Yellowjackets: sangre, sudor y lágrimas en el regreso de una de las series más traumáticas del momento

La segunda temporada de la serie está a la altura de la gran expectativa generada
La segunda temporada de la serie está a la altura de la gran expectativa generada

La primera temporada de Yellowjackets, la serie creada por Ashley Lyle y Bart Nickerson que irrumpió en 2021 y erigió al drama como uno de los más lúgubres sobre la pérdida de la inocencia, abre su segunda entrega, que llega este viernes a Paramount+ con dos episodios estreno, con la canción “Seventeen” de Sharon Van Etten. “Ojalá pudiera mostrarte lo mucho que creciste”, le expresa la artista a su interlocutor cuando, en realidad, parece estar diciéndoselo a sí misma. La elección del tema va en sintonía con una banda sonora que supo contar con composiciones de PJ Harvey e inevitables menciones de Nirvana.

El objetivo era situarnos en tiempo y espacio (los noventa), era contextualizar una tragedia (la caída de un avión que altera las vidas de sus jóvenes sobrevivientes), pero también definir a las protagonistas a través de una música que se inclina por el grunge y al indie rock porque el tono de Yellowjackets es precisamente ese. No hay lugar para los débiles en esta historia de supervivencia. La primera temporada se transformó en un fenómeno gracias al “boca a boca”, y contó con el aval de uno de los escritores que más ha influido en la construcción de este drama: Stephen King. El autor había definido a Yellowjackets como una producción un tanto díscola, compleja de encasillar, una cruza de misterio y terror que además coqueteaba con el humor negro y también encontraba el lugar para el desarrollo de dramas de la vida en los suburbios donde se enquistaba una falsa ideal de perfección.

En efecto, sus protagonistas se mueven con una fachada, con temor a enfrentarse a un pasado cuyas consecuencias las atormentan a pesar de su anhelo de construir una vida “normal”. Yellowjackets se para en ese concepto: en cómo la normalidad no es más que una construcción, una manera de calmar la incertidumbre cuando todo parece salirse de control. En el episodio piloto, dirigido con maestría por la cineasta Karyn Kusama, había una fluctuación constante entre aquello que fue llevando a las jóvenes a la locura y un presente en el que el peligro ataca con distintos rostros: uno más concreto –el recuerdo de un episodio aterrador– y uno abstracto en las figuras de tinte sobrenatural cuyos pormenores los showrunners no estaban dispuestos a revelar en sus primeros episodios. La ficción partía de una estructura narrativa que le valió ineludibles comparaciones con la serie Lost y la novela de William Golding, El señor de las moscas. Si bien las conexiones con ese clásico de la literatura de posguerra son atinadas, la primera temporada de Yellowjackets quería hacer las cosas a su modo. Las referencias estaban allí, pero solo con el objetivo de moldearlas para poder navegar por la fragilidad de la psiquis humana, una de sus aristas más fascinantes.

Nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas

Yellowjackets está de vuelta por Paramount+
Yellowjackets está de vuelta por Paramount+

El puntapié es el viaje que emprende un grupo de jugadoras de fútbol de una escuela de Nueva Jersey (las Yellowjackets del título), quienes sufren un accidente de avión que termina con la vida de algunas de sus integrantes. Las que logran sobrevivir conservan la esperanza de ser encontradas rápidamente en ese bosque en el que se hallan, un punto interesante con el que la serie vuelve a dialogar con su contexto: los 90. El sonido de bandas como Smashing Pumpkins e INXS atraviesa los auriculares de Natalie (interpretada por Sophie Thatcher en los flashbacks y por Juliette Lewis en la actualidad), cuya naturaleza aguerrida le impide resignarse. Hay una sensación de inmortalidad en las secuencias del pasado porque Shauna ( Melanie Lynskey /Sophie Nélisse), Taissa (Tawny Cypress/Jasmin Savoy Brown), Misty ( Christina Ricci /Sammi Hanratty) y la propia Natalie no están dispuestas a resignar ese limbo en el que se hallaban. La burbuja explota cuando el avión cae y Yellowjackets se posiciona en el presente.

El equipo femenino está de vuelta con una escaofriante segunda temporada
El equipo femenino está de vuelta con una escaofriante segunda temporada

Así cómo en el bosque todas eran una, con ese buzo azul y amarillo de las Yellowjackets que las embanderaba, 25 años después las sobrevivientes siguen huyendo de lo que aconteció en esos 19 meses durante los cuales nadie apareció para rescatarlas. Shauna pinta una imagen estereotipada de madre y esposa altruista incapaz de dar un paso en falso; Taissa se dedica a la política y tiene una familia considerada modelo. Por otro lado, Misty se convierte en una obsesiva de las investigaciones criminales, una figura aterradora que, al igual que sus excompañeras, se calza el disfraz y su sonrisa se vuelve más inquietante. Natalie, en cambio, se muestra más auténtica en su espiral autodestructivo. El inevitable reencuentro entre las sobrevivientes se produce cuando, en cada una de esas existencias, hay más burbujas a punto de estallar y solo ellas conocen cómo desactivar los pensamientos oscuros. Esa extraña camaradería es lo que se explora con mayor detalle en la segunda temporada.

Nuevos personajes, mayores riesgos

Lauren Ambrose, una de las grandes incorporaciones de la serie
Lauren Ambrose, una de las grandes incorporaciones de la serie

Yellowjackets concluía su primera temporada con un interrogante: “¿Quién carajo es Lottie Matthews?” La pregunta, esbozada en el presente, se yuxtaponía con imágenes de esa joven (Courtney Eaton) liderando una suerte de culto bajo la nieve con algunas de las sobrevivientes de la tragedia. El regreso de la serie ahonda en la metamorfosis de Lottie, brillantemente interpretada en la vida adulta por Simone Kessell, y también en el tira y afloja con Natalie, a quien la une un pasado conflictivo en esos meses que debieron sobrevivir juntas. La primera representa el costado más espiritual de Yellowjackets -si bien nada es lo que parece a simple vista-, y la segunda, el pragmatismo, la racionalidad. Ese esperado cara a cara entre ambas en la actualidad, con Kassell y Lewis sacándose chispas, abre una nueva puerta en la ficción: el componente sobrenatural. Por otro lado, en la segunda temporada también se exploran los traumas de los hombres sobrevivientes, el entrenador Ben (Steven Krueger) y Travis (Kevin Alvis), figura clave en las vidas de Lottie y Natalie, y uno de los puntos de conflicto entre ambas.

Sophie Nélisse, una de las revelaciones de la serie
Sophie Nélisse, una de las revelaciones de la serie

La apertura a otras historias en una ficción que fue planteada, desde el comienzo, como un relato coral, es el mayor desafío. No solo hay nuevos personajes como los de Elijah Wood (un perfecto coequiper de Christina Ricci, quien compone a una de las villanas más entrañables de la TV actual) y Lauren Ambrose (lo que permite que el rol de Van adquiera otros matices) sino también una subtrama policial ligada al personaje de Shauna. El trabajo de Melanie Lynskey -nominada al Emmy el año pasado junto a Ricci- es brillante, sobre todo cuando los riesgos que corre Shauna son cada vez más elevados e involucran a su marido y a su hija. En una tensa secuencia, la mirada de la actriz nos hace atravesar por todos los estados emocionales de su personaje (mucho más quebrado de lo que podíamos intuir). Es aquí donde vuelve a cobrar potencia esa amistad vital de la serie entre Shauna y Jackie (Ella Purnell, una de las revelaciones de la ficción junto a Sophie Nélisse, que presenta ribetes escalofriantes en esta vuelta.

Yellowjackets fue nominada al Emmy como mejor drama en 2022
Yellowjackets fue nominada al Emmy como mejor drama en 2022

Por lo tanto, si bien hay demasiado terreno para cubrir y, en esa decisión narrativa, algunas historias carecen de fuerza (la de Taissa puede tornarse un tanto reiterativa), Yellowjackets sabe cuándo y cómo dar un giro de timón para reinventarse y ratificar que es mucho más que un one hit wonder. Su regreso también está representado por otra canción. En la voz de Thom Yorke, de Radiohead, y su “Climbing Up the Walls”, residen algunas pistas sobre el rumbo de esta vuelta, sobre todo cuando se escucha ese “somos amigos hasta la muerte” y “en cada lugar al que mires estaré allí, caminando por las paredes”. Yellowjackets se regodea en esa suma de persecuciones, en esas uniones que no pueden romperse porque todavía resta mucho camino parea desandar. Algo está claro: sus protagonistas siguen viviendo en el pasado. El presente, en cambio, solo es exprimido para incurrir en viejas -y estremecedoras- tendencias.