Este aclamado director español le rinde tributo a un pianista brasileño que fue víctima de la dictadura

El punto de partida fueron unas entrevistas hechas entre el 2005 y el 2007, como parte de una investigación sobre Francisco Tenório Júnior, un pianista brasileño que desapareció de la faz de la Tierra durante una visita de trabajo a Buenos Aires, una semana antes del golpe de estado que puso en el poder de Argentina a una sangrienta dictadura militar.

Quien se encontraba haciendo las preguntas a figuras tan eminentes como Chico Buarque, Gilberto Gil, João Gilberto y Caetano Veloso, entre otros, era el creador de cintas tan importantes como “El año de las luces” (1986), “Belle Époque” (1992) y ‘La niña de tus ojos” (1998), Fernando Trueba, quien se había visto impulsado a hacerlas luego de quedar súbitamente maravillado al escuchar en casa un sonido que no había escuchado antes: el del piano que era virtuosamente interpretado por Tenório Jr. -un nombre que le resultaba desconocido- en un disco procedente de los años ‘60.

Mas de una década después de que se realizaran esas conversaciones, llega a las salas de Los Ángeles y Nueva York “They Shot the Piano Player” (“Dispararon al pianista”), una película que recupera muchas de esas grabaciones, pero que resucita también a Tenório Jr. y a numerosas figuras de su entorno a través de una estrategia muy particular: la de la animación.

“Yo había realizado cerca de 150 entrevistas y no sabía muy bien qué hacer con todo eso”, nos dijo Trueba a través de una videollamada establecida desde Madrid, donde radica. “Pensé incluso en escribir un libro, porque no quería hacer un documental en el sentido convencional, de esos que pasan por aquí a las 4 de la mañana en la televisión y que no le hubiera hecho justicia a alguien que, para mí, fue un artista y un músico excepcional”.

“Me di cuenta de que la animación me permitía poner color no solo en su vida, sino también en el Brasil de los ‘60, antes de la dictadura, donde surgió esta música maravillosa, con todos esos bares llenos de artistas que tocaban ritmos nuevos”, se entusiasmó el cineasta.

Para lograr su cometido, Trueba decidió reunirse nuevamente con su compatriota Javier Mariscal, un profesional de la animación y de los cómics que había codirigido ya con el “Chico y Rita” (2010), otra película de dibujos para adultos que le rendía tributo al jazz latino de los ‘40 y los ‘50 mientras contaba una historia ficticia de amor. Desarrollar la puesta en escena de ese filme, que fue nominado al Oscar en la categoría de Mejor Película Animada, fue sumamente complicado, como quedó ya documentado.

“El proceso para esta fue todavía más elaborado, porque se trataba de una historia más compleja”, retomó el realizador. “‘Chico y Rita’ era una ficción, casi un cuento, en el que introdujimos algunos elementos reales; pero esto es lo contrario, porque trabajamos a partir de la realidad, pero con algunos elementos de ficción, sobre todo en la manera de contar las cosas, aunque todos los hechos relacionados a Tenório se dieron en la realidad”.

Read more: CRÍTICAS. La italiana nominada al Oscar, un homenaje musical muy especial y más estrenos de la semana

Sin género ni fronteras

Las voces de los entrevistados son las auténticas, mientras que los personajes del pasado que aparecen en la pantalla y que habían fallecido incluso cuando Trueba inició su investigación -como es el caso de Ella Fitzgerald, Frank Sinatra y Vinicius de Moraes- son evidentemente reales. Los únicos ficticios son el protagonista y narrador Jeff Harris, su editora literaria y un amigo suyo que lleva el nombre de Joao.

Debido a su curiosa combinación de técnicas, muchos de los que han tenido que definir con un término a “They Shot the Player” la han calificado como ‘docudrama’. Pero Trueba no se siente cómodo con la palabra.

“Lo que más me gustó de esta película es que es una película sin género, porque la vida no tiene género, más allá de que elijamos trabajar dentro de un formato u otro”, afirmó. “En este caso, saltamos por todas las fronteras, porque las fronteras siempre son inventadas, como lo son las de los países”.

A estas alturas, Trueba es un verdadero experto en todo lo que tiene con reconstrucciones de época; nueve de sus 15 largometrajes de ficción se han desarrollado en un pasado más o menos lejano. En ese sentido, puede sorprender que no haya hecho esta película usando a actores de carne y hueso.

“Aunque hubiera tenido a los mejores, no me la hubiera creído nunca”, enfatizó el director, para mencionar luego una popular producción inspirada en la vida de una leyenda del jazz estadounidense. “Me parece que eso es algo que no funciona en los ‘biopics’. Cuando veo ‘Bird’, por ejemplo, estoy viendo todo el rato a ese estupendo actor que es Forest Whitaker, pero no a Charlie Parker”.

Fernando Trueba fotografiado en el Festival de Cine de Toronto.
Fernando Trueba fotografiado en el Festival de Cine de Toronto. (Jay L. Clendenin/Los Angeles Times)

Se podría decir que Trueba rompió su propio regla al hacer “El olvido que seremos” (2020), una fascinante reconstrucción de los años finales de Héctor Abad Gómez, un médico y activista por los derechos humanos que fue asesinado en Colombia a fines de los ‘80, y que fue estupendamente interpretado por el actor español Javier Cámara, quien asumió de manera impresionante el acento ‘paisa’.

Pero hay que recordar que, fuera de su entorno, Abad no es precisamente una figura de reconocimiento inmediato, a diferencia de lo que suele suceder con las películas biográficas que se producen normalmente.

“Exactamente; no es lo mismo hacer la vida de Picasso que la de un doctor de Medellín conocido por muchas menos personas”, precisó. “Claro, que, curiosamente, durante el rodaje, había gente que se acercaba a tocar a Javier en la calle, como si fuera el doctor verdadero, y que nos daba las gracias. Hasta la viuda, Cecilia, me decía: ‘Se parece tanto a Héctor que tengo ganas de acercarme a él y preguntarle cosas’”.

La conexión jurásica 

Valía la pena retomar el asunto de la elección de Goldblum para entender lo que llevó a nuestro entrevistado a colocarlo en el papel principal, en vista de que este alter ego no es ni español, ni cineasta.

“Decidí que fuera un periodista americano [sic] porque la música brasileña no tuvo especial repercusión en la España de aquella época, a diferencia de lo que pasó en Estados Unidos, donde podían estar tocando [una pieza de George] Gershwin y pasar luego a [una de Antônio Carlos] Jobim”, detalló. “El mestizaje que hubo entre los músicos brasileños y los americanos fue potentísimo”.

El uso de Goldblum le permitía además tocar carne en lo que respecta a la denuncia de las atrocidades cometidas por las dictaduras sudamericanas y sus vinculaciones con Estados Unidos. “Estaban todas estas cosas sobre la participación de la CIA y de [Henry] Kissinger que fueron tan terribles, y cuyos detalles se han ido descubriendo poco a poco con la desclasificación de documentos”, retomó. “Un director de cine español no pintaba nada en esta historia”.

Trueba había trabajado ya con Goldblum, aunque mucho tiempo atrás, en 1989. Lo hizo en un título completamente atípico en su filmografía, un ‘thriller’ erotico bastante perturbador donde el actor interpretaba a un escritor ya maduro que se involucraba con una ‘lolita’ y que recibió por aquí el nombre de “Twisted Obsession” -que nuestro entrevistado detesta-, pero que se llamaba realmente “El sueño del mono loco”. No hay que olvidar, tampoco, que Goldblum es un consumado pianista de jazz que ha lanzado ya varias grabaciones.

Sea como sea, los dos no habían trabajado juntos desde aquella época. “Pero hemos seguido siendo amigos; siempre que voy a Los Ángeles, lo llamo para ir a cenar o me voy a su casa, y cuando él viene a España a rodar o algo así, también nos vemos”, comentó el director. “Hemos mantenido siempre el contacto y nos tenemos un gran cariño”.

Cerca de los nuestros

Esta mirada crítica hacia los problemas sociales y políticos que han afectado a Latinoamérica es algo que ha empezado a hacerse evidente en la segunda parte de la carrera de Trueba. Inicialmente, el madrileño se interesó en plasmar situaciones relacionadas a su propio país y a las conexiones entre éste y lugares cercanos, como fue el caso de “La niña de tus ojos”, que llevaba a sus protagonistas -unos trabajadores españoles del cine- hasta la Alemania nazi.

Sin embargo, a partir de “El baile de la victoria” (2009), que se desarrollaba en Chile tras el regreso de la democracia, empezó a contar historias que tomaban lugar en nuestras naciones de origen, como ha sido también el caso de “Chico y Rita” -que se desenvuelve parcialmente en Cuba- y de la ya citada “El olvido que seremos”.

“La historia de ‘Dispararon al pianista’ no se podía contar sin eso; ¿cómo explicas la desaparición de Tenório sin decir lo que estaba ocurriendo en Argentina y en los países aledaños?”, nos dijo el director cuando le preguntamos por el tema. “Era necesario hacer una especie de resumen sobre lo que fue la Operación Cóndor, y nos divertía además integrar al relato ese lado histórico divulgativo”.

“En realidad, lo que busco es una historia buena y un personaje interesante”, prosiguió. “No me voy a un país para hacer turismo o porque este me atrae, sino por las historias que encuentro allí. Pero claro, tengo que investigar mucho para entender el pasado de cada lugar y lo que está sucediendo”.

El realizador admitió, por supuesto, que estas historias no llegan de la nada y que las elige conscientemente, pero descartó completamente que lo haga guiado por algún tipo de concepto. “Ahora mismo hay una película que está de moda y que todo el mundo dice que es muy buena, pero yo la veo y siento que no cuenta una historia; es puro cine conceptual”, reclamó. “Están filmando una idea, no personajes humanos”.

“Me parece estupendo que el concepto sea muy ‘high’, pero tienes que poder tocar a los personajes y sentir”, insistió. “Tiene que haber polvo, tiene que haber sangre, tiene que haber carne, incluso cuando estás filmando la mayor fantasía posible”.

Aunque se negó a darnos el nombre de la cinta a la que aludía, señaló que la misma estará compitiendo en la próxima ceremonia del Oscar, un evento que conoce bien debido al triunfo de “Belle Époque”, que le dio un Premio de la Academia en la codiciada categoría de Mejor Película Extranjera.

Pero lo que ocupa ahora su tiempo no es lo que sucederá próximamente en el Dolby Theater de Hollywood, sino el lanzamiento de su siguiente obra, que se llama “Haunted Heart” y que estará protagonizada por el estadounidense Matt Dillon (“Rumble Fish”, “Crash”) y la española Aida Folch (“La reina de España”).

“Se estrenará por aquí en mayo; no sé cuándo llegará a Estados Unidos”, adelantó. “Dijiste que ‘El sueño del mono loco’ era algo atípico en mi filmografía, pero ya no está sola, porque esta es como una película de suspenso romántico”.

“A mí me han gustado siempre mucho los libros de Patricia Highsmith”, declaró, mencionando a la popular autora estadounidense de thrillers psicológicos. “En muchas de sus novelas, hay un americano perdido en Europa; empiezan así, de manera aparentemente real, y poco a poco se van volviendo inquietantes y angustiosas. Era una línea que quería trabajar”.

Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Sign me up.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.