Una nominación merecida coloca a los Óscar frente a su peor pesadilla

LOS ANGELES, CALIFORNIA - JANUARY 14: Andrea Riseborough attends The BAFTA Tea Party at the Four Seasons Hotel Los Angeles at Beverly Hills on January 14, 2023 in Los Angeles, California. (Photo by Alberto E. Rodriguez/WireImage)
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 14 DE ENERO: Andrea Riseborough asiste al BAFTA Tea Party en el Four Seasons Hotel Los Angeles at Beverly Hills el 14 de enero de 2023 en Los Ángeles, California. (Foto de Alberto E. Rodríguez/WireImage)

Después de la debacle de los #Oscarsowhite hace un par de años ante la falta de diversidad en las nominaciones, y el escándalo provocado por Will Smith con su bofetada en la pasada edición de los premios, parece que los Óscar no se toman un respiro en esto de seguir dando la nota. Y esta vez solo tienen que mirarse el ombligo para encontrar al responsable.

Porque después de anunciar las nominaciones de 2023 y sorprender con la inclusión de Andrea Riseborough en la categoría de Mejor Actriz con To Leslie, una película independiente sin repercusión global que tan solo recaudó $27.322 en la taquilla estadounidense, la Academia anunció planes para revisar las campañas de todos los nominados. No señalaron específicamente ni a la actriz o su película, pero la industria en general dio por sentado que estaba relacionado.

Según publicó Variety, existen rumores que señalan campañas agresivas en redes sociales por parte de algunos miembros votantes de las categorías interpretativas, llevando a que la junta que gestiona los Óscar se reúna este martes para discutir la nominación. No obstante, como To Leslie no tenía el presupuesto para una campaña a gran escala que igualara las inversiones promocionales que los estudios hicieron sobre sus colegas de profesión, Andrea Riseborough habría dado la sorpresa en los Óscar a través de una campaña apoyada por otros actores. Fueron celebridades como Gwyneth Paltrow, Amy Adams, Cate Blanchett, Kate Winslet, Courteney Cox, Demi Moore, Mia Farrow, Joe Mantegna, Mira Sorvino, Charlize Theron, Sarah Paulson, Edward Norton, Jennifer Aniston y Jane Fonda los que habrían ayudado a llevar su candidatura a oídos de los votantes, participando en proyecciones y moderando debates en torno al filme. Según Indiewire, la estrella de Titanic definió la interpretación de Riseborough como “una de las mejores que he visto en mi vida”, mientras Paltrow dijo que la actriz merecía “ganar todos los premios que existen y todos los que no se inventaron todavía”.

Las críticas no tardaron en llegar por todas partes. Desde los que señalaron que Andrea ocupa el lugar que debería haber sido para una de las afroamericanas favoritas de la temporada, Viola Davis (La mujer rey) y Danielle Deadwyler (Till), despertando de nuevo el hashtag de 2020 que señala el favoritismo sobre los artistas blancos, #Oscarsowhite. A los que critican el elitismo que irradia la Academia al convocar una revisión cuando se trata de una película sin el presupuesto para gestionar las grandes campañas que hacen los estudios.

Por ejemplo, Christina Ricci criticó la decisión en una publicación eliminada de Instagram, calificando a la Academia de “elitista”. “Parece hilarante que la 'nominación sorpresa' (lo que significa que no se gastaron toneladas de dinero para posicionar a esta actriz) de una actuación legítimamente brillante esté siendo investigada", escribió Ricci en un comentario capturado por Deadline. "Así que ¿Solo las películas y los actores que pueden costear las campañas merecen reconocimiento? […] Se siente elitista y exclusivo y francamente muy atrasado para mí".

Mientras otro actor del filme se sumó a la crítica desde su podcast. Marc Maron, que interpreta al manager de un motel que ayuda al personaje de Andrea Riseborough a poner su vida en orden tras años de alcoholismo, salió en su defensa. Según él, la decisión de la Academia se debe a que la nominación “amenaza su sistema completamente comprado por intereses corporativos en la forma de estudios”.

Es cierto que no existe un precedente similar en la historia de la Academia. Porque cuando Melissa Leo ganó el Óscar a mejor actriz de reparto por The Fighter con una campaña autofinanciada (Deadline), o cuando Mark Rylance ganó por Puente de espías en 2016 sin participar de la campaña anual que promociona a los actores que buscan conseguir una candidatura, sus nombres ya estaban entre los candidatos constantes de sus respectivas temporadas de premios. En cambio, más allá de las buenas criticas recibidas, ni To Leslie o su actriz protagonista se habían colado en los premios más destacados del año. Es decir, si está nominada es precisamente por esa campaña de base que sus colegas le hicieron dentro del círculo hollywoodense, y lejos de las portadas de revistas, campañas millonarias y publicitarias.

Sin embargo, cualquiera que haya visto To Leslie puede atestiguar la valía de la nominación a Andrea Riseborough. Porque su trabajo es tan intenso, comprometido y emotivo como el que hizo Cate Blanchett en Tár o Michelle Williams en Los Fabelman. La actriz interpreta a una madre hundida en el alcoholismo durante años. Una mujer que lo ha perdido todo en su vida, sumida en un espiral de autodestrucción constante entre el rechazo externo e interno, que logra ver la luz al final del túnel con ayuda de un desconocido. Y lo que hace Andrea Riseborough es de Óscar. No solo rompe los esquemas retratando la adicción con una autenticidad que rompe el alma, sino que eleva a su personaje por encima de la historia, acercándonos con empatía y brutalidad al interior más profundo de Leslie.

Que una película pequeña como esta, que no forma parte del studio system ni obtuvo ganancias en taquilla, consiga entrar en la competencia anual a lo mejor del año, envía un mensaje radical a su industria. Un mensaje que nos recuerda que existen trabajos que pasan desapercibidos por culpa del elitismo millonario del negocio y que, en este caso, han sido los propios actores los que encauzaron el trabajo de su compañera al reconocimiento. Porque recordemos que las categorías interpretativas las eligen y votan los actores miembros de la Academia (los directores votan a su gremio, los guionistas al suyo, etc.). Por lo tanto, han sido los propios actores del negocio los que elevaron a Andrea Riseborough hasta esta merecida nominación.

Sin embargo, al convocar una reunión para discutir la nominación de la actriz, la Academia deja entrever un aparente elitismo que no le conviene. Porque si bien podría existir algo de preocupación ante las críticas por la ausencia de actrices afroamericanas en la categoría, cuando hicieron campaña y participaron del circo publicitario como el resto con trabajos interpretativos igualmente arrolladores, la diversidad está presente a través de las nominaciones a la cubana Ana de Armas y la malaya Michelle Yeoh. Por eso, en este caso, lo que más destaca de esta “investigación” es que lo hagan cuando surge una nominación que no pasó por el aro de las publicidades y campañas costosas, ni por los hilos conductores que lideran los estudios de cine.

Al final, esta aparente investigación en torno a las nominaciones lleva a la Academia por un camino dudoso que la expone a las críticas. Porque ¿qué tiene de malo que un buen trabajo sea nominado sin haber pasado por las campañas millonarias? ¿Acaso solo los actores apoyados por grandes estudios pueden ver sus trabajos siendo reconocidos? El mero hecho de poner sobre la mesa el cuestionamiento ya lleva a la Academia a caminar por un precipicio crítico, exponiéndose a críticas de favoritismo y elitismo que no hablan de amor al cine, ni amor al arte. Tanto como si le quitan la nominación, como si el asunto se queda en un debate puntual, la Academia ya podría quedar teñida este año con una polémica que se antoja innecesaria. Lo que podría traducirse en su peor pesadilla porque vuelve a estar en el centro de las críticas, las miradas y la división de opiniones cuando Andrea Riseborough habría llegado hasta la nominación aupada por el aplauso de sus compañeros.

Además, la polémica podría avivar aún más la pasión de los actores por ver trabajos indies siendo alabados. Después de todo, son muchos los artistas que han visto algunas de sus mejores interpretaciones pasando desapercibidas por no haber sido películas taquilleras o de estudio. Me viene a la cabeza Adam Driver en Paterson o Jennifer Aniston en Cake o Jennifer López en Estafadoras de Wall Street. Es decir, no sería de extrañar que los actores miembros de la Academia la voten como ganadora como reivindicación artística.

En consecuencia, el caso de Andrea Riseborough fácilmente podría convertirse en el abanderado para los actores de cara a valorar interpretaciones en producciones menores. Lo que podría reducir a la Academia y su investigación en una nueva polémica que deje a la institución en el absurdo. Otra polémica más tras varios años de debates consecutivos que llevan a la institución a tener que lanzar declaraciones, hacer cambios y ser observada con lupa. En otras palabras, otra pesadilla de relaciones públicas.

Y es que, en resumen, cualquiera que vea To Leslie verá que merece el reconocimiento igual que el resto.

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