Atahualpa Yupanqui, en un revelador documental con valioso material de archivo que reafirma su enorme estatura artística

Atahualpa Yupanqui: un trashumante, estreno del jueves 3
Atahualpa Yupanqui: un trashumante, estreno del jueves 3

Atahualpa Yupanqui, un trashumante (Argentina/2023). Dirección: Federico Randazzo Abad. Guion: Federico Randazzo Abad, Fernando Krapp, Germán Sarsotti. Fotografía: Diego Poleri (Buenos Aires), Gabriel Alijo (Tucumán), Darío Mascambrone (Cerro Colorado), Connie Martin (París), Hiroshi Moriya (Tokio). Edición: Mario Bocchicchio, Federico Randazzo Abad. Duración: 93 minutos. Calificación: apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena.

“Trashumante es el que deja atrás el humo de su casa y cuando mira hacia atrás, a la distancia, ve el humito que sale del techo, de la cocina de esa casa, de la comida que hace el abuelo o la mamá. Ese humo lo persigue a uno y es de las primeras nostalgias del hombre”. La definición es de Atahualpa Yupanqui, poeta, músico, figura ineludible de la historia de la música popular argentina a la que este documental le rinde un gran homenaje.

La gestación de esta valiosa película empezó cuando se digitalizaron archivos en variados soportes que acumulaba Roberto “Coya” Chavero, el único hijo del matrimonio de don Ata con la pianista francesa Nenette Pepin Fitzpatrick y el presidente de la Fundación Atahualpa Yupanqui que sostiene el Museo Agua Escondida en lo que fue la casa de la familia, en Cerro Colorado, Córdoba.

El concepto de trashumante resalta la dualidad en la vida de Yupanqui: un hombre muy arraigado a su tierra que, al mismo tiempo, fue obligado a alejarse en distintos períodos de su vida por motivos políticos. Fue un cantor del pueblo que vivió muchos años en París, pero jamás perdió el contacto con sus raíces ni con la realidad social de su Argentina natal.

De las persecuciones políticas que sufrió, hay dos que son especialmente flagrantes: la que ocurrió en el primer gobierno de Juan Domingo Perón, cuando fue torturado en una comisaría por sus simpatías con el comunismo (le quebraron el índice de la mano derecha aplastándosela brutalmente con una máquina de escribir) y la que el propio Partido Comunista, que lo atacó con un virulento “QEPD” cuando justamente por el acoso del que estaba siendo víctima decidió dejar a un lado las declaraciones políticas por un tiempo.

Yupanqui continuó su magnífica carrera, ganó prestigio en Europa gracias a su enorme talento, disfrutó de su vida parisina acompañado siempre por “los amigos Bach, Vivaldi y Mozart” –como le gustaba contar– y desarrolló su arte a partir de la curiosidad y la investigación permanente que le permitió descubrir que la escala pentatónica proviene del Tíbet, por ejemplo.

También hizo amigos que lo apoyaron incondicionalmente. El ejemplo más categórico es el de Edith Piaf, que hizo un concierto con él y le cedió todo lo recaudado. “Es un extraordinario honor que no olvidaré ni podré pagar jamás”, dijo el artista nacido en Pergamino en 1908 y fallecido en Nimes, en el sur de Francia, en 1992.

Además del material de archivo visual que prueba su gran estatura como músico, el documental también recupera entrevistas en las que Yupanqui, respetuoso, pero siempre directo, habla sin pelos en la lengua, reacciona ante alguna pregunta de la prensa que considera improcedente y cuenta pequeñas historias de su vida cotidiana con la voz propia de los poetas. Hasta un simple intercambio de “cigarrillos de tabaco negro, muy fuerte” que hizo con unos húngaros por unas “chalitas que se les apagaban a cada momento” se transforma en su relato en una historia con diversas resonancias.

El testimonio de Sergio Pujol, historiador y escritor especializado en música popular, autor de una muy buena biografía del creador de clásicos del folclore argentino como “Luna tucumana”, “Los ejes de mi carreta”, “El payador perseguido” y “El arriero”, es un gran aporte. “Yupanqui no fue, como muchos otros artistas argentinos, a encandilarse con la cultura francesa -señala en la película-. Él los encandiló con su arte”.