Es abogado pero se hizo famoso en redes mostrando subtes, barrios y universidades a las corridas

Leandro Igounet está actualmente de gira con su espectáculo "El Unipersonal" (Foto: Gentileza Leandro Igounet)
Leandro Igounet está actualmente de gira con su espectáculo "El Unipersonal" (Foto: Gentileza Leandro Igounet)

El humor históricamente trascendió fronteras, a la vez que abrió puertas impensadas. Hoy en día, las redes sociales funcionan como un gran catalizador de esa realidad, posibilitando a muchas personas iniciarse, o reinventarse, a base de originalidad y gracia, en el mundo de la comedia.

Algo de todo eso le sucedió a Leandro Igounet, quien comenzó a descubrir el camino de los contenidos digitales casi por accidente. Hace unos años, su perfil de Instagram estaba poblado de fotos familiares y domésticas.

Casi sin entenderlo aún hoy, una tarjeta SUBE le cambió definitivamente el rumbo. Al encontrarla en la calle, le sacó una foto, la subió a su perfil, luego hizo lo mismo al apoyarla en el colectivo con un gesto “burlón” y a partir de ahí, y sin esperarlo, la reacción del público comenzó a hacerse sentir.

Leandro trabajaba en una fiscalía pero renunció para dedicarse de lleno a su pasión: el humor (Foto: Gentileza Leandro Igounet)
Leandro trabajaba en una fiscalía pero renunció para dedicarse de lleno a su pasión: el humor (Foto: Gentileza Leandro Igounet)

Criado en una familia íntegramente de abogados, su caso no escapó a la regla: estudió Derecho en la UBA. Ya recibido, consiguió un trabajo en una fiscalía, donde comenzó a ganar un sueldo que le permitía vivir con comodidad, pero aún con las ganas y la inquietud a cuestas de desarrollar su faceta artística. A los 21 se anotó en un curso de stand up y comenzó a formar parte de compañías teatrales.

“Desde muy chico siento placer en hacer reír a la gente, es como una especie de orgasmo cuando el otro se ríe, me entusiasmo y me hace bien. Es algo que lo traigo desde muy chico, en mi familia siempre era el que hacía ‘las gracias’ y en el secundario me tenían siempre como el que inventaba canciones o le sacaba la ficha a los docentes para parodiarlos”, relata en diálogo con LA NACION.

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Fruto de la misma casualidad que le allanó un camino que él pretendía, Leandro se cruzó, en diciembre de 2021, con un amigo en una estación de subte. Fue una conversación cotidiana, casi de rutina, llegó una inquietud por parte de la otra persona que le consultó a dónde se iba de vacaciones. “Lo más probable que a la estación de subte de Juramento”, respondió él, de manera automática. Ahí nomás se le abrió una nueva puerta: hacer videos de estaciones de subtes.

“Cada vez que las recorría me fijaba cuál era el punto de interés más cercano, ahí empecé a hacer eso, a mostrar cosas interesantes, fáciles de hacer, como una parodia de las cuentas que hacen visitas a los lugares turísticos”, describe.

Universidades, barrios y ciudades, a las corridas

¿Vos sos el de los subtes?”, le consultó una persona en plena calle. A partir de ese momento, Igounet entendió que el recurso tenía fecha de vencimiento: cuando sus recorridos por las líneas de subte se acabasen, debería volver a reinventarse.

Aún con el recuerdo fresco de haber cursado el Ciclo Básico Común (CBC) en la sede de la UBA ubicada en Ciudad Universitaria, Leandro comenzó con sus peculiares recorridos por universidades. “Hoy voy a una facultad y mucha gente ya me reconoce. Me ven correr, se cagan de risa y hasta me agradecen”, comenta.

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Con sus cuentas activas en Instagram, Tiktok, Twitter, YouTube y Facebook, el humorista encontró rápidamente la aceptación de un sector del público que celebra cada publicación suya “a las apuradas”, ya sea por una universidad, un barrio o incluso una ciudad balnearia de la Costa.

Uno de los hitos que más se viralizaron en sus últimos posteos fue en la Universidad de La Matanza, donde recorrió de principio a fin todas sus instalaciones y generó más de 42 mil likes y cientos de comentarios donde lo felicitaron por la originalidad del contenido.

Cuando el escenario se convierte en un ring de boxeo

Salir al escenario es como tener la adrenalina de los boxeadores: no tenés más herramientas que tu propio cuerpo y el ingenio para poder sostenerte ahí logrando que la gente se ría”, destaca Igounet, mientras planifica cómo serán las próximas funciones de su obra titulada, justamente, El Unipersonal, con entradas a la venta en su sitio web.

Entre sus próximos destinos se encuentran Rosario, Paraná, Neuquén, Bariloche y Mendoza. Como ya viene haciendo hace tiempo, a todos llegará junto a su camarógrafo Lolo un par de días antes, para interiorizarse del lugar y filmar algunos de sus puntos más atractivos, siempre a su estilo y con su ya clásica muletilla: “ñañaña”.

“Haciendo stand up me pasó de todo, pero nunca me aburrí. El público cambia. Una sola vez me pasó de que inviten a un ciclo por Palermo y la gente me miraba rarísimo. Después, cuando bajé me di cuenta de que eran 15 gringos que no entendían nada”, asegura y recuerda otra vez que le explotó una chopera de cerveza al lado suyo.

A sala llena en cada presentación, Leandro hoy puede asegurar “que vive del humor”, aunque ese trabajo de hormiga, constante, también significa encontrar en las periferias, y en las redes, otras oportunidades laborales que no sean hablar frente a un grupo de personas.

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De a pequeños pasos, el humor dejó de tener en su vida un día específico en la semana. Y lo agradece, ya que con eso soñaba cuando, en 2007, se anotó en un curso de stand up: “Tenía 21 años y me anoté en el curso que daba Alejandro Angelini, un pionero en el rubro, y al año siguiente, armamos un elenco para la obra semanal llamada en el Paseo La Plaza. Eso duró diez años, hasta que después decidí abrirme y comencé a girar solo”, relata.

Producto de la perseverancia y la originalidad, su figura comenzó a tener preponderancia en las redes sociales, un termómetro importantísimo a la hora de hacer humor. Sin apurarse -aunque sus videos provocan la sensación contraria-, Igounet continúa generando ideas y contenidos para destacarse en un medio donde los detalles hacen a la diferencia.