“Bambi”, de Gran Hermano: del bullying que sufrió por su timbre de voz al motivo por el que su familia no estuvo presente para recibirlo
Sebastián “Bambi” Bello es el último eliminado de Gran Hermano, el reality de Telefe, pero cree que en el repechaje tiene chances de volver a entrar a la casa más famosa de la televisión: “Bambi nació en el reality. Empezaron a llamarme así porque me vieron dulce y tierno, y la bambineta está más viva que nunca”, exclama entre risas.
En una charla con LA NACIÓN, Sebastián hace una autocrítica, habla de su hipoacusia, dice que todavía le hacen bullying por su particular timbre de voz e imagina una vida como modelo e ingeniero industrial. “ Me sorprendió mi eliminación, aunque sabía que me podía ir . Soy muy intuitivo y sentía que ese día iba a dejar la casa, pero tenía fe en quedarme, en que la gente tuviera fe en mí”, sostiene.
–¿Pensás que si hubieras generado más contenido te hubiesen apoyado más en el afuera?
-Yo di el contenido que creía que estaba bien, y quizá no era lo que querían o aburría. Obviamente, la gente quiere juego. Podría haberme unido a algún grupo para jugar, porque estaba solo. Y en la última cena de nominados había tomado la decisión de jugar con el grupo de Ulises y Sandra. No hubo tiempo. Si me quedaba una semana más, hubiera sido diferente.
-¿Qué balance hacés de tu estadía en la casa?
-Traté de divertirme, de pasarla bien y disfrutarla al cien por ciento porque es una experiencia única. Lo que no me gustó tanto es que se armaran tantos grupos desde el principio; ya la primera semana se pelearon Santiago y Ulises y mi estrategia fue salir del foco porque no era mi pelea. Y con placas me servía eso. Iba viendo qué pasaba según la votación de la gente. Si me quedaba iba a armar mi grupo porque me lo pedía la gente y también la casa. Ahora voy a darlo todo para entrar en el repechaje; voy a ver qué tengo que ajustar, qué manera de juego me conviene . La ‘bambineta’ sí existe (risas).
-¿Por qué participás de Gran hermano?
-Quería ser un Gran hermano y ganar. Vi muchas ediciones y me gusta el formato. Y me sirve también porque soy modelo y trabajo con marcas. En Mendoza soy un modelo conocido, estoy bien posicionado, y me gustaría que se me abran las puertas en Buenos Aires.
-¿También estudiás ingeniería?
-Sí, estudio ingeniería industrial en la UTN de San Rafael, que es donde vivo con mi familia. Es un lugar hermoso que no cambiaría por nada. Esto fue una pausa y voy a volver a estudiar.
-¿Y pensás combinar tu carrera de ingeniería con la de modelo?
-Sí. Hasta ahora pude hacer las dos cosas a la vez. En la facultad son flexibles conmigo y puedo manejar bien los tiempos. Y trabajo también como administrativo en el taller mecánico de mi papá.
-¿Y sabés de mecánica? Porque dijiste que no te gusta ensuciarte las manos…
-Sí, pero si me las tengo que ensuciar no hay problema (risas). No me da asco la grasa. De hecho, se cortó el cable del embriague de mi auto y lo arreglé yo. Entiendo de mecánica porque es un negocio familiar, viene de herencia y tengo sangre de mecánico .
-Contaste que tenés hipoacusia, ¿naciste con esa condición?
-Sí. Tuve falta de oxígeno en el nacimiento y eso me produjo una pérdida auditiva. Es una hipoacusia bilateral y recién a los 12 años descubrieron que necesito usar audífonos. De chiquito me sentaba adelante en la escuela y llegó un momento en que no escuchaba si estaba distraído o si no veía me hablaban. Me hice audiometrías, pero los médicos no daban en la tecla y no decidían si tenía que usar audiófonos o no. Hasta que fui a la ciudad de Mendoza con todos los estudios que me habían hecho y me dijeron que tendría que haber usado audiófonos desde el nacimiento.
-Tenés un timbre de voz particular y contaste que es porque te operaron a los 5 años y te sacaron las amígdalas... ¿Alguna vez fue para vos un problema tu voz aguda?
-Era muy chico y no se me había desarrollado la voz todavía. Sufrí bullying, me cargaban, me hacía burla poniendo la voz aguda . Pero con trabajo de psicología y fonoaudiología pude superarlo y hoy no es problema para mí. Es un tema cerrado que no me afecta ya. Todavía hoy hay gente que se burla y no lo tomo a bien, pero tampoco me afecta. Aprendí a reírme cuando me dicen que pongo filtros de voz.
-En la casa contaste que habías salido del clóset, ¿cómo fue ese momento?
-Tenía 17 años cuando lo conté, pero yo siempre supe que me gustaban los varones. En sociedad, sin embargo, no lo tenía aceptado. Nunca tuve novia, no tuve relaciones con chicas. Cuando lo conté en mi casa, mis papás lo tomaron muy bien y no hubo problemas. Yo tenía miedo por el qué dirán, como le pasa a cualquier chico que sale del clóset. Me dijeron que no importaba la opinión de afuera, y que siempre iba a ser su hijo.
-¿Y te enamoraste alguna vez?
-Tuve un novio a los 21 años, era un modelo de Mendoza y estuvimos juntos ocho meses. Fue una linda relación que terminó y seguimos con buena onda, hemos compartido trabajo.
-¿Cómo imaginás que va a ser tu vida en Mendoza?
-Tengo pensado quedarme en Buenos Aires por un tiempo, porque quiero volver a la casa y también para ir a los programas a los que me inviten. Pensaba volver la semana que viene de visita porque fue el cumpleaños de mi papá, y finalmente decidí que no. Se habló mucho sobre por qué mi familia no había venido a recibirme y la verdad es que son trabajadores y cuesta pagar el pasaje, el alojamiento, la estadía. Además, mi hermana menor está embarazada de ocho meses, a punto de parir. Había otras cuestiones que resolver en casa. Somos una familia unida y podemos ponernos en lugar del otro y entender.