Adictos al sexo: diez estrellas de Hollywood que terminaron en problemas por su obsesión
Desde que Hollywood es Hollywood, cada año surgen mitos y leyendas que involucran a algunas de sus figuras más importantes con algún tipo de adicción. Sin embargo, desde fines del siglo XX, un nuevo ítem fue ganando espacio en el universo de los grandes escándalos: las prácticas sexuales compulsivas. Denuncias judiciales, enfermedades de transmisión sexual, trascendidos y separaciones imprevistas llevaron a muchos de los máximos exponentes de la industria del entretenimiento a confesar públicamente sus problemas y, en la mayoría de los casos, a decidir internarse en clínicas de rehabilitación.
Michael Douglas
En 1993, The Sun aseguró que Michael Douglas era adicto al sexo. La primera reacción del actor fue desmentir categóricamente esa información, pero con el tiempo terminó confirmándola: “Yo tenía un problema de adicción al alcohol. Bajos Instintos apenas se había estrenado y surgió lo de la adicción al sexo. Se convirtió en una nueva enfermedad. Nadie había escuchado sobre eso hasta entonces, pero aún surge de vez en cuando ”, recordó hace algún tiempo. Por entonces, su primera esposa, Diandra Luker, decidió separarse debido a sus constantes infidelidades. Durante todo este tiempo transcurrido desde aquella afirmación de The Sun, Douglas decidió internarse en varias ocasiones en clínicas especializadas para luchar contra su adicción sexual. Y, en 2013, años después de su casamiento con Catherine Zeta Jones, sorprendió al mundo al revelar que tenía cáncer de garganta, enfermedad a la que atribuyó su origen a su “afición a practicar sexo oral”. Afortunadamente, pudo recuperarse.
Jada Pinkett Smith
El cachetazo de Will Smith a Chris Rock en plena ceremonia de los Oscar generó un efecto dominó respecto de la intimidad del matrimonio del actor de Rey Richard con Jada Pinkett. Luego de que salieran a la luz testimonios en los que la actriz aseguraba que nunca quiso casarse con su marido y que lo ha llegado a considerar un “ególatra”, ahora resurgieron nuevos relatos de Jada de su programa familiar Red Table Talk. En una de las emisiones, la actriz contó que fue adicta a la pornografía. “Era poco saludable lo que hacía, tenía una relación con la pornografía que no me hacía bien, he llegado a consumirla cinco veces al día”, reveló, y brindó detalles sobre cómo el momento de su vida en el que se encontraba la condujo a lo que ella considera, en retrospectiva, una “adicción”, término que asegura no emplear “a la ligera”. Pinkett, antes de casarse con Smith, consumía drogas y mantenía relaciones sexuales compulsivamente, e intentó reemplazar esas adicciones con la pornografía. “Quería practicar la abstinencia, y eso me condujo a establecer una relación poco sana con lo que miraba, me sentía vacía”, declaró en 2019 en su programa.
Charlie Sheen
La vida licenciosa de Charlie Sheen nunca fue un secreto en Hollywood: después de todo, el actor de Two and a Half Men hasta llegó a ufanarse públicamente de haber gastado un millón y medio de dólares en contratar prostitutas a lo largo de un año. Pero en 2015 se vio obligado a hablar públicamente y sin rodeos de sobre su adicción al sexo luego de que se hiciera público que había contraído VIH. En ese momento, algunas de sus parejas ocasionales lo acusaron ante la Justicia de no haberles avisado que era portador y de no haber usado preservativos. Él negó todo y afirmó que las 200 parejas sexuales que calculó que había tenido en ese tiempo sabían su condición de portador, y que el sexo siempre había sido seguro. A lo largo de los años, Sheen ingresó en varias oportunidades a clínicas de rehabilitación para tratarse. Sin embargo, en una entrevista aseguró: “No creo en la desintoxicación, no está hecha para mí, no me sirve para nada”.
Lindsay Lohan
El caso de Lindsay Lohan es, quizá, una muestra de cómo opera el machismo en la industria del entretenimiento. A diferencia de sus colegas varones, no fue ella quien decidió hablar sobre su adicción al sexo, sino los profesionales que la atendieron durante su estadía en una clínica de rehabilitación en la que se recluyó para tratar su problema con las drogas. Según fuentes del centro de rehabilitación de Utah, la actriz tuvo relaciones con varios de los pacientes, y sus psicólogos le hicieron notar que estaba reemplazando una adicción por otra. Su exnovio Riley Giles se sumó al hostigamiento y declaró: “Definitivamente, Lindsay es ninfómana. Es una salvaje en la cama. Teníamos sexo varias veces al día, y por la noche quería más. Era insaciable. Y con todos los chicos le ocurría lo mismo”. Para complicar aun más la situación, desde la clínica filtraron una lista de 150 nombres con los que la actriz habría tenido sexo, que incluía a Ashton Kutcher, Joaquin Phoenix, Justin Timberlake y James Franco. “Alguien debió robar esa lista, no es una broma. Fue cruel y es mal karma para quien quiera que lo haya hecho”, indicó Lohan.
Britney Spears
La salud mental de Britney Spears fue un tópico recurrente en las últimas décadas, y en algunas ocasiones, luego de lograr que se levantara la tutela legal a la que fue sometida, la cantante explicó que su adicción sexual era consecuencia de su diagnóstico de bipolaridad. El padre de sus hijos, Kevin Federline, también se refirió al tema, confirmando esa versión. Pero un tiempo antes de que la intérprete de “Toxic” decidiera asumir públicamente su problema, su exguardaespaldas, Francisco Flores, amenazó con publicar una biografía de la artista y prometió que uno de los ejes temáticos sería su “enorme apetito sexual” y la trastienda de sus giras, que incluía alcohol, drogas y camas redondas por las que pasaban tanto hombres como mujeres. El hombre, además, aseguró que la cantante lo acosó sexualmente. Britney desestimó la denucia, el libro nunca vio la luz y el conflicto se solucionó extrajudicialmente.
James Franco
James Franco reconoció públicamente su adicción al sexo luego de que trascendieran las denuncias de dos exalumnas de su escuela de actuación. Las mujeres aseguran que el protagonista de The Deuce tuvo para con ellas una “conducta sexual inapropiada”. Fue entonces que el actor explicó que después de luchar contra su adicción al alcohol desde muy joven, logró dejar de beber y terminó obsesionándose con el sexo y la validación de las mujeres. “Es una droga muy poderosa”, explicó en The Jess Cagle Podcast. Y agregó: “Me volví adicto a ella durante 20 años. Lo insidioso de eso es que me mantuve sobrio todo ese tiempo. Y fui a reuniones de adictos recuperados todo ese tiempo. Incluso traté de patrocinar a otras personas. Así que en mi cabeza, lo veía como: ‘Estoy sobrio. Estoy viviendo una vida espiritual’. Mientras tanto, estaba actuando de esa manera y no podía verlo”. Durante la entrevista Franco no negó las acusaciones de sus exalumnas: “Supongo que en ese momento estaba convencido de que si eran consentidas, las relaciones estaban bien. En ese momento no estaba lúcido”, explicó.
Robert Downey Jr.
Al igual que ocurrió con Sheen, las adicciones de Robert Dowley Jr. casi lo dejan afuera de la industria del entretenimiento. “Durante muchos años estuve obsesionado con el sexo. No tengo por qué esconderlo. No fui ni seré el único. Muchos hombres tienen una fijación con el sexo”, resumió en una entrevista aquellos años. En su caso, no recurrió a internaciones para tratar su problema. De hecho, el actor explicó que, en cierto modo, su hipersexualidad evitaba que recayera en otras adicciones. “Fue la mejor cosa que pude hacer, volverme adicto al sexo. Recuerdo esos días con mucha nostalgia”, indicó. Pero todo parece haber quedado atrás: “El sexo compulsivo ya no es un factor que me motive. Ahora soy un hombre casado y mi matrimonio es sagrado para mí. Los hombres desean tener sexo con cualquiera, incluso aunque estén en pareja. Pero yo ya no soy así”, indicó.
David Duchovny
Uno de los roles más recordados de David Duchovny fue el escritor obsesionado con el sexo que interpretó en la serie Californication. Con el tiempo, se supo que aquel personaje tenía cierto correlato con su vida personal. “He ingresado voluntariamente en un centro de tratamiento de adicción al sexo”, anunció en 2008, a través de un comunicado. Y sumó: “Pido respeto y privacidad para mi esposa y mis hijos mientras lidiamos con esta situación en familia”. Según él mismo reveló, no llegó a serle infiel a su entonces esposa, Téa Leoni, sino que no que no podía controlar era su adicción a la pornografía. Luego de la rehabilitación intentaron recomponer el matrimonio, pero no hubo caso: terminaron divorciándose en 2014.
Rob Lowe
Rob Lowe era uno de los actores más convocantes de los 80, hasta que en 1988 trascendió un video en el que se lo veía manteniendo relaciones sexuales con dos chicas, una de ellas menor de edad. Aunque el actor no fue procesado, porque en Georgia, el lugar en el que ocurrieron los hechos, la edad de consentimiento está fijada en los 16 años, su carrera cayó en un pozo. Su reacción fue internarse voluntariamente en una clínica para superar su adicción sexual. En 1991, se casó con la maquilladora Sheryl Berkoff, con la que tuvo dos hijos. “Estoy tratando de darle una oportunidad a la monogamia, ya que antes no era mi naturaleza y no era capaz de conseguirlo”, indicó. Sin embargo, en 2008 volvió a las portadas cuando una de las niñeras de sus hijos lo denunció por “meterle una mano bajo los pantalones”. La historia se repitió con otra niñera de sus hijos, quien lo acusó de “conducta sexualmente ofensiva y hostil”. Actualmente, Lowe sigue casado y asegura que aquellas prácticas quedaron atrás: “Ya no hago las locuras que solía hacer de joven, pero encontré otras actividades que ayudan a que fluya mi lado salvaje, como esquiar o surfear”, afirmó.
Hugh Grant
A mediados de los años 90, Hugh Grant era uno de los actores con mayor proyección y, además, estaba en pareja con una de las mujeres más deseadas del planeta, Elizabeth Hurley. Quizá por eso, cuando el intérprete británico fue descubierto in fraganti por la policía de Los Ángeles en un auto con una prostituta el escándalo se volvió mayúsculo. El hecho ocurrió a altas horas de la madrugada, cuando el protagonista de Cuatro bodas y un funeral salió de paseo con un BMW blanco que un estudio había alquilado para él y contrató a la prostituta Divine Brown para acompañarlo. Las fotografías de su detención llegaron a los medios de todo el planeta y Grant se vio obligado a confesar su adicción al sexo. Como consecuencia de aquel incidente, su relación de trece años con Hurley terminó.