Air regresó a la Argentina con un viaje futurista y aires de nostalgia

Nicolas Godin, una mitad de la banda francesa Air, en el escenario
Nicolas Godin, una mitad de la banda francesa Air, en el escenario - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

“Cuando éramos pequeños soñábamos con hacer algún día un álbum clásico, algo que quedara para siempre, como aquellos mágicos discos con los que crecimos. Y lo logramos. El éxito vino después, pero lo más importante fue la creación de nuestra obra, y para que algo se vuelva un clásico necesitás tiempo para juzgar desde lejos. 25 años después sabemos que es así. Es como un sueño, un buen sueño hecho realidad”, revelaba Nicolas Godin en diálogo exclusivo con LA NACIÓN, a horas del show que los trajo a él y a su coequiper Jean-Benoît Dunckel por tercera vez a Buenos Aires. En esta ocasión, Air volvió para celebrar el vigésimo quinto aniversario de Moon Safari, el álbum debut que consolidó su reputación en la escena de la música electrónica y que aún permanece atemporal y vigente para seguir explorando paisajes sonoros infinitos.

“La femme d’argent” fue la encargada de hacer despegar el safari lunar a través de todas las canciones del disco, respetando el orden con el que fue concebido y seteando el clima ambient con un groove exquisito. A las murallas de sintetizadores de Dunckel y el imponente bajo de Godin se sumó la batería a cargo de Louis Delorme, quien aportó un ingrediente poderoso a la fórmula. Con la voz insinuante de Dunckel camuflada en un vocoder luego llegaría “Sexy Boy”, poniendo a bailar al público y haciendo honor a su título de hit con sus raíces pop.

“La música es el reflejo de un montón de factores como la economía y la industria, así como también de la tecnología, porque cada vez que aparece algo nuevo cambia la manera en que la gente hace música. En este caso, los avances tecnológicos nos permitieron hacer muchas más cosas que las primeras veces que tocamos el álbum en vivo. Contamos con todas estas luces y sincronizaciones, y creo que eso nos permite hoy recrear Moon Safari de la mejor manera: antes no teníamos el espíritu ni la tecnología”, comentaba Dunckel, reflexionando sobre sus inicios y cómo los encuentra el presente. Aquello tiene un claro reflejo en la puesta en escena que presentaron en el show. Vestidos en overoles blancos a tono de su laboratorio sonoro, el dúo supo valerse de las visuales y juegos lumínicos para crear distintas atmósferas y preparar su propia nave espacial para transportar a la audiencia a otra dimensión.

La banda francesa hizo honor a su tradición con la puesta escénica en el Movistar Arena
La banda francesa hizo honor a su tradición con la puesta escénica en el Movistar Arena - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

En “All I Need” samplearon la voz de Beth Hirsch logrando sostenerla en el aire con un magnífico efecto de delay, recreando una de las canciones más intimistas y más “humanas” del disco junto a “You Make it Easy”, a la que dieron voz los propios músicos. “Kelly Watch the Stars” los volvería a llevar a un lugar de diversión pop, con protagonismo del vocoder y visuales del videojuego “Pong”, haciendo alusión al videoclip oficial del tema.

Moon Safari representa una edad en la que nos divertíamos con nuestros amigos, salíamos de fiesta, hacíamos música juntos, intercambiábamos discos, ideas. Significó un período muy creativo porque todo era posible, un momento específico en el que aprendimos mucho musicalmente, descubriendo cómo era ser una banda y cómo era ser exitosos, lo cual no sucedía antes. Empezamos a hacer tours por todo el mundo y a sentir a la audiencia. Nos dio mucha confianza en nosotros mismos porque nos dimos cuenta de que a mucha gente le gustaba lo que hacíamos”, rememoraba Dunckel. Para Godin, “Significó ser fiel a nosotros mismos y confiar en el instinto propio, porque se suponía que no iba a ser música comercial, pero después se transformó en eso. Veníamos de un pequeño mundo indie en París, hacíamos una música rara, pero solo nos guiábamos por lo que sentíamos. Ahora es como una cápsula del tiempo, la gente viene al concierto y se acuerdan de cuando lo escucharon por primera vez, incluso los que lo conocían desde más pequeños porque muchos lo escuchaban con sus padres en el auto cuando eran niños”.

El dúo también regaló
El dúo también regaló "Cherry Blossom Girl" a los fanáticos - Créditos: @NOELIA MARCIA GUEVARA / AFV

Con pocas palabras hacia el público y comunicando a través de la música, entre el minimalismo, cuelgues experimentales y la alucinación del trip hop, los momentos puramente instrumentales llegaron con “Talisman”, “Ce matin là” y “Le voyage de Pénélope”, en el que los sintetizadores de Dunckel se fusionaron con el virtuoso teclado de Godin.

Hacia el cierre hubo dos falsas despedidas, pero el dúo no se retiró sin antes regalarle a su audiencia algunos favoritos por fuera de Moon Safari, como la tímida y romántica “Cherry Blossom Girl”, en la que Godin se calzó una guitarra acústica y levantó suspiros entre los presentes que la esperaban, así como también la exquisita sutileza melancólica de “Highschool Lover”, que trajo recuerdos del soundtrack de Las vírgenes suicidas y dejó a varios esperando que toquen “Playground Love”. Esa ensoñación melosa y etérea dio paso a un cierre explosivo con el combo “Run” - de clima tormentoso, en el que la palabra que da nombre al tema quedaba en loop hasta convertirse en música-, “Don’t Be Light” - de tono bailable, con distorsiones, ritmos acelerados, labios sensuales y voces que parecían extraterrestres- y el poderoso final magnético de “Electronic Performers”.

A lo largo de un show conciso y sofisticado, Air logró capturar y representar en vivo la esencia de Moon Safari, con sus atmósferas, su relato sonoro y todas aquellas sensaciones que es capaz de generar. Un álbum que a pesar del paso del tiempo y capaz de generar nostalgia en quienes lo vienen escuchando desde finales de los noventa, sigue siendo moderno y admite nuevas exploraciones y búsquedas. En palabras de Dunckel: “Revisitar este álbum nos dio mucha confianza, encontramos un sonido y desarrollamos nuevas técnicas para crear y producir nuestra música, comenzamos a explorar un nuevo patrón artístico que podemos seguir amplificando. La música es como un programa de búsqueda, probás cosas y vas encontrando un camino, un camino que nunca se termina, tenés que seguir desarollándolo hacia el futuro”.