Cuando bajan las temperaturas no puedo vivir sin... aceite facial

Si no has incorporado un aceite facial en tu rutina ¡ya tardas! Es imprescindible cuando llega el frío.

En cuanto bajan las temperaturas, la humectante habitual se puede quedar escasa y quizá comiences a notar el rostro seco y tirante. Esa es la señal para incorporar cambios en tus cuidados y optar por un aceite facial. Su textura es perfecta para los días fríos y ayuda a preservar la piel.

¿Qué puedes esperar con su uso? Una piel más luminosa, confortable e hidratada. Todo esto gracias a sus propiedades que benefician la reparación de la barrera hidrolipídica de la piel, que mantiene la hidratación y nos protege de agresores externos e internos. Si incluyes un aceite en tu rutina, reemplazas el sebo cutáneo y ayudas a fortalecer el manto lípido, creando así una pantalla grasa humectante que sella la hidratación y evita que el agua se evapore.

Existen muchos mitos alrededor de este cosmético, pero ¿hay algo de verdad?

1. Empeoran la piel grasa: Los aceites ligeros pueden en realidad ayudar a equilibrar la producción de grasa y proporcionar hidratación sin obstruir los poros.

2. Más aceite = mejor resultado: Usar demasiado aceite puede llevar a una sensación demasiado grasienta. Unas pocas gotas son normalmente suficientes para lograr el efecto deseado.

3. Los aceites son solo para uso nocturno: Muchos aceites faciales se pueden usar día y noche. Algunos incluso crean una barrera protectora contra los agresores medioambientales durante el día.

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¿Qué hay que tener en cuenta al elegir un aceite facial?

Ante todo debes decantarte por un aceite vegetal, natural y no comedogénico; es decir que no obstruya los poros. En cuanto a las pieles con acné, deberían elegir aceites con ingredientes antisépticos y bactericidas, como el de árbol de té o el de moringa.

Libérate de prejuicios e incorpora un aceite en tu rutina de belleza. ¡Será tu mejor aliado cosmético contra el frío!