Antonio Banderas nos enseña la clave de vivir la vida

A sus 62 años, Antonio Banderas ha compartido con el mundo la lección de vida que le ha salvado de un final muy triste. Ha tardado demasiados años en aprenderla, asegura, pero nunca es tarde para volver a empezar. Durante mucho tiempo el actor español se abandonó para vivir entregado a todo lo demás. El sacrificio le costó, literalmente, un susto de muerte. Hoy todos le dicen lo bien que se ve a su edad, piropo que acepta encantado porque, así se siente, mejor que nunca. Ahora sí sabe cómo vivir y no piensa renunciar a ello. No hay premio ni reconocimiento más grande que la vida, esa a la que por mucho tiempo no cuidó como se merecía.

Con motivo del estreno de la cinta animada El gato con botas: el último deseo, donde da voz a ese lindo felino, Antonio anda de viaje por medio mundo promocionando su nuevo trabajo. Su alma de niño que no ha perdido jamás, es lo que le ha permitido meterse en la piel de este dibujo animado tan travieso y divertido. Como lo es él. Ha sido precisamente en medio de esta gira de promoción que el artista ha dado a conocer el secreto de la felicidad que todos andamos buscando y nunca encontramos cuando lo necesitamos. Confiesa que es más simple de lo que pensamos, pero suele aprenderse a golpes y, por lo general, después de momentos trágicos.

Durante una entrevista con el portal Page Six, Antonio hizo una reflexión muy personal a la que llegó tras sufrir un infarto al corazón aquel fatídico 26 de enero del 2017. Lejos de entristecerse, lamentarse o quejarse del duro episodio personal, le dio las gracias por lo que le enseñó. Si no lo hubiese sufrido, quizás no habría aprendido la lección más importante de su vida. "Me di cuenta de que probablemente fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, porque las cosas que no eran importantes y por las que me preocupaba cada día carecían de sentido", expresó al medio estadounidense. "Me dije: '¿por qué me preocupo por eso si voy a morir?' Siempre supe que iba a morir, pero ahora lo sé. Lo he visto aquí mismo", confesó.

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Gracias a la rápida actuación de su pareja, Nicole Kimpel, quien le suministró una aspirina ante los fuertes dolores que sufría Antonio en el pecho, a lo mejor el desenlace hubiera sido otro menos bonito. "Yo sabía claramente lo que me estaba pasando, y ella me metió una de esas aspirinas dentro de la lengua y me salvó la vida", aseguró en 2017, durante su intervención en el Festival de Cine de Málaga. Él le da todo el crédito a su pareja de haber salvado su vida y tener una nueva oportunidad. Una que no está dispuesto a perder por nada del mundo,.

Parece que el protagonista de El Zorro tiene claro cuáles fueron las causas que le llevaron jugarse la vida de esa forma. Le dio "una paliza importante" a su corazón "en los últimos 37 años" por ser un auténtico "adicto al trabajo". Nunca sabía cuándo parar ni veía con buenos ojos la palabra 'descanso'. Ahora sí, por su propio bien. El cuerpo le ha dado un aviso y ha captado el mensaje. Reconoce que sigue siendo un hombre activo, pero ha aprendido a bajar el ritmo y entendido, por fin, lo que es el equilibrio. Su trabajo es su gran pasión, de hecho, su musical Company está de gira por España, pero la vida junto a los suyos está por encima de todo lo demás.

Su entrega en cuerpo y alma a su profesión le ha valido demasiados sacrificios, no solo en lo que a salud se refiere, también en lo personal. Antonio ha asumido con tristeza que ese afán de trabajar tanto le impidió disfrutar de la infancia de su única hija biológica, Stella del Carmen. "Todo premio debe ser dedicado y yo mandaré esta dedicatoria a quien quizás haya sufrido más mi pasión por el cine, mis ausencias prolongadas, mis compromisos profesionales. Es la persona de la que me perdí los mejores planos, las mejores secuencias y que, sin embargo, ha sido mi mejor producción: te dedico este premio pidiéndote perdón a ti, Stella del Carmen, a ti, hija mía", expresaba emocionado el actor durante su discurso de agradecimiento en los Premios Goya del cine español, donde recibió el Goya de Honor.

El también director y productor ha sabido recuperar el tiempo perdido y, sobre todo, reconocer que la vida es el regalo más preciado que tenemos. Aunque suene a frase de película, es así. Y, cuando de repente se le olvida y se enfada por algo, recurre a su espíritu optimista para no permitir que la preocupación le dure más de lo permitido. "Soy una persona positiva por naturaleza. Mis depresiones duran 5 minutos. Me recupero inmediatamente", compartió con Page Six.

A diferencia de otras personas, él ha tenido la suerte de contar con una segunda oportunidad y no está dispuesto a desperdiciarla cayendo en el mismo error que ha cometido por años. Los aplausos son maravillosos, pero no más que el abrazo de su gente amada. Antonio ha soltado la ficción para vivir al máximo la bonita realidad que es su vida, esa a la que se aferra con todo el amor y, por supuesto, su seductora sonrisa.

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