Aída y Carlos Cuevas, el pleito que demuestra hasta dónde puede llegar el odio entre hermanos
Por Luis Moreno
Pocas familias han tenido dentro de sí tanto talento como los Cuevas: los hermanos Aída y Carlos son dos de los máximos exponentes de sus respectivos géneros. La primera de la música ranchera y el segundo del bolero. No es casualidad que cuando ambos trabajaron juntos a mediados de los noventa se les considerara “el dueto del siglo”.
Lo que no se sabía por entonces y que en tiempos recientes salió a la luz, es que entre ambos hermanos surgió una enemistad tan grande como su talento. Si durante años fueron inseparables hoy no se pueden ni ver. El pleito subió tanto de volumen que este año llegó al plano jurídico en un proceso en donde Aída busca el alejamiento total de Carlos recurriendo incluso a mecanismos para que este no pueda hablar más de ella.
El pleito familiar se ha librado sobre todo en medios a golpe de entrevistas y titulares escandalosos con tintes de guerra. Aída se cansó de ello y ahora lleva el enfrentamiento en otra arena, acusando de violencia psicoemocional ejercida por su hermano, certificada ya por el dictamen de su propia psicóloga. Si esto escala, el caso podría concluir en una condena de entre 1 y 6 años de prisión para Carlos.
Sin embargo, los pasos legales parecen más bien disuasorios como reconoce el propio representante jurídico de Aída: “Nosotros siempre hemos estado abiertos a una conciliación. Lo único que quiere doña Aída es que este señor deje de hablar de ella. Su intención no es ni meterlo a la cárcel, ni amenazarlo ni mucho menos, solo quiere que deje de hablar de ella y de burlarse, eso es todo. Aquí no estamos hablando de ninguna remuneración económica”, dijo ayer el abogado como recoge el diario El Imparcial.
El caso es más obscuro de lo que se podría creer, ya que si bien hay una alta mediatización, existen muchos detalles que permanecen en misterio. En redes sociales existe polémica, pues hay quienes se ponen del lado de Carlos alegando que las acusaciones de Aída son exageradas y que el pleito familiar podría resolverse de otro modo. En esto quizás influya las personalidades tan dispares que los involucrados tienen pese a pertenecer a la misma sangre y apellido: mientras Carlos es dicharachero y de risa fácil, Aída siempre ha sido seria y profundamente discreta.
Los testimonios de Aída, no obstante, son bastante fuertes. Según su versión, la violencia no ha sido únicamente psicológica, también llegó al plano físico, como denunció hace unas semanas en el programa Ventaneando donde relató que Carlos, presuntamente, se le “fue a los golpes”, además de embestir “como toro” al padre de ambos en una ocasión.
Aída también lamenta la forma en que este enfrentamiento se ha llegado a periódicos, redes y televisión, culpando de ello a su hermano. La demanda que hay en curso contra él busca terminar esta telenovela involuntaria en tiempos donde ella prefiere centrarse en la música.
“¿Sabes qué me duele? Estar exhibiendo esto. Era privado. Mi mamá me enseñó a lavar la ropa sucia en casa. ¿Por qué hemos llegado hasta aquí? Por él. En tres meses ha dado 80 entrevistas. Entonces díganme ¿quién necesita el foco de atención?”, aseguró Aída en el set de TV Azteca, días después de que Carlos la acusara de enviar mensajes intimidatorios en su contra.
Los hermanos que alguna vez fueron unidos ahora solo se comunican a través de medios y abogados, lo cual no deja de ser triste, toda vez que la obra y alcance de ambos es increíble, como certificó la cercanía que tanto el uno como el otro tuvieron con Juan Gabriel que vio en ellos a dos seres excepcionales.
De hecho el pleito entre ambos nació por una especie de rivalidad en torno a su cercanía con el Divo de Juárez. Uno de los puntos críticos llegó cuando Carlos dijo ante medios que no le constaba que Juan Gabriel le hubiera pedido matrimonio a Aída, como ella había asegurado alguna vez. La demolición de este mito caló hondo, si bien de tiempo atrás ya se notaba un alejamiento entre quienes alguna vez se manejaron como el dueto del siglo. Un detalle interesante es que Aída tiene como abogado a Guillermo Pous, quien fuera albacea de Juan Gabriel.
En otra ocasión, ante las cámaras de Imagen, Carlos contó cómo se dio el pleito que acabó por convertirse en la ruptura definitiva. En una reunión familiar, Carlos se rió de un piropo que Aída lanzó sobre el novio de su hija. “Qué guapo se ve mi yerno”, dijo ella, algo ante lo que Carlos se burló debido a que a sus espaldas a Aída no le caía bien ese muchacho. La risa hizo que Aída montara el cólera: “¿De qué te ríes? ¿Por qué no hablamos de tu yerno?” (quien también estaba presente), espetó Aída según el testimonio, quien no perdonó el desliz de su hermano. La anécdota es tan simple que deja entrever que ya había mucho rencor acumulado que solo buscaba alguna excusa para explotar.
Carlos asegura que la relación con su hermana ha sido bastante inestable y que han tenido peleas en la mitad de las más de cinco décadas que llevan de estar juntos. El conflicto ha salpicado a los familiares y amigos que tienen en común, volviendo esto un auténtico campo de batalla. Por desgracia, la relación está completamente rota y ninguna de las partes quiere ceder, por lo cual la reconciliación se antoja imposible.
Hay que dejar en claro que este caso tiene muchas lagunas y contradicciones. Ambos hermanos son las principales víctimas de un juego mediático en el que alguna vez se sumergieron y quizás lo único cierto y lo mejor para todos, es que cada uno continúe su camino sin meterse con el otro. Si el pleito legal debe tener alguna justificación debe ser ese, que ambos puedan vivir sus vidas en paz sin ya empeorar más lo que alguna vez fue una dupla de ensueño.