Bélgica celebra los 40 años de su gato más célebre, "Le Chat" de Geluck

Bruselas, 17 abr (EFE).- "Le Chat", el personaje de cómic creado por el dibujante Philippe Geluck, cumple cuarenta años y Bélgica lo celebra exponiendo en su Bruselas natal 22 esculturas monumentales de este gato convertido casi en emblema de un país conocido por su amor al tebeo.

Gordo, gris y de aire bonachón, "El Gato" viste siempre de corbata, se alimenta de pájaros y ratones aunque prefiere las vieiras acompañas de un buen vino Chablis, y tiene por ocupación principal reírse de la condición humana, las bellas artes, la política, la actualidad y de sí mismo.

Nacido en 1983 como tira cómica en las páginas de "Le Soir", el principal diario de Bélgica, el personaje de trazos definidos y colores vivos alumbrado por el pintor, comediante, presentador y escultor bruselense se ha erigido en referente de la cultura belga y del cómic en lengua francesa.

"Somos un país muy pequeño y, como se burlan de nosotros en todas partes, nos hemos dicho que tenemos que hacerlo antes que los otros y primero tenemos que reírnos de nosotros mismos. Creo que una particularidad de los belgas y de 'Le Chat' es reírse de sí mismos", explica a EFE Philippe Geluck (Bruselas, 1954).

"Cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos, después podemos reírnos también de los otros", añade el artista, para quien, si el gato se ha convertido en reflejo de la sociedad belga, ha sido de forma "inconsciente".

El éxito de su humor absurdo y crítico, plagado de juegos de palabras y referencias al mundo del arte, ha llevado a publicar desde 1986 veintitrés álbumes con las viñetas de "Le Chat" y una docena de ediciones especiales que han vendido millones de ejemplares, pese a que solo algunos se han traducido al inglés, neerlandés y dialectos del francés.

"Le Chat" ha hecho incursiones en diarios extranjeros y, aunque abandonó las páginas de "Le Soir" hace una década, su historia ha continuado en los libros, pinturas y esculturas de Geluck, quien goza en la francofonía de una fama comparable a la de El Roto o Ibáñez en España y cuya obra ha sido objeto de exposiciones en Bélgica, Francia y Suiza.

La última es "Le Chat deambule" ("El Gato deambula"): 22 esculturas de bronce de dos toneladas y media de peso y metro y medio de alto cada una que culminan en Bruselas un periplo que les ha llevado en los dos últimos años a París, Burdeos, Caen, Mónaco, Ginebra y Montreux, recibiendo más de seis millones de visitas.

"He querido hacer como el Tour de Francia, que comienza en Holanda, a veces en Italia, y termina en París en los Campos Elíseos, es el final, la apoteosis. Yo he comenzado en los Campos Elíseos la primera etapa y terminamos en Bruselas en el Parque Real: es la apoteosis", bromea Geluck, quien ha diseñado y producido las estatuas.

Expuestas hasta final de junio en el centro de la capital, las esculturas dan vida a algunas de las viñetas más conocidas de "Le Chat", como "El Hablador", sátira de "El Pensador" de Rodin, o "Pipi y Grosbidet", dónde comparte escena con Milou, el perro de Tintin, y a otras de nuevo cuño enfocadas en la crítica social.

Es el caso de "Homo conardus", en el que "Le Chat" carga cual Atlas con el peso de la acción humana en forma de esfera llena de botellas de plástico, o de "Tragedia de Racine", una crítica a la deforestación a través de un juego de palabras entre el nombre del poeta Jean Racine y el significado de su apellido, que quiere decir "raíz" en francés.

"Le Chat siempre lo ha hecho: ha denunciado la tragedia del Apartheid en Sudáfrica desde el principio en 1983, la contaminación del medio ambiente, las injusticias, se ha asociado a la lucha feminista, desde siempre. Pero no cesa de abrir la boca para denunciar", apunta Geluck sobre un personaje que "trata siempre de estar del lado del más débil".

A sus 40 años y convertido en "fenómeno" literario para varias generaciones, a "Le Chat" le queda cuerda para rato: en octubre se publicará el vigésimo cuarto cómic y en 2026 abrirá el Museo de Le Chat y el Dibujo de Humor en Bruselas, "gran proyecto" del artista que llegará con tres años de retraso, ya que estaba previsto que su inauguración coincidiese con esta exposición, explica.

Los ingresos obtenidos con la venta de las estatuas, cuyo precio alcanza los 380.000 euros y de las que ya se han adquirido 26 ejemplares -se pueden hacer dos copias por modelo-, se destinarán a financiar el museo.

Laura Pérez-Cejuela

(c) Agencia EFE