Yolanda López, pedagoga: 'Necesitamos una educación más inclusiva, equitativa y socialmente transformadora y esto pasa por personalizar el aprendizaje'
El debate sobre cómo debería ser la educación y cómo es en realidad está en la calle de forma recurrente. Yolanda López Iglesias es doctora en Educación, asesora pedagógica y formadora de docentes, además de psicopedagoga e investigadora educativa. Acaba de publicar el libro Educar personalizando, personalizar educando (Ed. Plataforma), donde aborda cómo ofrecer oportunidades educativas personalizadas a cada escolar, para que pueda descubrir su singularidad y desarrollar su talento. Hemos charlado con ella.
La escuela debería promocionar la diferencia y no esconderla
¿Es posible personalizar la educación en aulas con un número elevado de alumnos y de distintas necesidades?
Es posible y muy necesario. Si queremos tener un sistema educativo inclusivo y equitativo que responda a las necesidades y fortalezas de todos los alumnos, es imprescindible personalizar el aprendizaje. Pensar que cada niño y joven es único e irrepetible, reconocer que posee unas características personales, familiares, académicas y contextuales particulares que deben conocerse y a las que dar una respuesta y que exigen poner en marcha todos los recursos posibles para que puedan desarrollar al máximo su potencial. Personalizar no supone hacer una programación o clase distinta para cada alumno, sino dentro del aula dar respuesta a todos los alumnos.
Los profesores se quejan a menudo de que les falta tiempo para poder atender las singularidades de cada alumno. ¿Qué solución hay?
Las quejas del profesorado van relacionadas con la falta de tiempo y especialmente de recursos y formación para poder atender todas las necesidades que actualmente la sociedad y el sistema educativo les exigen. Deben ser especialistas para atender muchísimas necesidades (alumnos con TDAH, TEA, dislexia,trastorno negativista, altas capacidades…) y saber de muchos temas (educación sexual, uso de las nuevas tecnologías, prevención de drogas, atención al duelo...) además de poder realizar la burocracia que se les exige.
La solución pasa por acompañarlos, respetar su trabajo, confiar en su profesionalidad como guías y acompañantes de los alumnos y ofrecerles los recursos y formación que precisan para dar respuesta a todas las demandas. En definitiva, reconocer el papel fundamental que los docentes tienen en la educación es esencial para atender las singularidades de cada alumno. No deberíamos olvidar que la calidad de un sistema educativo nunca es mejor que la calidad que poseen sus docentes.
¿Cuáles son los perjuicios más destacados de no personalizar la educación?
Homogeneizar, pensar que todos los niños y jóvenes tienen las mismas necesidades y capacidades, que en el aprendizaje parten del mismo punto de salida y que deben llegar a la misma meta. La tendencia a homogenizar supone potenciar a unos y desfavorecer a otros. Esto se convierte en un gran peligro. La no personalización supone dejar de ofrecer a cada uno lo que realmente necesita. Necesitamos creer en una educación más inclusiva, equitativa y socialmente transformadora y esto pasa por personalizar el aprendizaje.
Dices en tu libro que hay que "abandonar la igualdad sustituyéndola por la equidad". ¿Cómo se traslada esto a las aulas?
Abandonar la igualdad por la equidad es entender que no todos los alumnos necesitan lo mismo ni aprenden de la misma forma. La equidad supone entender que cada niño y niña es único y como tal presenta unas particularidades a las que es necesario dar respuesta; supone ofrecer a cada uno lo que necesita. Esto invita a conocer bien a cada alumno y a cada familia, utilizar diferentes metodologías y recursos, potenciar una evaluación formativa y formadora, posibilitando así la transmisión significativa de conocimientos y valores. La escuela debería promocionar la diferencia y no esconderla.
Un estilo educativo sobreprotector anula el desarrollo y hace personas débiles y de cristal
Abogas por dar responsabilidades a los alumnos en el proceso educativo, ¿de qué responsabilidades estaríamos hablando?
El aprendizaje se convierte en una carrera de fondo que requiere exigencia, paciencia, interés y compromiso. El alumno es el responsable de su aprendizaje (nadie puede aprender por él) y por ello la personalización le anima, motiva y ayuda, pero también le exige disciplina, rigurosidad y perseverancia. Situamos a cada niño y joven en el centro y lo acompañamos en esta gran aventura que es aprender huyendo de cualquier tipo de sobreprotección. Un estilo educativo sobreprotector anula el desarrollo y hace personas débiles y de cristal… y los niños y jóvenes de cristal se acaban rompiendo.
Educación personalizada y desarrollo del talento van unidos. En tu libro señalas que tenemos "miedo al talento". ¿Qué consecuencias tiene en el nivel educativo de los escolares?
Totalmente, la personalización del aprendizaje favorece el desarrollo del talento de cada estudiante. El desarrollo sistemático de las capacidades exige fuerza de voluntad y confianza. Necesitamos un sistema educativo que dé respuesta a las necesidades, pero también que detecte las capacidades y talentos de nuestros niños y jóvenes, que motive la curiosidad y permita a cada alumno llegar tan lejos donde pueda, sin comparaciones ni etiquetas, sin ignorar que cada niño y joven aprende de manera distinta en ritmo, amplitud y profundidad.
Los centros educativos deberían convertirse en centros de desarrollo de talento donde se detecten y potencien las fortalezas porque si no lo hacemos estaremos impidiendo el desarrollo máximo de los alumnos y socialmente estaremos desperdiciando su talento.
¿Crees que pedagógicamente el sistema educativo está demasiado anclado y se necesitan avances?
Creo que el sistema educativo más que anclado está desorientado y esto demanda una reflexión pedagógica profunda. Los continuos cambios de leyes, el impacto de una innovación poco reflexionada y fundamentada, explicadas por empresas tecnológicas o 'gurús educativos' que nunca han pisado un aula, entre otras, han creado una desorientación y consecuencias negativas en el alumnado, el profesorado y las familias. Más que avances se necesita reflexionar en cómo conseguir que cada niño y alumno pueda conseguir el desarrollo personal y académico que merece, en qué metodologías utilizar para motivar el aprendizaje, el compromiso y la implicación.