Arnold Schwarzenegger presenta al cómico escondido bajo sus músculos de acero

Arnold Schwarzenegger como Luke Brunner en el episodio 101 de Fubar. Cr. Christos Kalohoridis/Netflix © 2023
Arnold Schwarzenegger como Luke Brunner en el episodio 101 de Fubar. Cr. Christos Kalohoridis/Netflix © 2023

Ver estrellas de cine protagonizando series para el streaming solía generar conversación global hasta hace unos años. Nicole Kidman y Reese Witherspoon tuvieron el privilegio de conseguir que Hollywood dejara de observar a las plataformas por encima del hombro. Y ahora, ni nos sorprende que Harrison Ford protagonice series, ni Kevin Costner o Meryl Streep. Ni tampoco que Arnold Schwarzenegger debute con su primera serie a los 75 años de la mano de Netflix. Más bien diría que llega un poco tarde y, para colmo de males, lo hace con una historia que apesta a naftalina.

Fubar podría definirse como un remake barato de Mentiras arriesgadas. La trama y el tono son similares, construyendo una historia de acción bajo conceptos cómicos que excusan las exageraciones dramáticas o momentos poco creíbles. Schwarzenegger interpreta a Luke Brunner, un agente de la CIA veterano a quien le asignan una última misión antes de jubilarse: debe retirar a otra agente comprometida, cuya vida corre peligro durante una investigación infiltrada en el entorno de un traficante de armas. Sin embargo, lo que no sabe es que esa agente es su propia hija Emma (Monica Barbaro) que lleva varios años posicionándose como una de las mejores espías jóvenes de la agencia. El problema es que ella tampoco conoce la verdadera profesión de su padre, despertando un drama familiar de desconfianza mutua, donde la terquedad de cada uno sale a relucir constantemente.

El segundo problema es que el traficante de armas sigue suelto y pretende construir una bomba nuclear, obligando a padre e hija trabajar juntos en una misión peligrosa acompañados por un equipo supuestamente de élite. Digo ‘supuestamente’ porque se trata de expertos de la CIA, sin embargo, por culpa de las bromas y la estupidez narrativa que rodea a cada uno, se convierten en figuras de cartón irrelevantes.

Monica Barbaro como Emma Brunner, Jay Baruchel como Carter Perlmutter, Arnold Schwarzenegger como Luke Brunner en el episodio 101 de Fubar. Cr. Amanda Matlovich/Netflix © 2023
Monica Barbaro como Emma Brunner, Jay Baruchel como Carter Perlmutter, Arnold Schwarzenegger como Luke Brunner en el episodio 101 de Fubar. Cr. Amanda Matlovich/Netflix © 2023

Resulta evidente que la serie bebe de Mentiras arriesgadas, la comedia de acción que protagonizó junto a Jamie Lee Curtis en 1994, donde la esposa descubría la verdadera identidad del protagonista como espía letal. Ella terminaba sumándose a la acción creando momentos de comedia doméstica que funcionaban en contraposición con la figura de acción que representaba Schwarzenegger. En aquella ocasión también se jugaba con una trama que bailaba entre la acción y la comedia, pero funcionaba gracias a un guion bien construido y la definición clara de los personajes. La acción brillaba por mérito propio y la comedia salía a relucir con Curtis en pantalla. Pero no es el caso de Fubar, donde la mezcla se convierte en una receta anticuada a través de un sentido del humor ochentero que no causa gracia.

Es decir, se nota que no escatimaron en crear secuencias de acción explosivas y que Arnold Schwarzenegger se siente muy cómodo jugando entre ambos géneros, pero existen demasiados momentos que nos sacan de contexto a golpe de comedia vaga. Por ejemplo, cuando vemos a espías disparando desde helicópteros, matando ‘a los malos’ con una sonrisa; o cuando vemos a Arnie haciendo de nuero amenazante ante el novio de su hija como si estuviéramos viendo a Robert De Niro en La familia de mi novia (2000). O cuando continúan una matanza violenta con una secuencia cómica. Al final, Fubar no termina siendo ni una cosa ni la otra y, en el proceso, expulsa cualquier concentración que conseguimos darle.

Sin embargo, si en ocasiones consigue salir airosa es porque Arnold Schwarzenegger se ofrece como tributo para la descarga cómica. La serie ni innova ni sorprende, pero la estrella de Terminator parece no tener ningún problema en reírse de sí mismo y su legado como héroe de acción, utilizando su presencia físicamente amenazante para crear momentos cómicos a través de la vulnerabilidad que aporta su amor de padre. Es como si recurriera a la misma fórmula que utilizó en Un detective en el kínder (1990), pero ahora desde la perspectiva de veterano experimentado.

Confieso que no me reí con la serie, pero sí hubo momentos que me causaron cierta simpatía graciosa. Y fue gracias a Schwarzenegger. Como una escena en donde asiste a terapia con su hija, comunicándose con marionetas. En ese momento vemos a un Arnold gracioso, que quiere provocar risas más allá de su presencia imponente como héroe de acción. Y en secuencias puntuales lo consigue. Pero son muy pocas porque la estupidez narrativa de Fubar y el humor rancio terminan haciéndole sombra.

Fubar ya está disponible en el catálogo de Netflix.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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