El actor canario Edu Díaz lucha contra la homofobia vestido de 'drag queen' en Nueva York
Nueva York, 24 jun (EFE).- El actor canario Edu Díaz dejó su vida en España hace cinco años para probar suerte en los escenarios off-Broadway de Nueva York, donde tras recorrer un camino lleno de obstáculos en un entorno enormemente competitivo representa ahora su comedia no verbal 'A drag is born'.
El espectáculo, que ha pasado por varios festivales en Estados Unidos y ha sido merecedor de diversos premios teatrales, se representa el próximo 4 de julio en el teatro Under St. Marks de la Gran Manzana en el marco del festival Queerly, especializado en temática LGTB.
'A drag is born', que cuenta con el apoyo del Consulado de España, narra en silencio la historia de un hombre de 40 años (interpretado por Edu, el único actor) que quiere ser 'drag queen' pero no se atreve debido a las críticas homófobas que recibe.
La obra es un canto a la diversidad sexual que mezcla comedia y drama en la que Edu interpreta con playback canciones icónicas como 'Diva' de Dana International o 'All by myself' de Celine Dion.
En una de las funciones en otra pequeña sala donde anteriormente se ha presentado, el público -en su mayoría hombres y mujeres de unos 30 años- reaccionaban con euforia a los momentos divertidos de Díaz y aplaudían con furor cuando el actor se cambiaba de vestuario.
El canario, en línea con el teatro 'clown' que practica -una disciplina artística que busca provocar la risa desde la vulnerabilidad del intérprete- interactuaba con los espectadores y respondía con gestos a algunos de sus comentarios.
Además, la pieza se presenta más que necesaria en los tiempos que corren, y aunque nació como un 'sketch' cómico se transformó en una vía para hacer activismo y usar las artes escénicas como arma contra la LGTBfobia.
"En estos momentos de auge del discurso de odio y de la ultraderecha hace falta más que nunca elevar la voz y decir 'aquí estamos'", expresa el canario con contundencia a EFE.
El actor, que llega a la entrevista cargado con una gran maleta roja en la que transporta todo el vestuario y 'atrezzo' del show, comenzó a escribir 'A drag is born' tras una mala experiencia con el director de la primera obra que representó en Nueva York.
En uno de los ensayos, este hombre le acorraló, le amenazó y le llamó 'maricón': "A lo mejor no es un ataque homófobo como tal, pero usó mi orientación sexual para atacarme. ¿Cómo puede ser que a los 40 todavía me pase esto y encima en Nueva York, una ciudad supuestamente progresista?", se pregunta el actor, que se identifica como 'queer'.
Un camino plagado de obstáculos
Hasta 2019, Edu llevaba sus obras a teatros madrileños como Nuevo Apolo o el Lara, pero tras la muerte de sus padres obtuvo la beca cultural 'Fullbright' y se mudó a Nueva York, donde encontró un mundo lleno de oportunidades.
"Aquí hay muchas más facilidades (que en España) porque hay más becas, más público y más sitios donde mostrar tu trabajo", asegura el intérprete, que ha actuado en escenarios tan emblemáticos como Stonewall, el bar en el que surgió el movimiento por los derechos LGTB en EEUU.
No obstante, confiesa que a veces entre el público solo le esperan unas cinco personas y que ha pensado en dejarlo muchas veces, pero no sabe "hacer otra cosa que no sea esto".
El teatro español, lleno de talento y de precariedad
El canario se ha planteado muchas veces volver a Madrid, pero ya sabe que es una misión suicida: "En España hay mucha precariedad. Ya me han dicho muchos profesionales de las artes escénicas que cómo voy a volver al desierto si estoy en la selva", manifiesta decaído.
El problema, dice, está en que allí no hay un sentimiento de industria como en la Gran Manzana, así como que entre los profesionales del teatro español "hay mucho complejo": "Deberíamos copiarnos un poco de cómo se venden los americanos", incide, y comenta entre risas que aquí "se colocan una medalla" por cualquier cosa.
Aún así opina que en España la calidad teatral es mayor, pues "se presta más atención a la historia" y hay mucho talento, lo que contrasta con la falta de oportunidades para los actores emergentes.
Pese a las dificultades, Díaz se denomina "adicto a estos altibajos", que supera gracias a la inmensa conexión con el público -una sensación "casi química" que le hace inmensamente feliz- y a la idea de levantar la voz por los colectivos más discriminados a través del arte.
(c) Agencia EFE