Ayudar a los demás, una costumbre que puede hacerte más feliz

Todos hemos ayudado a alguien en alguna ocasión. A alguien cercano, de nuestro entorno, pero también a personas que no están tan vinculadas a nosotros, o incluso a desconocidos. Y cuando lo hacemos, en la mayoría de los casos, nos sentimos reconfortados. Ayudar a los demás no es solo un acto que beneficia a quien recibe la ayuda, sino que puede tener también consecuencias positivas para nosotros mismos. “Cuando ayudamos a los demás, sin pasar por encima de nosotros mismos, hay una recompensa intrínseca en nosotros. Ayudar al otro nos hace sentir bien”, nos comienza explicando Rebeca Cáceres Alfonso, doctora en Psicología y psicóloga sanitaria, Directora de Tribeca Psicólogos.

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cuatro personas trabajando en un jardín
cuatro personas trabajando en un jardín

La importancia de la reciprocidad

Así, nos explica que cuando hablamos de la ayuda en las relaciones, es importante tener en cuenta la reciprocidad. Que la ayuda sea mutua en lo que se refiere al apoyo, la escucha, la comprensión. Si no tenemos en cuenta esto, vamos a correr el riesgo de crear relaciones basadas en la desigualdad que nos acaban agotando.

También es preciso tener en cuenta que hay momentos en los que alguien en una relación puede necesitar más que otro. Y lo explica de forma muy gráfica: no tenemos que tener un contador de la ayuda. “Tenemos que entender que si pasamos por encima de nosotros mismos, nos va a pasar factura. Esto es muy frecuente en las relaciones de paciente-cuidador. A veces, los cuidadores son tan entregados a una situación tan exigente en sus demandas que exceden sus capacidades físicas, mentales y emocionales. Este es un tema muy estudiado por la importancia que tiene cuidarse al mismo tiempo que tiene cuidar. Si el cuidador no se cuida en situaciones de cuidado prolongado va a tener problemas de salud física y mental, entre otros”, nos detalla

Y añade que en las relaciones de ayuda también es importante tener en cuenta que la ayuda ha de hacerse sin esperar nada a cambio, desde la generosidad. “Si ayudar tiene un fin como el de obtener amor, que la persona no se vaya o una recompensa material, muy probablemente esa actitud vaya a resultar insana para las personas que conforman la relación y para la relación en sí misma”, explica la psicóloga.

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Beneficios de ayudar al otro

¿De qué maneras nos puede beneficiar el hecho de ayudar a los demás?

  • Nos ayuda sobre la imagen que tenemos de nosotros mismos al vernos como generosos y reafirmarnos en ser buenas personas.

  • Nos puede hacer sentir valorados, valiosos. Que podamos ayudar a alguien en algo nos puede hacer reafirmar nuestras capacidades.

  • La ayuda en las relaciones también hace que se fortalezca el vínculo, la confianza, la gratitud.

  • Ayudar a alguien cercano o a quien no conocemos, incluso, favorece nuestro sentido de pertenencia a un grupo, a una comunidad, a la sociedad, a una relación…

“Todo esto favorece nuestro bienestar con nosotros mismos y con los demás”, explica.

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Ayudar nos hace sentir bien

Es algo que tenemos claro que sucede, pero nos puede surgir la duda de por qué nos sentimos bien, más felices, cuando sentimos que hemos ayudado a otra persona. “Es un clásico decir que primero ha de ayudarse uno para después ayudar a los demás. Sin embargo, hay estudios recientes que muestran que las personas obtienen mayores niveles de felicidad cuando intentan hacer felices a otras personas que cuando intentan hacerse felices a sí mismas.  La explicación de estos hallazgos es que cuando ayudamos a los demás, estamos favoreciendo los sentimientos de cercanía a los otros”, nos detalla la psicóloga.

Además, cita otros estudios que apuntan que tener conductas de ayuda altruista reportan beneficios psicológicos como tener un mayor optimismo sobre la naturaleza humana y el aprecio por la vida, mayor sentido de ser valorado por los demás, empatía y motivación por ayudar a otros.

“Más allá de esto, podría decirse que también la relación entre ayuda y felicidad va a estar vinculada con la personalidad de cada uno, con los valores, las motivaciones. Por estos motivos, hay personas que construyen su vida en base a profesiones que son muy de entrega a los demás. Ayudar para ellos es su día a día”, nos comenta Rebeca Cáceres.

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pareja lleva la cesta de la compra
pareja lleva la cesta de la compra

Ayudar de forma altruista

¿Por qué motivos ayudamos a los demás de forma altruista, a cambio de nada en la mayoría de las ocasiones? La psicóloga lo tiene claro: “Ayudamos a los demás por empatía, compasión, generosidad. Somos capaces de ponernos en la piel del otro sabiendo que necesita ayuda y le aportamos eso que necesita. Estar en contacto con la vulnerabilidad del otro nos hace ayudar”, nos explica, puntualizando que hay personas a las que les encanta ayudar sin esperar nada a cambio. Así, se sienten realizadas, felices, valoradas.

“Ser altruista mejora nuestra confianza, felicidad y optimismo. Ayudar a los otros también promueve cambios fisiológicos que nos ayudan a ser más felices. Cuando tenemos la motivación de ayudar a otros por ejemplo por una causa social estamos enfocados en eso y conseguimos olvidarnos de nuestros propios problemas y aumentar la perspectiva de la vida. Dejamos de ser egocéntricos para tomar contacto con otras realidades. Esta ayuda altruista hace que también mejore la autoestima porque te sientes bien contigo mismo al aportar un beneficio sobre el otro y las personas que reciben la ayuda suelen reconocer el hecho. Todo un entramado social, relacional e individual que acaba interconectándose para producir efectos beneficiosos sobre la persona que ayuda”, detalla.

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¿Ayudarnos a nosotros mismos?

Se puede dar la paradoja de que, en ocasiones, podemos ayudar a los demás para ayudarnos realmente a nosotros mismos. “Ya decía Leon Tolstoi que quien ayuda a los demás se ayuda a sí mismo. Por ejemplo, si ayudo a alguien con quien convivo a mejorar una situación que le tiene estresado y que hace difícil la convivencia, en realidad también me estoy ayudando a mí, porque si la persona mejora, la convivencia mejora y yo también mejoro. Sin embargo, no creo que el objetivo último sea ayudar para mejorar mi propia realidad. Considero más bien que al ayudar a otros nos estamos ayudando a nosotros mismos. Somos seres relacionales y vivimos en continua interacción. Además, como hemos visto, ayudar a los otros tiene beneficios sobre nosotros”, concluye la psicóloga.