Por qué no deberías guardar el pan de molde en la nevera

La ciencia y la tecnología desaconsejan este método porque hace que el pan -el de molde y cualquiera- se deteriore mucho antes por efecto del frío y la humedad.

Muchas personas meten el pan de molde en la nevera porque quieren estirar su duración. Sin embargo, así se acelera su descomposición. (Foto: Getty)
Muchas personas meten el pan de molde en la nevera porque quieren estirar su duración. Sin embargo, así se acelera su descomposición. (Foto: Getty)

Con las altas temperaturas y el calor sofocante del verano vuelve un debate clásico y eterno entre los que no meten nada en la nevera y los que guardan absolutamente todo, tenga o no tenga sentido.

Y es que aunque la nevera, el electrodoméstico más importante de nuestros hogares, consigue que las bacterias de los alimentos pierdan fuerza y no se propaguen, no siempre es la mejor solución para alargar la vida útil de los alimentos y conservarlos durante más tiempo.

Muchas veces abusamos de él y lo llenamos de productos que no necesitan ni un poco de frío. Es lo que ocurre con uno de nuestros productos básicos: meter el pan en la nevera no siempre es una decisión acertada porque el frío acelera la descomposición, y le viene especialmente mal para conservar su sabor y su textura.

“Es el caso de los panes blandos como el de molde, los de hamburguesa, perritos y algunos dulces como los brioches, que son los principales candidatos a la nevera. Sin embargo, al igual que los de barra (crujientes), también se producen reacciones de retrogradación del almidón que contribuyen a su endurecimiento”, explica en The Conversation, Manuel Gómez Pallarés, catedrático en Tecnología de Alimentos en la Universidad de Valladolid.

Y es que el frío contribuye a acelerar la retrogradación del almidón, y por tanto la miga de los panes guardados en la nevera será algo más dura. Además, estos panes pueden enmohecerse debido al ambiente húmedo de la nevera. Aunque los industriales suelen incorporar aditivos antimicrobianos, si no se consumen en un tiempo prudencial es posible que aparezcan mohos, incluso aunque los guardemos en el frigorífico.

Por eso, advierte al País María Jesús Callejo, portavoz de Pancadadía.es, ingeniera agrónoma y profesora titular de la Universidad Politécnica de Madrid, “no se debe guardar jamás en la nevera. Tendría sentido si fuera un sándwich con una pasta de relleno de queso batido o similar y se puede estropear. En la nevera se endurece más rápido que si lo dejas fuera”.

Dónde se conserva mejor

En la nevera, el pan se seca demasiado, es mejor dejarlo fuera - en un lugar seco, fresco y sin mucha luz- o congelarlo si no se va a consumir de inmediato. Y por cierto, también debes saber que la mejor forma de preservarlo es en su envoltorio de plástico. En caso de ser de fabricación casera, habría que taparlo con un trapo o meterlo en un cajón de madera o bolsa de tela.

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Este tipo de pan puede conservarse en plástico porque se asemeja a la bollería, y las grasas y el azúcar que muchos contienen harán que se conserve más tiempo. (Foto: wwing / Getty)

“El rango de temperaturas que hay en una nevera es el menos idóneo para conservar el pan, porque es el rango en el que hay mayor degradación. Por lo tanto, no es aconsejarlo meterlo en la nevera”, añade Ibán Yarza, periodista, especialista en la elaboración de pan, divulgador a través de su blog y autor de libros como ‘100 recetas de pan de pueblo. Ideas y trucos para hacer en casa panes de toda España (Grijalbo Ilustrados, 2019)

¿Y si me tomo una rebanada rancia?

A todos nos ha pasado alguna vez. Te preparas un sandwich. Estás disfrutándolo tranquilamente y de repente, después de unos cuantos mordiscos, ¡ahí están! Acabas de ver unas manchitas verdes o azuladas. ¡Ugh!

Comer moho es una experiencia realmente desagradable que podría llegar a afectar a nuestra salud (si ingieres mucha cantidad). A veces no lo detectamos a simple vista, pero el proceso de descomposición podría hacer empezando hace días y esto perjudicaría el equilibrio de nuestra flora intestinal. ¿Resultado? Podríamos sufrir trastornos digestivos. Aunque no hay que alarmarse demasiado. El moho que crece en el pan es prácticamente inofensivo para las personas siempre y cuando nuestro sistema inmunitario funcione como debe. Lo digeriremos. El único peligro del moho que crece en el pan es que seamos alérgicos. Si es así, ya sabes, llama o acude al médico cuanto antes.

La excepción

Únicamente hay un caso en el que la nevera puede ser un buen lugar para guardarlo si se quiere estirar su duración: si después lo vamos a recalentar usando, por ejemplo, una tostadora. En ese caso, el efecto negativo que el frío provocará en la textura del pan queda más o menos compensado.

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Si vas a tomarlo tostado, puedes recurrir a la nevera. Pero no más de un par de días. (Foto: Getty)

Pero si vemos que no lo vamos a consumir en un tiempo prudencial (guíate por la fecha de caducidad) es mejor que lo congelemos. Cortamos el pan en rodajas y las congelamos individualmente envueltas en film transparente o en bolsas de congelar, de este modo siempre tendremos a mano pan como recién hecho y, en función de la prisa que tengamos, bastará con meterlas aún congeladas en la tostadora o dejarlas descongelar sobre una rejilla a temperatura ambiente.

Por cierto, ¿sabías que el pan congelado y tostado directamente, engorda menos?

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