a esta corriente feminista que tantos ríos de tinta ha echo correr. “Creo que soy una feminista de hoy en día. Creo en la igualdad. ¿Por qué tienes que elegir que tipo de mujer eres? ¿Por qué tienes que etiquetarte de alguna manera? Soy simplemente una mujer, y me encanta ser una mujer”, afirmó Beyoncé en Vogue UK.

En Hollywood ya no se callan, actrices como Emma Watson, Brie Larson, Natalie Portman o Reese Witherspoon piden a gritos cobrar lo mismo que los hombres, eliminar cláusulas abusivas de desnudos en sus contratos y dejar de ‘cosificarlas’ y tratarlas como meros objetos o trozos de carne.

“No le debemos una explicación a nadie. No es nuestra responsabilidad cambiar la forma en que se nos ve, es responsabilidad de la sociedad cambiar la forma en que nos ve.”(Foto: Emily Ratajkowski – Getty Images)
“No le debemos una explicación a nadie. No es nuestra responsabilidad cambiar la forma en que se nos ve, es responsabilidad de la sociedad cambiar la forma en que nos ve.”(Foto: Emily Ratajkowski – Getty Images)

Muy críticas con los estereotipos de la mujer, las mujeres más famosas del planeta rechazan el sexismo de la industria del cine y los medios de comunicación. Hace poco saltó a primera plana el caso de una reportera acosada por un tenista en Roland Garros: “Le hubiese abofeteado”, dijo ella.

La creadora de la serie ‘Girls’ (HBO), la actriz, escritora y directora Lena Dunham también ha plasmado sus ideas acerca del feminismo (como sinónimo de igualdad y empoderamiento femenino) en su libro ‘No soy ese tipo de chica’ (Espasa). Entre los temas que más toca están la estandarización del modelo de mujer en los medios o el acoso sexual.

“Muchas mujeres no saben lo que es el feminismo. No es odiar a los hombres, es todo lo contrario. Es luchar contra la desigualdad, tener las mismas oportunidades…Las mujeres de esta generación crecimos en una sociedad en la que muchas mujeres brillantes ya habían luchado por nuestros derechos. ¿Qué pasaría si ahora nos quitaran el derecho a votar?”, cuenta Chloë Moretz en la revista ‘Mujer Hoy’.

La llegada de Trump a la Casablanca ha puesto en pie de guerra a la sociedad americana indignada con sus continuos ataques misóginos. (Foto: Getty)
La llegada de Trump a la Casablanca ha puesto en pie de guerra a la sociedad americana indignada con sus continuos ataques misóginos. (Foto: Getty)

Pues bien para quitarle hierro al asunto, a través del humor y la ironía, Lijtmaer analiza cómo la construcción de las mujeres en el siglo XXI pasa, necesariamente, por responder a una serie de ideas dañinas que es necesario derribar.

Pero ¡cuidado! Esto no es un manual de instrucciones, no son consejos, sino más bien unos principios básicos que pueden servir de ayuda a hombres y mujeres.

1. El feminismo es variado, ¿y qué? Hay corrientes diferentes, posturas variadas e incluso enfrentadas, pero la realidad demuestra que están de acuerdo en lo esencial: ampliar los derechos de las mujeres, recortar sus desigualdades y que vivamos en una sociedad más justa.

2. Si algo te hace sentir bien, es bueno para ti. Ya sea un bocadillo o una persona. ¿Fácil, eh? Pues así es. Evidentemente, tiene su letra pequeña. Que te haga sentir bien sin que después te sientas fatal. Que te haga sentir bien como te hace sentir un buen concierto, una ducha en el infierno, conspirar contra los malos, ese tipo de cosas.

3. Jamás vayas hacia el lugar donde la música se pone tétrica (a menos que lleves un hacha en la mano). Porque en el mundo real nadie ordena tus movimientos como en la ficción. Una mujer no debería tener miedo volviendo a casa sola por la noche, en un bosque, en un pasillo que no termina nunca. Porque una mujer no es un objeto, porque una mujer no es un personaje, porque una mujer es un ser humano.

4. Si te hace sentir mal, gorda o fea, no es bueno para ti. Ya sea un bocadillo o una persona. O un jefe. O el amor. O la depilación integral. Ninguna historia de amor que realmente triunfe parte de la anulación de la otra persona, de socavar la intimidad del otro, de normalizar el conflicto.

Las camisetas reivindicativas no solo denuncian desigualdad, también son símbolo de solidaridad. (Foto: Getty)
Las camisetas reivindicativas no solo denuncian desigualdad, también son símbolo de solidaridad. (Foto: Getty)

5. La belleza dejará de ser tu principal currículum tarde o temprano (a menos que salgas en Supermodelo o seas un robot) Seas convencionalmente guapa o no, ten un plan más allá de esa lotería genética. Estudia, lee, trabaja.

6. No te preocupes, el dolor de saber que no gustarás siempre acaba pasando. Lo más importante de ser feminista es darse cuenta de que, como en todas las demás luchas sociales, nadie ganó nada siendo complaciente. Pero las amigas te salvarán. Ganarás muchas y serán constantes, leales y divertidas.

7. Ríete. Bienvenidos a la Nueva Era, en la que la Tierra es redonda, hemos descubierto la penicilina y la capacidad de las mujeres para hacer reír. Hay mujeres graciosas por todas partes, y curiosamente no tienen tres cabezas ni escamas. Eso sí, tienen tetas, e incluso alguna que otra hará chistes sobre ellas. Disfruta del humor y únete.

8. Crees que realmente quieres ESO pero a lo mejor no lo quieres. Insisto: son los amigos y las amigas los que te salvarán con sentido del humor y lealtad, no un par de zapatos o todo ese chocolate lujurioso de la publicidad. ¿Qué somos, un Cocker Spaniel esperando su huesito? POr cierto, la moda también está de tu parte, sino mira la que se lió con las camisetas de Dior.

9. Discute, te hace mejor. ¿Que hablo mucho? Ya verás tú lo que puedo llegar a hablar. Porque sí. Porque me da la gana. Porque es necesario discutir para avanzar. Y, sobre todo, porque si hablo desmonto la principal idea que hay detrás de hacerme callar: las cosas no hablan.

10. Pase lo que pase, cuéntalo. No te lo calles. Cuéntaselo a alguien. Sea lo que sea, y cuanto más haya impactado en tu vida, más debes hacerlo. Si no lo cuentas, no existe. Si no lo narras, no pasó. Te garantizo que ninguna experiencia está aislada, que siempre habrá alguien que ha pasado por algo así antes.

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