Se aclaran los rumores de romance entre Isabel II y su amigo 'Porchie': una de las inagotables tramas que rodean a los Windsor
Dicen que la realidad siempre supera a la ficción, y en el caso de la familia Windsor esa afirmación se queda corta. La vida de los miembros de la Familia Real británica, tanto los de antes como los de ahora, genera unas historias que parecen salidas de la mente del guionista más brillante. Un claro ejemplo es la noticia de esta semana, el último giro en la biografía del príncipe Andrés, a quien el Servicio Secreto británico ha vinculado con un supuesto caso de espionaje chino. La monarquía británica es una fuente de inspiración inagotable y series como The Crown capturan la imaginación del público, aunque a veces se toma lo que se ve como la verdad absoluta. Ese es el caso de uno de los rumores que circuló durante años en entornos reales, si la amistad entre Isabel II y Porchie, su gerente de carreras, fue algo más. Una cuestión a la que uno de los hijos de Lord Porchester quiere poner fin.
Henry Herbert fue un noble británico y un amigo cercano de Isabel II desde su juventud. Compartían una pasión por los caballos y la vida rural, lo que llevó a que la Reina lo nombrara su gerente de carreras en 1969, así que sus triunfos eran compartidos, ya que él era quien gestionaba todo lo que tuviera que ver con la soberana y las competiciones de caballos. En las primeras temporadas de The Crown, Lord Porchester (que heredó el título de Conde de Carnarvon en 1987) es retratado como un amigo íntimo de la Reina, y se insinúa una relación romántica entre ellos. Isabel II llegó a ser la madrina de uno de sus hijos, Harry, y acudió en el año 2011 a su funeral, una presencia del todo inesperada y que ayudó a alimentar esos rumores, puesto que Isabel II tenía por costumbre no acudir a funerales privados a menos que fueran de la familia directa, reservando su presencia a funeral de Estado u otras despedidas de carácter excepcional.
Ha sido el otro hijo de Lord Porchester, George, octavo conde de Carnarvon, el que ha querido aclarar que su padre solo disfrutó de una estrecha amistad personal con la monarca. "Eso está muy lejos de la realidad", dijo el conde a Daily Mail sobre los rumores. "Su vínculo era el amor por el campo", explicó. Una afirmación que confirma lo que dijo, en su momento, el que fuera secretario de prensa de Isabel II, Dickie Arbiter: "Es de muy mal gusto y totalmente infundado. La Reina es la última persona en el mundo que podría considerar el mirar a otro hombre. No solo es escandaloso -este rumor lleva décadas dando vueltas- sino que no se sostiene. The Crown es ficción". Estas palabras reflejan que no es una invención de la serie, los rumores siempre estuvieron allí y The Crown solo se hizo eco de ellos.
No solo los Windsor son una gran fuente de inspiración, también lo son aquellos que los rodean
Por otro lado, esta familia, los Herbert, son la confirmación de que no solo los Windsor son una buena fuente de inspiración, también lo son todos aquellos que los rodean. Hay que recordar que la residencia familiar es el castillo de Highclere, donde se rodó Downton Abbey y varias películas. Eso sin olvidar que la muerte de uno de sus antepasados (y no hay que irse muy lejos) está vinculada a una de las maldiciones más conocidas de la humanidad y que a su vez a inspirado todo tipo de producciones, incluidas Las Aventuras de Tintín, la maldición de Tutankamon.
La maldición de Tutankamón es una leyenda que surgió después del descubrimiento de la tumba del faraón egipcio Tutankamón (en el Valle de los Reyes) en 1922 por el arqueólogo Howard Carter. Según esta creencia, cualquier persona que perturbe la tumba del faraón sufrirá una serie de tragedias y morirá en un plazo de un año. La leyenda ganó popularidad cuando George Herbert (abuelo de Porchie, V Lord Carnarvon, egiptólogo, mecenas y quien financió esa expedición) murió cuatro meses de abrir la tumba, lo que alimentó los rumores de que había caído víctima de la maldición. Sin embargo, la mayoría de los historiadores y expertos consideran que la muerte de Lord Carnarvon fue debido a una infección causada por una picadura de mosquito, y no a una maldición.