Aida Rodriguez quiere que te rías del dolor

Aida Rodriguez antes de actuar en el Festival de Comedia Moontower en Austin, Texas, el 22 de septiembre de 2021. (Christopher Lee/The New York Times)
Aida Rodriguez antes de actuar en el Festival de Comedia Moontower en Austin, Texas, el 22 de septiembre de 2021. (Christopher Lee/The New York Times)

AUSTIN, Texas — “No supe que era mitad dominicana hasta que me hice mayor”, dijo la comediante Aida Rodriguez desde el escenario del Stateside Theater. “Me lo contaron como si fuera una mala noticia”.

El público se rio, pero Rodriguez hablaba en serio. Es un tema relevante para ella. La variedad de identidades latinas en Estados Unidos suele quedar englobada en la amplia categoría de “hispano”, una casilla que se debe marcar en una tabla del censo que difumina la riqueza de las muchas culturas que abarca. En un país en el que un puñado de cómicos latinos famosos proceden en su mayoría del suroeste, Rodriguez quiere aportar una perspectiva caribeña.

Cuando tenía 3 años, su madre abandonó a su padre y se mudaron a Miami desde Santo Domingo, la capital dominicana. Rodriguez creció con su familia puertorriqueña, pensando que solo tenía raíces puertorriqueñas. No fue sino hasta este año (cuando se reunió con su padre por primera vez desde entonces) que se reconectó con la cultura dominicana.

Ahora utiliza la comedia para procesar las partes de su vida sobre las que no tenía ningún control.

“Es difícil ver cosas que forman parte de ti y que no recuerdas tan bien”, dijo Rodriguez, desde el camerino antes de su actuación en el Festival de Comedia Moontower el 22 de septiembre.

A principios de este año, filmó un especial de comedia de una hora, que se estrena en HBO Max el jueves. En el programa, utiliza material que aborda su educación y las adversidades que enfrentó. Lo afronta todo con naturalidad. De hecho, incluso puso las cámaras a filmar cuando se reunió con su padre, para captar partes de su rencuentro e incluirlas en el video de una hora de duración.

Las piezas están empezando a encajar en la carrera de comediante de Rodriguez, pero cuando empezó era madre soltera de dos hijos, y su monólogo era más un desahogo que un camino que pensaba tomar.

Aida Rodriguez actúa en el Festival de Comedia Moontower en Austin, Texas, el 22 de septiembre de 2021. (Christopher Lee/The New York Times)
Aida Rodriguez actúa en el Festival de Comedia Moontower en Austin, Texas, el 22 de septiembre de 2021. (Christopher Lee/The New York Times)

“No podía darme el lujo de pagar un terapeuta”, señaló.

En 1998, dejó a su esposo, exjugador de fútbol americano de los Chargers, y se mudó de San Diego a Miami. “Me fui a casa durante dos años para recuperarme”, dijo Rodriguez. “No encajaba en ese mundo”.

Al mismo tiempo, estaba trabajando en un guion que presentó en el Sundance Screenwriters Lab, un taller en el que reúnen a guionistas nóveles con escritores experimentados que les ayudan a terminar sus manuscritos. Cuando la nombraron finalista del programa, consideró que era una señal de aprobación para dedicarse a su carrera de actriz, así que, en el 2000, se trasladó a Los Ángeles. Aceptó un trabajo en una empresa financiera, que hizo entre trabajos de interpretación y la contrató una agencia de talentos.

“Me contrataron muy rápido”, comentó. “Era parte de la ilusión de que iba a triunfar”.

El flujo lento de trabajos de interpretación que había estado agendando se agotó pronto. En 2007, empezó a aparecer en “Speedy’s Comedy Corner”, un programa de radio en The Foxxhole, el canal radial de Jamie Foxx en la estación Sirius XM. El personal del programa organizó un espectáculo de comedia en el Orpheum Theater de Phoenix e invitó a Rodriguez a formar parte del elenco.

Era su primera vez en el escenario y fue un éxito. El público la aclamó durante sus cinco minutos de actuación. Quedó encantada con esa sensación, pero pasó mucho tiempo antes de que pudiera revivirla. De vuelta en Los Ángeles, consiguió un espacio de tres minutos para “First Impressions” en un programa de “Chocolate Sundaes” en Laugh Factory.

“Fue un fracaso”, dijo Rodriguez. “Lo hice bien durante los primeros minutos, pero luego me puse arrogante”.

Entonces reservó otro espacio de cinco minutos, esta vez en “Comic View: One Mic Stand”, un programa del canal de suscripción BET, presentado por Kevin Hart, pero no estaba preparada. “Cuando estás fracasando, cinco minutos, parecen tres horas”, aseveró Rodriguez. “Me di cuenta de que era demasiado pronto para mí y que tenía que concentrarme en el oficio”.

Empezó a presentarse a las noches de micrófono abierto en la Westwood Brewing Company de Los Ángeles. Poco después, empezó como presentadora de un programa semanal de comedia en el Hollywood Studio Bar and Grill. Luego de dos años ahí, consiguió otro puesto de presentadora en un club de comedia de San Diego donde estuvo tres años.

En 2010, fue telonera de Paul Mooney en el Punchline, un club de comedia de Sacramento. En 2013, ya no era telonera en el Punchline, sino la titular.

Su gran oportunidad llegó en 2014, cuando hizo una audición para la octava temporada de “Last Comic Standing”, un programa de competencias de la NBC entre cuyos productores ejecutivos se encontraba Wanda Sykes. Otros comediantes le advirtieron a Rodriguez sobre las trampas de los programas de telerrealidad, pero ella sintió que era su mejor oportunidad para tener éxito.

“Era un programa de telerrealidad, pero por ser latina era la única oportunidad que tenía”, dijo Rodriguez, de 44 años. “Debía tener mucho cuidado de no perpetuar los estereotipos. Fue complicado”.

Sykes le aconsejó que se desprendiera de sus inhibiciones. “Solo te toma un tiempo sentirte cómoda con la persona que eres”, señaló Sykes en una entrevista. “Creo que el viaje es difícil, pero una vez que llegas allí y logras hacerlo, es muy liberador y catártico, puro y hermoso sin más”.

Aunque Rodriguez no ganó el concurso, dijo que le ayudó a encontrar su voz y empezó a presentarse en los clubes de comedia más importantes de todo Estados Unidos. Actuó en universidades, con el ejército hizo una gira de diez días en Corea y consiguió un papel en “The Comedian”, una película de 2016 sobre un cómico viejo protagonizada por Robert De Niro.

Todo parecía encajar, pero Rodriguez afirmó que seguía sintiéndose una impostora. A menudo se sentía como si estuviera haciendo trampa, como si pudieran descubrirla en cualquier momento.

“Pensaba que seguía saliéndome con la mía”, dijo Rodriguez. Con la sensación de que tenía que demostrar algo, al menos a sí misma, se fue a Nueva York.

Como dice el dicho: “Te pones en marcha para ser bueno, te vas a Nueva York para ser grandioso, y luego te vas a Los Ángeles para ser famoso”, explicó. La escena de la comedia neoyorquina la ayudó a sentirse validada. Ahora, Rodriguez es una artista habitual del Comedy Cellar. “Voy todos los meses a hacer comedia en vivo porque ahí es donde te ganas el respeto”, dijo.

Su sátira está impregnada de temas como la raza, la religión, la conciencia milénial y la maternidad.

“La gente colgaba carteles de Black Lives Matter durante las marchas”, asegura durante su especial. “Y solo los ponían para que nadie rompiera sus ventanas”.

En 2019, Rodriguez fue una de las seis comediantes elegidas por Tiffany Haddish para formar parte de su serie de Netflix, “Tiffany Haddish Presents: They Ready”. Cada episodio es un especial de 30 minutos de un comediante diferente. Una vez más, Rodriguez fue noticia. Esta vez, por chistes que fueron considerados homofóbicos.

“Si quieres conversar conmigo y decir: ¿Este tema es problemático? Hablémoslo”, dijo Rodriguez. “¿Quieres atacarme en las redes sociales y tratar de hundirme sabiendo que estoy en el fondo? Soy la que menos cobra de todos en la comedia. A las latinas nos pagan menos que a todo el mundo, la comedia no es una excepción”.

Rodriguez también está protagonizando y escribiendo un programa de comedia de media hora basado en su vida y que está en desarrollo en HBO Max. Haddish firmó como productora ejecutiva. “Solo quiero mostrar a mi gente con una mirada sincera”, dijo Rodriguez. “Quiero ser fiel a nosotros”.

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