Los 10 mejores estrenos de cine en español del 2024
Es probable que no estén todos los que deberían estar, porque la memoria es frágil y los gustos no son solo subjetivos, sino también cambiantes. Pero, en esta publicación, hemos hecho nuestros mejores esfuerzos para ofrecer una lista comprensiva -y ciertamente personal- sobre los filmes hablados en nuestra lengua que se lanzaron comercialmente a lo largo del 2024 en las salas de cine de Los Ángeles, que es el territorio que nos corresponde.
Hay que precisar, eso sí, que hemos hecho un poco de trampa para poder incluir a una cinta que nos encantó y que se estrenó directamente en ‘streaming’; y no, no se trata de “Emilia Pérez”, un título que, además de haber pasado brevemente por las salas, está lejos de gustarnos, lo que no tiene nada que ver con la temática que maneja.
Del mismo modo, los lectores más entendidos notarán que varias de las películas filmadas se estrenaron realmente en sus países de origen en el 2023 y circularon por aquí durante ese mismo calendario en los festivales de rigor; pero lo cierto es que, sin parámetros de alguna clase, este tipo de recuentos perderían la razón de ser.
Nuestro listado se encuentra en orden alfabético y no de preferencia, porque, sinceramente, casi todo lo que incluimos en este nos gustó por igual; y además de incluir también el título de estreno en Estados Unidos, agregamos la plataforma en la que puede ser vista cada una de las cintas en el caso de que esto ocurra, porque, finalmente, todas ellas merecen ser vistas.
‘Cerrar los ojos’ (‘Close Your Eyes’)
Disponible para renta en Prime Video, Fandango at Home, Apple TV, YouTube
Para darle vida al primer largometraje que hacía en tres décadas, el legendario cineasta Víctor Erice (“El espíritu de la colmena”) decidió unirse al escritor Michel Gaztambide con la finalidad de crear un guión de primerísimo nivel que fue nominado a los Premios Goya (como lo fue también la película entera) y que merecía una visibilidad internacional mucho mayor de la que tuvo.
Jugando también con la idea del transcurso del tiempo, Erice nos presenta la historia de un veterano director de cine, Miguel Garay (Manolo Soto), que, luego de ser invitado a un programa de televisión que rebusca en el pasado, decide emprender su propia investigación sobre la ya prolongada desaparición de su amigo actor Julio Arenas (José Coronado), sucedida treinta años antes mientras filmaba una película que él mismo comandaba.
Pese a contar con una extensión que espantará de inmediato a los impacientes (dura casi tres horas), el filme es una muestra incuestionable de la maestría de un autor que, a sus 84 años, fue capaz de diseñar un relato fascinante sobre el paso del tiempo, la búsqueda de identidad y la necesidad de la memoria, hilvanando todo con un espíritu profundamente cinematográfico -y cinéfilo- que logró encontrar maneras creativas de expresión.
Además de hacer citas directas a clásicos del cine, el mítico realizador maneja aquí la idea del cine dentro del cine al hacer que la película inconclusa de Garay y Arenas se convierta en parte de una narrativa que resulta eventualmente conmovedora, pero que no cae ni por asomo en el sentimentalismo banal debido al tratamiento dramático que obtiene y al planteamiento de dilemas existenciales que no pueden asumirse simplemente con suspiros.
‘Crónicas de una santa errante’ (‘Chronicles of a Wandering Saint’) - Argentina
Disponible para renta en Prime Video
La industria fílmica argentina es una de las más prolíficas y diversas de la región sudamericana, porque es tanto capaz de desarrollar relatos complejos que suceden en la urbe como historias sorprendentes que nos trasladan al campo.
“Crónicas de una Santa Errante” (que estrenó de manera limitada en Los Ángeles y Nueva York bajo el nombre de “Chronicles of a Wandering Saint”) corresponde a la segunda categoría, y lo cierto es que, se la mire por donde se la mire, no tiene pierde.
Ubicada en un pueblito rural ficticio, la ópera prima de Tomás Gómez Bustillo nos presenta a Rita (interpretada por la estupenda Mónica Villa), una devota del cristianismo que, luego de encontrar en los depósitos de la iglesia local una estatua perdida que podría pertenecer a la Santa Patrona del lugar (llamada, coincidentemente, Santa Rita), planea al lado de su estoico esposo Norberto (interpretado por Horacio Marassi, también excelente) una ingeniosa treta que podría permitirles la simulación de un milagro.
La primera parte de esta sobresaliente película, mantenida en un férreo cauce realista, nos expone a una cotidianidad encantadora en la que no faltan ni el humor, ni la esperanza; pero lo que sucede después -mediante un suceso que no revelaremos- nos traslada de manera inesperada a un plano sobrenatural en el que se refuerza la comicidad y que, a diferencia de lo que sucede con el llamado ‘cine cristiano’, evita constantemente la doctrina.
‘El Castigo’ (‘The Punishment’) - Chile
Al comienzo de la película, Ana (Antonia Zegers) está manejando por una autopista al lado del bosque, visiblemente disgustada, y tiene a su lado a su esposo Mateo (Néstor Cantillana), quien le ruega prácticamente que dé la vuelta.
Como nos enteramos después, estos esposos son los padres de Lucas, un niño dentro del espectro del autismo al que la primera, en un arranque de ira, ha dejado fuera del automóvil, varios metros atrás.
Cuando Ana regresa, Lucas ya no está en el lugar donde había estado. Tampoco en la entrada del bosque. Ni en sus inmediaciones. Es así que comienza una cinta apasionante en la que el drama familiar se combina con el ‘thriller’ y con el planteamiento de ideas polémicas sobre la maternidad y el cuidado de los hijos, como parte de un trabajo que se filmó en una sola toma.
“El castigo” (“The Punishment”) fue dirigida y coescrita por Matías Bize, autor de trabajos tan importantes como “La vida de los peces” (2010) y “La memoria del agua” (2015). Se trata de una película de enorme valor artístico que resulta además tremendamente entretenida y que, de manera inesperada, lidia con temas profundos al cuestionar la idea arraigada de la madre entregada y los roles familiares supuestamente inamovibles.
‘La Cocina’ (México)
Alonso Ruizpalacios retomó el blanco y negro de su primera película, “Güeros” (2014), para contar una historia que tiene también muchos tintes naturalistas, pero que asume de pronto características irreales con la finalidad de plasmar las vivencias de un grupo multinacional de trabajadores en un concurrido restaurante de Manhattan.
Armado con una cámara inquieta y movediza que logra tranquilizarse cuando es necesario, Ruizpalaciones no deja títere sin cabeza, porque si bien el guión de su autoría (inspirado en la obra teatral “The Kitchen” de Arnold Wesker) se pone definitivamente del lado de los inmigrantes que son explotados en este país de una u otra forma al mostrar sin reparos lo que hacen los abusadores, no intenta endiosar a sus sufridos personajes, empezando por el cocinero Pedro (Raúl Briones), quien no se comporta de manera precisamente cuerda, ni siquiera cuando intenta ser supuestamente un caballero ante su novia ‘secreta’, Julia (Rooney Mara), quien trabaja como mesera en el mismo lugar.
Pero el cineasta tampoco evita los momentos de camaradería y hasta de fiesta que se producen en las entrañas de esta inmensa cocina, representados por intérpretes de diferentes procedencias y de lenguajes distintos que, en las condiciones adecuadas, son capaces de pasarla muy bien juntos y hasta de entablar conversaciones profundas.
Se trata, finalmente, de momentos corales que prueban lo bueno que puede ser Ruizpalacios no solo en la elaboración de puestas en escena sugestivas, sino también en lo que respecta a la dirección de actores.
‘Los Colonos’ (‘The Settlers’) - Chile/Argentina
Disponible en Prime Video (con la suscripción), Fandango at Home y Apple TV (con pago extra)
Para ser una ópera prima, “Los colonos”, que fue la apuesta de Chile para el Oscar del 2024 en la categoría de Mejor Película Internacional, pero que no fue incluida en la ‘lista corta’, es sumamente ambiciosa.
En primer lugar, se trata de una película de época, lo que implicaba varios retos logísticos. En segundo lugar, es un relato que recrea hechos reales pero poco conocidos vinculados al genocidio selknam, que se produjo a fines del siglo 19 y a inicios del siglo pasado en Tierra del Fuego, y que implicó el exterminio sistemático de un gran sector de la población indígena radicada en esta región compartida por Chile y Argentina.
Pero el director y coguionista de la cinta, Felipe Gálvez, llegó al set de filmación amparado no solo por su trayectoria de una década como editor de películas comandadas por otros y como autor de tres cortometrajes propios, sino también con la firme intención de llevarnos al pasado para ahondar en las raíces de crímenes contra los derechos humanos que no han sido analizados en toda su amplitud.
Otro aspecto interesante de “Los colonos” es la fuerte presencia de personajes extranjeros, lo que le da a la historia entera una variante llamativa en lo que respecta al conocido tema del intervencionismo. Dos de ellos trabajan para José Menéndez, un empresario español de la vida real cuya familia sigue siendo dueña de tierras en la misma región y que es interpretado por el icónico actor Alfredo Castro (“El Club”, “Neruda”): Alexander MacLennan (Mark Stanley), un exsoldado británico que existió realmente, y Bill (Benjamin Westfall), un mercenario estadounidense que es puesto a su servicio.
Al ser enviados por Menéndez a una misión de exterminio, MacLennan y Bill son acompañados por Segundo (Camilo Arancibia), un mestizo de ascendencia mapuche que trabaja para el empresario en condiciones evidentes de explotación y que tampoco recibe el status de modelo de conducta, con lo que se revela la complejidad histórica de lo que se cuenta y la autenticidad de una propuesta narrativa que, en desmedro de los duros temas tratados, se encuentra bellamente filmada.
‘Pedro Páramo’ - México
Disponible en Netflix
En medio de la curiosa ola de adaptaciones que se vienen realizando sobre la base de novelas emblemáticas del realismo mágico latinoamericano (HBO lanzó una miniserie inspirada en “Como agua para chocolate”, y poco después, Netflix estrenó su propia versión para la televisión de “Cien años de soledad”), surgió la versión cinematográfica de “Pedro Páramo”, directamente lanzada en la modalidad de ‘streaming’.
Provenía justamente de la segunda plataforma mencionada y, sin ser la primera que se hacía (esta fue la de 1967), llamaba la atención de antemano por ser el debut como director ‘general’ de Rodrigo Prieto, quien es ampliamente conocido por su labor como director de fotografía en películas de la talla de “Brokeback Mountain” (2005), “The Irishman” (2019) y “Killers of the Flower Moon” (2023), las mismas que le han dado sendas nominaciones al Oscar.
Causaba entonces profunda curiosidad el modo en que Prieto lidiría con un proyecto tan osado; y la buena noticia es que lo hizo con una maestría digna de admiración, respetando constantemente el espíritu de la novela de Juan Rulfo y dándole realce a un relato que empieza como una historia de fantasmas -con claros elementos de las escuela de terror- y se convierte después en un relato sobre el abuso de poder -con alusiones a ese estilo ‘scorsesiano’ en el que ha estado directamente involucrado este talentoso creador mexicano-.
Además de la ambición de su puesta en escena, Prieto demuestra tener habilidad para la dirección de actores, porque todos los involucrados destacan y dicen las líneas ya clásicas de manera absolutamente convincente. Por supuesto, no perjudica que se encuentren encarnados por intérpretes de la talla de Manuel García-Rulfo, Tenoch Huerta y Dolores Heredia.
‘Reinas’ (‘Queens’)- Perú/España/Suiza
A veces, ver las cosas desde fuera ofrece una perspectiva mucho más poderosa que cuando uno se encuentra inmerso en la situación que quiere tratar. Y eso es lo que sucede en “Reinas” (“Queens”), el notable filme que, a pesar de haber sido creado por una cineasta que dejó Perú a los 10 años de edad y de haber sido la película elegida por Suiza para tentar suerte en el Oscar, posee un sentido de autenticidad del que puede dar plenamente fe un nativo de la nación andina como el que esto escribe.
La directora y coguionista Klaudia Reynicke empleó experiencias tanto de su niñez (cuando abandonó el país al lado de su madre) como de su adolescencia (cuando volvía a esté de visita) para crear a dos personajes: Lucía (Abril Gjurinovic), de 10 años, y Aurora (Luana Vega), de 15. Las dos están a punto de irse de la nación andina con su madre Elena (Jimena Lindo), quien ha conseguido un trabajo en el extranjero.
El problema por aquí es que ha reaparecido su padre Carlos (Gonzalo Molina), un tipo que ha estado tan alejado de sus vidas que ellas lo llaman Carlos y que, a pesar de ser aparentemente incapaz de mantener a sus hijas y de no ser precisamente responsable, no es una mala persona, sino un sujeto enfrentado a la desastrosa situación social y económica que atraviesa su país, así como a su propia incapacidad para cumplir con el estricto rol de proveedor que le ha adjudicado la sociedad.
El hecho de que Carlos no sea un miserable en términos morales (aunque lo es a veces en lo financiero) es un mérito mayor dentro de una película en la que no hay villanos, al menos en lo que respecta a los personajes principales, porque la historia se desarrolla a inicios de los ‘90, cuando Lima sufría los estragos de un conflicto interno que sacudió sobre todo a las provincias, pero que afectaba ya a la población capitalina a través de apagones, coches bomba y detenciones potencialmente peligrosas por parte de las autoridades.
Reynicke acierta también en lo que respecta al tono de la película. Pese a que el conjunto se encuentra naturalmente inclinado hacia el drama, no faltan esos momentos de distensión y de humor que existen en la vida real, plasmados en unas referencias a la famosa gastronomía peruana que no lucen como artilugios publicitarios, y en referencias cinéfilas, culturales y musicales que serán disfrutadas por los espectadores de la misma procedencia, sin que esto afecte la comprensión de la historia y la identificación que puede sentir cualquiera con lo que le sucede a estos personajes.
‘Sujo’ (México)
Todavía en cines
La colaboración entre las cineastas Astrid Rondero y Fernanda Valadez, que dio ya resultados brillantes en “Sin señas particulares” (2020), volvió a dar muestras de grandeza en “Sujo”, una cinta que pone nuevamente en vitrina el lamentable fenómeno de la violencia que azota a México, pero asumiendo ahora la perspectiva de un joven michoacano cuyo triste pasado parece atarlo inexorablemente al mundo del crimen organizado.
Luego de escapar milagrosamente a las cruentas acciones tomadas contra su padre, un sicario que termina siendo asesinado, Sujo (muy bien interpretado por Juan Jesús Varela) crece bajo la tutela de una tía solidaria que, sin embargo, no logra evitar los problemas en los que su sobrino empieza a meterse al llegar a la adolescencia y establecer contacto con círculos de narcotraficantes similares a los que causaron la tragedia original.
Sin embargo, en una interesante vuelta de tuerca, el mismo muchacho, dueño de una inteligencia que ha logrado sobreponerse a la falta de educación formal, llega a la capital, donde empieza a asistir sin pagar a unas clases universitarias y despierta con ello el interés de la catedrática Susan (Sandra Lorenzano).
Fuera de los comentarios que se puedan hacer sobre la imposición de una ‘salvadora blanca’ y/o externa (Susan es una inmigrante argentina), “Sujo”, que fue la apuesta de su país para el Oscar pero quedó ya fuera de competencia, evita en la medida de lo posible el romanticismo vacío, los adornos estéticos innecesarios y, sobre todo, las respuestas absolutas, como parte de una propuesta que, en este caso, busca la redención, pero que es a la vez consciente de lo precario que resulta el bienestar para las personas que han tenido vidas tan complicadas como la de su protagonista.
‘Tótem’ - México
Disponible para renta en Prime Video, Fandango at Home, Apple TV
Se estrenó de manera tardía en Los Angeles (sucedió en el mes de febrero, cuando su lanzamiento internacional fue el año anterior), luego de haber perdido ya la oportunidad de representar a México (que la presentó como su apuesta del 2024) en la categoría de Mejor Película Internacional del Oscar al no lograr superar la valla de la ‘lista corta’. Pero eso no le quita ni una pizca de valor a “Tótem”.
Estamos ante el segundo largometraje de ficción de Lila Avilés, la notable realizadora capitalina que llamó ya la atención de los cinéfilos del mundo entero con su ópera prima “La camarista” (“The Chambermaid”), un retrato sobrio y a la vez intenso de las vivencias de una empleada de hotel en Ciudad de México. En ese sentido, “Totem”, que se basa en experiencias de la cineasta, amplía definitivamente el panorama en lo que respecta a sus personajes y hasta a sus ambientes, pese a que se desarrolla completamente en una casa pequeña perteneciente a una familia de clase media y a que mantiene por todo lo alto su carácter ‘indie’.
El centro de la historia se encuentra en Sol (Naíma Sentíes), una niña de 7 años que se enfrenta a la enfermedad terminal de su padre, con el que no vive, y que asiste a una reunión familiar supuestamente dedicada a celebrar el cumpleaños del aludido, pero que tiene más bien sabor a despedida. Pese a lo dicho, la película opta por una mirada coral que, en lugar de generar confusión, nos permite conocer de cerca a los diferentes personajes que pertenecen a la atribulada familia.
“Tótem”, que se encuentra mayormente filmada con camara en mano, no es una película que busque impactar de manera inmediata con su puesta en escena (pero fíjense en el modo en que retrata a los insectos y a las plantas) o que busque manipular a su audiencia (pero dinos si no te inmutaste al verla); de hecho, no cuenta con una banda sonora. Sin embargo, esto es justamente lo que convence más de su propuesta, y lo que ratifica a Avilés como una gran creadora (y recreadora) de situaciones realistas que no tiene que recurrir a artificios para conmover al espectador.
‘20.000 especies de abejas’ (‘20,000 Species of Bees’) - España
Disponible para renta en Prime Video, Fandango at Home, Apple TV, YouTube
“20,000 especies de abejas” (“20,000 Species of Bees”), una de las cintas españolas más relevantes de los últimos tiempos, maneja con un impresionante sentido del realismo y una sensibilidad muy particular el complicado tema de la identidad de género, al colocar en el papel protagónico a un personaje de 8 años que, ante los ojos de cualquiera, parece ser una niña, pero que responde al nombre de Aitor y nació biológicamente como un varón.
Pese a que la historia se desarrolla en un ambiente sumamente específico -un pequeño pueblo en la parte española del País Vasco, donde se habla tanto nuestro idioma como el euskera-, el guión de Estibaliz Urresola Solaguren (quien también funge de directora) alcanza rápidamente dimensiones universales por la exhibición que hace de una situación que es sin duda compartida por muchas familias, se encuentren estas donde se encuentren.
Desde el comienzo del filme, Aitor (que es llamada también Cocó y luego Lucía) muestra una abierta incomodidad frente a los roles predeterminados, pero debido a su edad, no sabe cómo procesar sus sentimientos ni cómo presentarse ante el mundo, lo que genera momentos conflictivos que se ven a veces aliviados por las reacciones tolerantes de algunos miembros de su familia o empeorados por las actitudes opuestas de otros.
Eso no quiere decir que la película se incline directamente hacia una de las posturas, aunque el devenir de la trama apunta a una tendencia claramente progresista que, por supuesto, desató críticas encendidas por parte de comentaristas conservadores, pero que le dejó también espacio a las dudas razonables de los personajes que piensan que Aitor/Cocó/Lucía (extraordinariamente interpretada por Sofía Otero) es demasiado joven para asumir una identidad definida.
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.