Así se hizo la adaptación fílmica de una popular novela mexicoamericana sobre el despertar 'queer'

Para ella, no poder contar durante la campaña promocional con los intérpretes de su primer largometraje como directora y guionista, a consecuencia de la huelga de actores que sacude a Hollywood, es evidentemente triste.

Y no lo es solamente por razones naturales, sino porque la versión cinematográfica de “Aristotle and Dante Discover the Secrets of the Universe” que se encuentra desde hoy en salas, además de sostenerse en la destacada labor de sus protagonistas Max Pelayo y Reese Gonzales, cuenta con un reparto en el que figuran pesos pesados del talento latino como Eugenio Derbez y Eva Longoria.

El popular Derbez funge además de productor, a través de su compañía 3Pas, acompañado por el ‘nuyorican’ Lin-Manuel Miranda, quien se sumó a la cabeza de su propia firma, 5000 Broadway. Todos estos representantes de nuestra comunidad dentro y fuera de los Estados Unidos unieron fuerzas para darle vida a la lograda adaptación cinematográfica de una popular novela juvenil, escrita por el autor mexicoamericano Benjamin Alire Sáenz y publicada originalmente en 2012, que nos traslada a la ciudad de El Paso, Texas, a finales de los ‘80, con la intención de desarrollar una conmovedora e inspirada historia de crecimiento que involucra a dos adolescentes del mismo sexo.

Pese a las circunstancias actuales, a las dificultades planteadas por la pandemia y a los esfuerzos que tuvo que hacer a lo largo de casi diez años para llevar este proyecto a un buen puerto, Aitch Alberto tiene ahora la satisfacción de ver su sueño realizado y exhibido en un número generoso de cines estadounidenses.

En la entrevista que le ofreció a Los Angeles Times en Español, y que puedes encontrar también aquí en su versión de video, Alberto habló del proceso de adaptación, de su trabajo con los actores, de los agregados personales que hizo y de las reacciones que espera generar en la audiencia.

Aitch, has dicho ya que es un problema no poder contar con tus actores para las entrevistas que se están haciendo, pero tienes que estar de todos modos emocionada con el estreno.

Sí; es algo importante para esta clase de historias y para el cine independiente, al que muchas veces no se le presta atención, pero que está teniendo presencia debido a la huelga. Yo leí el libro por recomendación de un amigo, poco después de su publicación, y fue una experiencia casi espiritual. Mientras lo leía, veía la película en mi cabeza.

Benjamin Alire Sáenz, el autor de la novela, es un mexicoamericano de Texas que salió del closet recién cuando tenía 53 años. Los chicos de la película tienen una experiencia distinta, sobre todo con sus familias, pero se enfrentan de todos modos a un ambiente social hostil. ¿Te identificaste con sus vivencias, pese  a que provienes de otra región?

Nací y me crié en Miami, y soy segunda generación; mis abuelos fueron los que salieron de Cuba, en los ‘60. Pero creo que la dignidad fue uno de los temas más importantes que quería explorar como creadora. En la novela, las cosas se tratan de una forma muy gentil, distinta a la que aparece en historias semejantes. Y creo que tiene que ver con el hecho de que, ahora, somos nosotros los que estamos contando nuestras propias historias. Benjamin dice que esta novela fue un regalo a la versión más joven de sí mismo.

Espero que este es el comienzo de más historias como esta, pero más que nada, que nos inspire como comunidad para aprender a aceptarnos a nosotros mismos y a la gente que nos rodea, a la que usualmente se representa como parte de una mentalidad muy conservadora que no es siempre cierta.

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Esta es además una película de época que sucede en El Paso, es decir, un lugar donde no creciste. ¿Cuáles fueron los retos por ese lado? 

Visité muchas veces El Paso durante este proceso, empezando en 2016, cuando me encontré con Benjamin para conocer de cerca el mundo de Aristotle y Dante. Y tuve allí una experiencia muy distinta a la que esperaba, porque me recibieron con mucho amor. Tener a Juárez al lado ha influenciado su manera de ver el mundo, al igual que lo ha hecho con los personajes que presentamos aquí, y cuyas actitudes son también parte de los descubrimientos de identidad que se plasman en la historia.

También debe haber sido un reto acercarte a la experiencia mexicoamericana en general, que se plasma a través de numerosos detalles en la cinta.

Sí, pero yo me estaba enfocando en lo que tenemos en común. Cuando estaba adaptando la historia, traté de no perder esos aspectos culturales, porque lo que contamos no toma solo en cuenta el asunto de la identidad. Somos muy complicados como personas y como latinos, y quería tocar un poquito de eso.

El argumento de la novela concuerda bastante con lo que se muestra en la película, lo que demuestra que querías ser fiel a esta. Sin embargo, ¿agregaste o cambiaste algo, más allá de las canciones de Psychedelic Furs, The Church y El Último Vecino que se escuchan?

Esa fue una de las cosas más difíciles, porque quería que esta fuera mi propia película sin perder la esencia del libro, sabiendo además que estaba trabajando en un medio completamente diferente. Por ejemplo,la fiesta de Año Nuevo que aparece en la película no existe en el libro, sino que representa una que yo tuve.

¿Cómo se dio la participación de Eugenio Derbez, quien interpreta al padre de Aristotle, el protagonista? Él ha recibido críticas por algunas de sus incursiones comerciales y sus coqueteos con el status quo, pero también ha estado en proyectos más serios, como “CODA”, y el hecho de que participe en tu película como productor y actor demuestra que está de acuerdo con la propuesta que planteas.  

Creo que Eugenio, Eva y Lin-Manuel reconocieron la importancia de ser parte de una historia como ésta y de usar el poder que tienen para hacerla realidad. En otro otro momento y en otras circunstancias, y si no fuera por ellos, una historia como ésta no hubiera llegado a la pantalla. Hemos visto mucho a Eugenio en comedias, pero yo quería aprovechar la expresión de sus ojos; es tan intensa que, muchas veces, no tiene que decir nada para transmitir lo que está sintiendo.

¿Y Eugenio te dijo que iba a producir, pero que lo tenias que poner también como actor? [risas]

No; empezamos con la actuación. Después llegó la idea de que 3Pas se sumara a la parte de producción. Recuerdo haber notado la fuerza de su mirada en “Instructions Not Included”, la película que le permitió hacer el ‘crossover’ [del cine mexicano al estadounidense]. Hay muchos momentos en esa película que me dirigen hacia el personaje de la mía. Pero la manera en que se ve -lo del pelo, lo de los dientes-, fue idea suya. Él quería enfrentarse al personaje de la manera más honesta que resultara posible.

Eva Longoria interpreta a la madre de Dante, el otro muchachito que forma parte de la relación principal. Su participación le dará también mucha visibilidad a la cinta. Ella sí es ampliamente conocida por su respaldo a causas sociales progresistas, por llamarlas de algún modo.

Yo escribí a ese personaje con ella en la mente. La conocí cuando estaban buscando escritoras para “Flamin’ Hot” [el debut como directora de largometrajes de Longoria], y siempre quise participar en algo creativo con ella.

Yendo ya a los protagonistas, Max Pelayo y Reese Gonzales, me llamó la atención el hecho de que ninguno de los dos tenía todavía una gran experiencia, pese a que están brillantes aquí.

Max había hecho una cosa antes, durante la pandemia, me parece. Y Luis había hecho de chico cosas pequeñas. Pero este es el primer papel de los dos como protagonistas en una película y con todo este talento alrededor.

¿Fue difícil para ellos interpretar los papeles que les tocaban, o se identifican con la identidad de sus personajes?

Ellos son la esencia de sus personajes. No me importaba cómo lucían ni qué historia tenían detrás, sino que representaran esa esencia. Mi trabajo fue cultivar una relación de mucha confianza entre ellos y conmigo, para que pudieran explorar algo personal delante de la cámara.

Sea como sea, tuvo que ser difícil para ellos, porque hay escenas emocionales muy intensas.

La realidad es que no teníamos mucho tiempo. Estábamos filmando de siete a ocho páginas al día, que es muchísimo. Nos pusimos luego a buscar ‘bloopers’, y no existen, porque no había tiempo para jugar. Estoy muy orgullosa del trabajo que hicieron.

¿Cuántos fueron los días de rodaje?

No te puedo contestar esa pregunta, porque después piensan que puedo hacer otra película en ese tiempo. Y espero que eso cambie.

Siendo este tu primer largometraje, ¿cuáles fueron los desafíos de la puesta en escena? En las notas de producción, hablas de “Stand by Me”, de Rob Reiner; de “Virgin Suicides”, de Sofía Coppola, e incluso de “Badlands”, una cinta de Terrence Malick que va por un lado mucho más oscuro. ¿Habías dirigido antes? ¿Cortometrajes quizás?

Había hecho cuatro cortometrajes. En este caso, quería crear un mundo donde existiera la posibilidad de la magia. Y eso fue lo que intenté hacer con Akis Konstantakopoulos, el director de fotografía.

Buscábamos usar la luz y los colores para que todo se sintiera un poco surrealista, un poco fantástico, sin dejar la sensación de que se trataba, a la vez, de una historia con los pies en la tierra.

¿Qué quisieras que la audiencia recibiera al ver la película? Porque las reacciones serán probablemente muy distintas en los que están de acuerdo con lo que se propone ahí y los que piensan de otro modo.

Espero que los que van por otra línea de pensamiento salgan del cine con la mente y el corazón más abiertos. Que se den cuenta de que muchas de las cosas que se siguen pensando en nuestra comunidad no tienen que ser así.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.