Espacios cerrados: ¿y si abrir las ventanas no fuera suficiente?
Solemos pensar que el aire exterior está más contaminado que el interior. Sin embargo, los expertos advierten de la clara incidencia de la calidad del aire en la salud y sugieren que abrir las ventanas para ventilar podría no ser suficiente
El aire que respiramos en nuestras propias casas influye directamente en nuestra salud, pero ¿somos conscientes de ello?, ¿tomamos medidas? Parece que a raíz de la pandemia actual del coronavirus por fin hemos entendido que la importancia de ventilar bien nuestras casas no solo para poder respirar aire limpio sino también para encontrarnos bien y alejarnos de virus e infecciones comunes.
Diversos estudios han demostrado que la contaminación del aire que respiramos en nuestras casas es el motivo de muchas alergias, dolores de cabeza, catarros y problemas de la piel.
En concreto, 6 de cada 10 españoles sufren estrés y dolores de cabeza por culpa de la mala calidad del aire de sus hogares, según revela el ‘Barómetro sobre la Calidad del Aire Interior de Daikin’, un estudio para analizar cómo afecta la calidad del aire interior a la población en un momento en el que nos vemos obligados a pasar más tiempo en nuestras casas y en el que cuidarse es más importante que nunca.
A pesar de que el aire interior mantiene entre dos y cinco veces más concentrados los niveles de agentes contaminantes que el exterior, tendemos a pensar lo contrario, que el aire de fuera es de peor calidad que el de nuestras casas.
Pues es al revés: la contaminación del aire interior incide en las alergias (62 por ciento), provoca dolores de cabeza (52 por ciento), problemas cutáneos (27 por ciento) y catarros (24 por ciento). Y áun hay más, a un 56 por ciento de los españoles les impide conciliar el sueño y a un 60 por ciento les genera mayor estrés.
La parte positiva es que esta vinculación con la salud también funciona a la inversa. Respirar un aire puro y de calidad mejora la salud e influye positivamente en el estado de ánimo. Y la medida más extendida entre la población para mejorar la calidad del aire de sus hogares es ventilar a diario, según revela el estudio de Daikin.
Qué factores contaminan más
Antes toda la culpa era del tráfico, ahora lo que más nos preocupa es que con las ráfagas de aires entren las gotículas del coronavirus. Y eso nos hace adoptar medidas peligrosas como cerrar las ventanas a cal y canto para que no entre aire ‘contaminado’ (gran error).
Y es que los propios edificios, sus habitantes, el mobiliario, los materiales de construcción o los productos de limpieza ‘enrarecen’ el ambiente de los hogares contribuyendo a la mala calidad del aire.
El humo del tabaco y de las cocinas están entre los contaminantes que más nos suelen preocupar, pero las personas y los animales que conviven en los hogares también tienen su parte de responsabilidad y otro tanto por ciento se debe a los productos de limpieza y otras sustancias químicas.
Si el ambiente está muy cargado o tu casa sufre el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) podéis notar síntomas como irritación de ojos, nariz y garganta; sequedad de piel y mucosas; eritema cutáneo; fatiga mental o somnolencia.
Cómo ventilar tu casa de manera correcta
Es necesario abrir varias ventanas para crear un flujo de aire de aproximadamente 5 minutos, y hacerlo varias veces al día. “Lo ideal, apunta, es que por una de las ventanas entre el sol” explica el doctor Xavier Xercavins, médico general y miembro de Doctoralia. De esta manera tendrás un intercambio de aire completo. También hay que tener en cuenta también cuántas personas viven en el hogar; cuantas más, mayor tiempo de ventilación.
En el dormitorio es recomendable ventilar nada más levantarte, y si puedes, también antes de dormir. Por las mañanas es importante para que se renueve el aire de toda la noche durmiendo, y por las noches, para poder respirar un aire más puro y lograr que el sueño sea más reparador.
Como el baño y la cocina retienen más humedad, conviene ventilarlas con mayor frecuencia, especialmente después de la ducha en el caso del baño y mientras se cocinan los alimentos en las cocinas. “Aparte de un tema "higiénico", para que no se llene de olores el resto de la casa, debemos abrirla para evitar los vapores de cocinado”, dice la doctora Gema García, jefa de alergología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, que explica que la combinación vapor y calor es “un caldo de cultivo estupendo para gérmenes”.
En el salón, las habitaciones de los niños y los cuartos de juego la ventilación también es fundamental ya que al pasar tantas horas allí hay que renovar el aire, y tratar de controlar la concentración de ácaros en las zonas comunes.
Según la comunidad científica, la humedad podría ayudar a que el virus sea menos transmisible. Por lo que, además de renovar el aire interior de tu casa, es muy importante tener en cuenta el ambiente que haya en nuestro hogar para evitar superar el 50 por ciento de humedad relativa, lo que podría provocar problemas de salud o el desarrollo de hongos o ácaros. No en vano el humidificador ultrasónico es uno de los productos más vendidos este verano.
Y cuál es la mejor
Aparte de la ventilación manual, quizás deberías contemplar otra opción: la ventilación mecánica controlada. ¿Cómo funciona? A través de la instalación de un dispositivo que toma el aire exterior y, mediante un microfiltrado, expulsa el defectuoso, evitando cualquier pérdida de energía y garantizando la salubridad atmosférica máxima en cada habitación. Este sistema está controlado por una centralita y se utiliza en hogares de última generación.
Por eso, la ventilación de doble flujo es la mejor solución en el hogar para eliminar los vapores de agua, los gases y los malos olores en las zonas húmedas como son la cocina y los baños, que es capaz de evitar hasta los cristales empañados en cuartos de baño cerrados, mientras introduce aire del exterior filtrado y renovado en habitaciones y salones
Cuidado con la ventilación solo de suministro porque ‘presuriza’ la casa, lo que puede ser algo bueno para evitar que el radón y otros contaminantes ingresen a la casa, pero corre el riesgo de forzar el aire cargado de humedad en las cavidades de la pared y el techo donde pueden ocurrir problemas de condensación y humedad.
Otra opción más económica es la ventilación mecánica de escape, con extractores (muy típica en baños que no tienen ventanas). Funciona de manera continua o intermitente para extraer el aire viciado y la humedad generada en esas habitaciones. La desventaja es que la presión negativa puede atraer radón y otros gases del suelo que no queremos en las casas.
Lo mejor es optar por la ventilación equilibrada a través de un sistema en el que los ventiladores separados impulsan tanto el flujo de aire de entrada como el de escape, llevando aire fresco a los espacios más habitados (sala de estar, dormitorios, etc.) y expulsando el aire interior de lugares donde se genera humedad o contaminantes (baños, cocina).
Más historias que pueden interesarte: