El álbum que se convirtió en un clásico de casualidad tras los atentados a las Torres Gemelas

Wilco en una imagen del recuerdo; en 2002 editaron el disco Yankee Hotel Foxtrot, que se convirtió en un clásico post atentados del 11 de septiembre del año anterior
Wilco en una imagen del recuerdo; en 2002 editaron el disco Yankee Hotel Foxtrot, que se convirtió en un clásico post atentados del 11 de septiembre del año anterior - Créditos: @Austin Nelson

El 11 de septiembre de 2001 es de esas fechas que, con solo nombrarlas, ya se sabe de qué se va a hablar. El impacto de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono fue tan grande que en los Estados Unidos un multimedio elaboró un listado de canciones que prohibió pasar en sus radios, tan absurdo que incluyó “New York, New York” de Frank Sinatra y “What A Wonderful World” de Louis Armstrong. Los ejecutivos no querían herir las susceptibilidades de una sociedad que estaba severamente golpeada evitando no solo la música agresiva (entraron varias bandas de heavy metal), sino también la que era excesivamente alegre o pudiera remitir aunque sea de manera muy indirecta o abstracta a los acontecimientos, como ocurrió con “Great Balls Of Fire” de Jerry Lee Lewis. Una semana más tarde, en la página oficial de una banda de Chicago llamada Wilco, apareció “Jesus, etc.”, cuyo estribillo rezaba: “Los edificios altos tiemblan/Las voces escapan cantando canciones muy tristes/En sintonía con los acordes/Melodías amargas girando tu órbita”. La referencia parece más que obvia. Sin embargo, la composición es anterior a los fatídicos hechos que cambiaron la historia de la humanidad en los albores del Siglo XXI.

Sin quererlo, Wilco codificó el clima de época antes de que todo ocurriera y con su cuarto álbum, Yankee Hotel Foxtrot, se convirtió contra todos los pronósticos -en especial del de su sello discográfico-, en el equivalente norteamericano de Radiohead.

Detrás de la melodía alegre de “Jesus, etc.”, adornada con un irresistible arreglo de cuerdas, se esconde una canción oscura, con voces quejumbrosas, gente que se consume como el sol que arde y rascacielos que a duras penas se rozan . La prosa de Jeff Tweedy, líder y principal compositor del grupo, siempre fue enigmática, ejecutada más como ejercicios de escritura que como la búsqueda de un mensaje. “Puede empezar como una tontería, pero es sorprendente lo difícil que es poner palabras una al lado de la otra sin que se genere algún significado”, reflexiona en su autobiografía este compositor que también escribió un libro sobre cómo componer una canción.

Esa forma de escribir hizo que Yankee Hotel Foxtrot, al momento de su salida, fuera adoptado por el público como un retrato de aquellos tiempos. “Algo muy extraño le ocurrió a nuestro disco”, admitió Tweedy en una entrevista cuando el álbum recién había salido. “El mundo cambió las canciones, las intervino. Fueron recontextualizadas por el maldito horror de ese momento”. En retrospectiva, a más de dos décadas de estos acontecimientos, las cosas no podrían haber ocurrido de otra manera. ¿Cómo podía interpretarse dentro de un LP tan melancólico una canción que hablaba de edificios sacudiéndose ubicada entre un tema que se llama “War On War” (guerra tras guerra) y otro bautizado “Ashes Of American Flags” (cenizas de banderas norteamericanas)? Eso sin mencionar “Poor Places”, donde la obra alcanza su clímax, que dice, casi en un lamento, “Lloraron en todo el extranjero/ Y no me hace ninguna diferencia/ Cuando esta noche haga calor en los pobres lugares/Yo no me iré afuera”.

La portada de Yankee Hotel Foxtrot fue lo que terminó de consagrarlo como la banda sonora de aquellos años difíciles. Es una postal de las famosas torres Marina City de Chicago, que también son gemelas. Erigidas en 1964, tienen una forma muy llamativa de mazorca y eran un símbolo de la modernidad. Para Tweedy representan “el viejo buen futuro”, es decir, la expectativa de progreso que percibía a su alrededor cuando era chico y que, llegando el final del siglo XX, se puso más pesimista, en especial, según él, cuando George W. Bush llegó a la presidencia de los Estados Unidos. Lo que Wilco observó con esplendor, las circunstancias lo volvieron traumático.

El triunfo de Bush fue el que determinó el ánimo de las canciones, que fueron registradas entre finales de 2000 y comienzos de 2001. “Creo que es por eso que pensaba tanto en la bandera y en esos símbolos, para tratar de regresar mi mente a lo que sentía antes de esa profunda decepción”, dice Tweedy en las notas de la edición 20° aniversario del álbum. “En lugar de mejorar, el futuro empeoraba”. Los atentados perpetrados por Al-Qaeda marcaron a fuego ese sentimiento.

Lo más increíble de Yankee Hotel Foxtrot es que la fecha original de salida era el 11 de septiembre de 2001, pero su sello discográfico se negó a editarlo. “¡Cada vez que nos lo mandan, se pone peor!”, les decían los ejecutivos de Reprise.

La historia

Wilco se formó en 1994 tras la disolución de Uncle Tupelo, banda pionera del llamado country alternativo, que consistía en la fusión de esa música tradicional norteamericana con el punk y el indie rock que surgió a principios de esa década. Tweedy tomó una dirección más rockera, pero orientada al pop, y sacó el álbum debut al año siguiente. En los siguientes discos, si bien mantuvieron la misma línea, empezaron a tomar ciertos riesgos.

Cuando iniciaron la grabación de Yankee Hotel Foxtrot, las inquietudes musicales de la banda llegaron a su punto más alto. Tweedy había sido hipnotizado por The Conet Project, una colección de discos con transmisiones de radio de onda corta de los años de la Guerra Fría que se creen que podrían haber sido mensajes encriptados de espías. De hecho, el título del álbum proviene de una de esas grabaciones, que está sampleada en la mencionada “Poor Places”. Para el frontman, representaban el intento humano por comunicarse sabiendo que existe el riesgo de fallar y que las palabras queden en el aire. “Hay una cierta soledad en ello, pero también un anhelo”, admitió. Su estudio de grabación se volvió una especie de laboratorio y Wilco elaboró diversos experimentos sonoros para dotar a las nuevas canciones de una atmósfera intrincada y densa, por momentos incómoda, pero a la vez estremecedora.

Wilco, la banda de rock alternativo de Chicago, cuando se presentó en Buenos Aires
Wilco, la banda de rock alternativo de Chicago, cuando se presentó en Buenos Aires - Créditos: @Santiago Filipuzzi

El proceso fue tortuoso y se llevó puesto a dos miembros, al baterista Ken Coomer, cuyas limitaciones quedaron expuestas, y al multiinstrumentista Jay Bennett, principal ladero de Tweedy, cuya obsesión por el sonido, potenciada por su adicción a los opioides, lo puso en el lugar de científico loco que intentó apropiarse del proyecto. Todo quedó registrado en el documental de Sam Jones I Am Trying To Break Your Heart. La situación se volvió insostenible y Bennett fue expulsado al terminar la grabación.

Para la mezcla, Wilco reclutó al talentoso Jim’ O’ Rourke, un músico y productor que sabe combinar a la perfección el pop con el avant-garde. El sello Reprise, propiedad de Warner Music, sin embargo, no quedó convencido con el resultado y exigió un material más accesible. Ante la negativa de la banda, le rescindió el contrato y le cedió las cintas. Las canciones eventualmente se filtraron en Internet, por lo que el grupo decidió subirlas a su sitio web para su reproducción gratuita, algo que no era común en ese entonces, el 18 de septiembre de 2001.

Al final, Wilco firmó con Nonesuch, otra subsidiaria de Warner, y el álbum se editó oficialmente el 23 de abril de 2002. El gigante musical terminó pagando dos veces por el mismo disco, pero el yerro rindió sus frutos. Yankee Hotel Foxtrot llegó a disco de oro, vendió más de medio millón de copias y fue aclamado por la crítica. Fue el trabajo más exitoso de los de Chicago y es considerado uno de los mejores de esa década.

Así como Kid A de Radiohead en 2000 logró captar la alienación de una sociedad hiper tecnologizada, el cuarto álbum de Wilco pudo expresar los sentimientos de muchos norteamericanos que observaban que su país entraba en una época oscura. “¿Cómo podrían estar todas estas cosas que amo de los EE.UU. al lado de todo lo que me avergüenza?”, se preguntó Tweedy. Los atentados contra el World Trade Center profundizaron aún más ese pensamiento e insertaron a Yankee Hotel Foxtrot en la cultura popular, con “Jesus, etc.” a la cabeza, que aunque no fue uno de los sencillos, es el tema más accesible del LP y rápidamente se volvió un favorito de muchos ( incluso de Norah Jones, que lo versionó) . De alguna manera inconsciente, la banda se había adelantado a los tiempos que se avecinaban. “Hubo suficientes coincidencias, tanto en la forma como en el momento en el que el disco se unió líricamente con imágenes catastróficas, como para que se intensificara esa sensación que algunas personas tuvieron justo después del 11 de septiembre. Pero fue tan solo una casualidad”, resaltó el músico.

Las casualidades a veces se dan por razones fatídicas que nadie desearía. De alguna u otra forma, y a pesar de todos los obstáculos que se interpusieron, Yankee Hotel Foxtrot de Wilco estaba destinado a ser una de las obras maestras más importantes del siglo XXI. Así lo quiso el destino.