Fin de una época: se cierra I.Sat, una de las señales más originales, innovadoras e irreverentes de la historia de la TV paga en la Argentina
El largo ocaso de una de las señales más innovadoras, provocativas, originales e irreverentes de la historia de la televisión paga en la Argentina empezó en 2007. Ese año empezó a plantarse en el corazón de I.Sat la semilla de su propia y futura destrucción con la llegada a su grilla de programación de un segmento de animación para adultos conocido como Adult Swim, con material original surgido de Cartoon Network.
En las últimas horas los principales operadores latinoamericanos de la TV paga recibieron una comunicación oficial de Warner Bros. Discovery en la que se confirma para el 29 de febrero próximo el cierre definitivo en toda la región de las transmisiones de I.Sat. Cualquiera de sus programadores hubiese sonreído ante el giro irónico del destino que aparece detrás de esta decisión corporativa: I.Sat desaparece del aire porque Warner Bros. Discovery quiere aprovechar ese lugar para la “consolidación y el crecimiento de audiencia” de algunas de sus señales más nuevas. A la cabeza está Adult Swim, que ahora tiene frecuencia propia y una grilla de 24 horas.
El cierre de I.Sat forma parte de una estrategia más amplia relacionada con la mutación de algunos contenidos televisivos que dejan, al menos desde la mirada de los operadores, de despertar interés mientras se registran cambios de fondo en los comportamientos y los consumos culturales de los televidentes. La aparición del streaming y el retroceso de algunos modelos de programación propios de la televisión lineal también marcan la diferencia.
Todas estas transformaciones, desde la visión de algunos especialistas, convirtieron en obsoleta una alternativa que siempre funcionó como expresión de todo tipo de vanguardias creativas. Las nuevas tendencias en materia de formatos televisivos, la transgresión y la apuesta a la diversidad siempre fueron guías determinantes para configurar y consolidar la identidad de I.Sat a lo largo de los años.
Hay más señales con fecha confirmada de cierre para el último día de febrero próximo. Junto con I.Sat se apagarán al mismo tiempo Glitz (que había nacido en 2011 para reemplazar a Fashion TV) y la versión latinoamericana de la excelente señal musical de origen canadiense MuchMusic. Antes, con bastante más reserva, Warner Bros. Discovery había sacado del aire en América latina a las señales TBS y TruTV. Pero apenas se supo que I.Sat seguiría el mismo camino muchos fans y seguidores a lo largo de muchos años de su innovadora propuesta quisieron hacerse oír. Sintieron que de esa manera también se cerraba una parte importante de la memoria televisiva de más de una generación. La intención de Warner Bros. Discovery es promover en su lugar señales de lanzamiento reciente como la citada Adult Swim y TNT Novelas.
Con mucho dolor les cuento que el canal I.SAT, que este 2023 cumplió 30 años, desaparecerá en febrero de 2024. Con el cierre de I.SAT se marchita el corazón de una generación de cinefilia ecléctica: Cine Zeta, Karate Forever, Laiseca, Primer Plano con Alan Pauls, Sexorama y + 💔 pic.twitter.com/J56tLlxgQ3
— hernán (10) (@hernanpanessi) December 22, 2023
Para Warner Bros. Discovery, todo este nuevo armado de señales disponibles en los servicios de TV paga está determinada, según revela el comunicado enviado a los operadores, en “brindar a los espectadores de la región una gran experiencia de entretenimiento, con marcas y formatos que sean relevantes para los consumidores latinoamericanos”. Quiere decir que desde esta perspectiva I.Sat dejó hace tiempo de tener interés.
Más anuncios en camino
Trascendidos bastante firmes, todavía no confirmados, sugieren que más adelante podrían seguir el mismo camino HTV (otra señal musical, consagrada a los ritmos latinos), Tooncast (con material animado clásico) y TCM, flojísima versión latinoamericana del extraordinario canal de cine clásico de todas las épocas que funciona en Estados Unidos. En América latina, en cambio, bajo el lema “el cine que ya tendrías que haber visto”, bajo esa misma marca se programan películas y series más cercanas, intercaladas con algunos clásicos de las décadas de 1930, 1940 y 1950, en versiones por lo general dobladas al español que alejan a los más genuinos amantes de la gran memoria de la pantalla.
Con I.Sat pasó siempre lo contrario. El cuidado en la pureza innovadora del material elegido para armar la programación fue una constante en toda la trayectoria de la señal, creada en 1993. Su título juega con el nombre que le dio origen. Tres años antes había nacido en la Argentina Imagen Satelital, la primera productora argentina de señales creada para abastecer a los operadores de TV por cable en el armado de su programación. Fundada por el empresario argentino Alberto González, uno de los grandes pioneros del sector, tuvo en su momento un menú de canales que perdura en la memoria del televidente: Space, Júpiter, Uniseries, Infinito, Venus.
Entre todas ellas, I.Sat se identificó desde su aparición con los adultos jóvenes y, por extensión, con todo tipo de público dispuesto a recibir propuestas televisivas fuera de lo común en materia de cine (sobre todo independiente y de culto, nacional e internacional), documentales, series y reality shows. Basta un ejemplo que nos lleva a 2012 para demostrarlo. En ese momento, cuando toda la TV por cable empezaba a inclinarse por la comodidad del doblaje, I.Sat lanzó una audaz campaña en defensa de una programación íntegramente armada con material original subtitulado. El spot mostraba en su primera escena la imagen del pico de un pájaro que ladra. Después, la de un mono que relincha y un tigre de Bengala que muge. Una leyenda sobreimpresa remataba ese conjunto de imágenes tomadas de sendos documentales: “Puede parecer gracioso, pero no es lo mismo. No al doblaje, sí al idioma original ”.
Un canal que apostó al disfrute
En I.Sat (que nació como I-Sat, con un guion en vez de un punto) descubrimos infinidad de obras de cine independiente y disfrutamos de ciclos temáticos notables en el caso de las películas: Cine Under (con un lugar especial para el material aportado por la distribuidora Primer Plano y presentado por el escritor Alan Pauls), Cine Zeta (con “las peores películas del mundo” y todo tipo de material “bizarro”), espacios dedicados a las artes marciales (Furia Oriental, Asian Connection y Karate Forever, con presentaciones de Alfredo Casero) y hasta el extravagante Sexorama, con contenidos eróticos no explícitos (cine softcore) y rarezas varias, entre ellas algunas películas dirigidas por el inclasificable Jess Franco.
También formaron parte de la columna vertebral y la identidad del canal varios notables ciclos de cortometrajes, los documentales agrupados bajo el título de I.Files y la memorable serie de microprogramas con historias de terror narradas por el escritor Alberto Laiseca, de enorme repercusión. A I.Sat también llegaron por primera vez grandes series de origen británico (Shameless, Peep Show, The Office, Coupling, UK Raw), norteamericano (Portlandia, The Whitest Kids U’Know, MADtv) o canadiense (The Kids in the Hall). Más de un centenar y medio de series de todo tipo y extensión pasaron por esa pantalla.
Todo contenido televisivo que pudiese ser visto y apreciado a partir de algún elemento llamativo o innovador encontró en algún momento lugar en la programación de I.Sat. Allí también había espacio para la reposición de algunas series, documentales o producciones originales de HBO, desde Carnivale y The Mind of the Married Man hasta las series Real Sex y Taxicab Confessions. Y no faltaron programas específicos dedicados al arte callejero, al mundo de los tatuajes, a las grandes novedades culturales argentinas (I.News) y también a todo tipo de expresiones musicales, incluyendo videoclips y conciertos completos.
Para amantes de la audacia
El lugar preferencial que I.Sat se había ganado entre una considerable legión de televidentes amantes de la innovación y la audacia empezó a languidecer en medio de las vertiginosas transformaciones en el consumo cultural que, entre otras cosas, impulsaron la llegada del streaming. Un canal como I.Sat, con programación alternativa pero a la vez convencional desde las formas (sobre todo a partir de sus horarios fijos) dejó de llamar la atención de un televidente cada vez más interesado en hacerse dueño de todas las decisiones. La repetición constante de los contenidos de cine y series y la falta de renovación de su grilla hicieron el resto.
I.Sat nunca pudo trasladar su grilla a una plataforma propia, seguramente por cuestiones ligadas a los derechos de uso y la propiedad del material programado. Y además, en un escenario que rápidamente empezaba a revelar todos sus contenidos en alta definición, dejó su imagen clavada en la etapa analógica. El canal que había abierto en su mejor época el camino de la vanguardia y la novedad empezó a quedar viejo en términos de imagen.
No parece haber instancia posible para evitar un cierre que desde hace tiempo se veía venir y seguramente no sorprende a casi nadie. Pero ningún espectador de espíritu abierto en la Argentina de los últimos 30 años podrá negar que vivió algunos de los momentos más estimulantes e inusuales de su vida televisiva frente a la pantalla de I.Sat.