Yahoo Estilo La lección de Alejandro Ruiz que inspiró a su hija Arantza a seguir sus pasos en la actuación
En el medio del espectáculo hay toda clase de relaciones familiares, dinastías que han dejado larga huella, o actores que abren brecha para que las nuevas generaciones puedan andar el camino de la actuación. Ese es el caso de Alejandro Ruiz, quien comenzó su carrera siendo casi un niño y ha conseguido dejar una huella en la televisión mexicana, además de ser el padre de Arantza Ruiz, quien ha demostrado ser una de las más talentosas actrices jóvenes del país.
Jovial, entusiasta, sencillo y de presencia destacada, Alejandro llegó a Televisa por mera casualidad a principios de la década de 1980, con solo 14 años, y fue descubierto nada menos que por Ernesto Alonso, que en 1981 estaba preparando una nueva versión de 'El derecho de nacer' que sería protagonizada por Verónica Castro y necesitaba armar un reparto juvenil fuerte que la apoyase, ya que casi todos los exteriores del melodrama se grabarían en locaciones naturales del puerto de Veracruz.
Alto para su edad y bien parecido, Alejandro le dio el tipo que necesitaban para uno de los personajes, y así el muchacho se unió a un elenco que incluía desde los experimentados María Rubio, Sergio Jiménez e Ignacio López Tarso, hasta los debutantes Humberto Zurita, Érika Buenfil, Laura Flores y Miguel Ángel Ferriz; la experiencia fue de mucho aprendizaje y el chico se ganó no solo la simpatía sino el respeto de su productor por el profesionalismo que fue demostrando desde un principio.
Fue así que don Ernesto Alonso, 'El señor telenovela', lo incluyó en sus siguientes proyectos, con roles cada vez más sustanciales, mientras veía que Alejandro se preparara con clases en lo que sería en un futuro el CEA; además, él quería seguir estudiando y acudía a clases por las mañanas.
La condición que le puso Alonso para darle más trabajo era que no bajara su promedio y así mismo se comprometió con la madre del actor, para garantizarle que la actuación no sería interferencia en la preparación de Alejandro, que tenía la intención de ser contador (y llegó a más de la mitad de semestres de la carrera en la UNAM), hasta que Alonso y el director Raúl Araiza le dijeron que si de verdad pensaba en seguir actuando, lo hiciera su prioridad, porque realmente era muy bueno.
Leal a su mentor, Alejandro trabajó en doce telenovelas seguidas producidas por Alonso, y posteriormente incursionó en producciones de Valentín Pimstein, Salvador Mejía, Nicandro Díaz, Nacho Sada, Mapat, Rosy Ocampo, Angelli Nesma y muchos más, compartiendo créditos con figuras como Christian Bach en 'Atrapada', 'Encadenados' y 'De pura sangre', Victoria Ruffo en 'En busca del paraíso' (¡donde ella interpretó a su única villana!), Rebecca Jones en 'Imperio de cristal', Gabriela Spanic en 'La usurpadora' o Leti Calderón en una de sus telenovelas más célebres: 'Esmeralda'. Su carrera también ha tocado el canto, y otros formatos de TV, como recientemente lo fue la polémica serie 'Somos' que se lanzó en Netflix y en la que participa.
Fue precisamente durante la grabación de una telenovela infantil de Nicandro Díaz, '¡Vivan los niños!' que protagonizaron Andrea Legarreta y Eduardo Capetillo, que Alejandro descubrió que su entonces pequeña hija de siete años, Arantza, fruto de su matrimonio con la productora Socorro Méndez, tenía —como él— la vocación de ser actriz y así, Alejandro replicó con su hija, la misma generosidad que Ernesto Alonso le prodigó.
Y tal como la misma Arantza, que ha destacado en diversas telenovelas, incluyendo un protagónico al lado de Angelique Boyer y Érika Buenfil en 'Vencer el pasado', ha dicho que su padre le dio todo el apoyo para ser actriz y también para dejarlo en cualquier momento, si así lo quería.
El apoyo incondicional de sus padres, señala, fue lo primordial para que ella tuviera confianza en su carrera y el ejemplo de trabajo de su padre, que lleva 40 años de trabajo ininterrumpido, ha sido una inspiración para ella, sobre todo porque le enseñó que se puede tener una reputación sólida y un lugar en la farándula, sin excesos, escándalos o desventuras, siendo un hombre íntegro, algo a lo que ella misma, que ha logrados sus sueños movida por él, aspira a llegar.
