Bernardo Esquinca: El terror aniquila todo lo humano

Como escribió Rosa Montero, “el terror gana batallas pero pierde guerras, porque en el corazón de los humanos hay un irreprimible anhelo de libertad”. Para el escritor Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972) el terror de la ficción es necesario, porque nos ayuda a lidiar con nuestros miedos de forma segura…, además de que nos entretiene.

Bernardo Esquinca es un escritor mexicano inscrito en la temática de la llamada “ficción de lo extraño”, su obra mezcla los géneros policiaco, fantástico y de terror. Ha publicado los libros Toda la sangre (2013), Los niños de paja (2008), La octava plaga (2017), Carne de ataúd (2016), Demonia (2011), Asesina íntima (2021), Inframundo (2017), Mar Negro (2014), El libro de los dioses (2020), Belleza roja (2005) y Ciudad de abajo (2022), entre otros.

Hablé con Bernardo Esquinca acerca del concepto de terror, las causas secretas y las cosas sutiles, los límites del miedo, el ars magna del escritor, y de sus antologías de relatos Adonde voy siempre es de noche y The secret life of insects.

¿En todas las sociedades se necesita un breve periodo de terror?

No creo que nadie necesite el terror en la vida real. Sin embargo, es inevitable, porque vivimos en un mundo diseñado para destruir a los más vulnerables y, además, los políticos saben muy bien que el terror es un método de control. Sin embargo, el terror de la ficción sí que es necesario, porque nos ayuda a lidiar con nuestros miedos de forma segura, además de que nos entretiene.

Como escribió Herman Melville en Moby Dick (1851): “Aunque en muchos de sus aspectos este mundo visible parece formado en amor, las esferas invisibles se formaron en terror. ¿Estás de acuerdo?

Te contestaré con una frase de José Emilio Pacheco: “El amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio”.

¿Quiénes instauran el terror no son los débiles, no son aquellos que a él se encuentran sometidos sino los violentos, quienes, con su poder, crean la situación concreta en la que se generan los “abandonados de la vida”, los “desharrapados del mundo”?

Sí, justo como te comentaba en mi primera respuesta.

James Joyce escribió en Retrato del artista adolescente (1916), que “el terror es el sentimiento que paraliza el ánimo en presencia de todo lo que hay de grave y constante en los sufrimientos humanos y lo une con la causa secreta”. ¿Cuál es esa causa secreta para Bernardo Esquinca?

Que tenemos que pensar como Rilke: “Let everything happen to you. Beauty and terror. Just keep going. No feeling is final”. El terror, en efecto, nos paraliza, pero como todo en esta vida, también pasa. Viene y se va. Y siempre hay que estar preparado.

¿Qué le inspira el terror romántico a Bernardo Esquinca?

No hay nada de romántico en el terror. El terror aniquila todo lo humano. El romanticismo dio grandes obras literarias de terror, gracias a Goethe, Mary Shelley o Edgar Allan Poe, pero eso es otra cosa.

Tu manera de narrar me produce a veces una estupefacción que me hace olvidar el terror que siento por las cosas sutiles. ¿Cómo logras eso?

No es algo que me proponga. No escribo con un objetivo concreto. Tengo un puñado de obsesiones a las que soy fiel, aunque siempre busco la manera de plasmarlas de manera diferente: el desamor, la locura, el sexo, los insectos, la violencia y de dónde viene, la Ciudad de México y su calidad de palimpsesto…

¿Existe un límite en el miedo?

Por desgracia, no. El terror puede ser tan profundo como nuestra psique, que es abisal.

¿Por qué tendemos a saborear el miedo al filo de la hoja o sentados, en nuestra seguridad de la butaca?

El miedo es la emoción humana más antigua que existe, como señaló Lovecraft. Nos acompaña desde que éramos homínidos y vivíamos en cuevas. Es una alerta de supervivencia, como el hambre. Cada que vemos una película o leemos un libro de terror, se activa ese pequeño ser de las cavernas que llevamos dentro. Y eso es algo muy potente si lo estás experimentando desde un lugar seguro. Es una experiencia atávica, que nos recuerda de dónde venimos.

En México la gente no necesita soñar con cosas terribles. Vive entre ellas.

Así es, por desgracia. Pero si queremos combatir la violencia, debemos entender de dónde viene, cómo se produce. Y ahí el arte juega un papel clave.

Como escribió Arthur Machen: “Cuando todo el mundo está en guerra, un “inventor de fantasías” es, el cielo lo sabe, una despreciable criatura”. ¿Es hoy el escritor este ente?

No, para nada. Utilicé esa frase como epígrafe de Demonia como una ironía. El mundo siempre está en guerra, por lo que siempre se necesitarán escritores que nos refugien de la barbarie en sus creaciones.

¿Qué relación guarda Demonia (Almadía, 2011) con La Orden del Dragón?

No conozco La Orden del Dragón.

¿Cuál es la exegesis creativa de la “Trilogía del Terror”, conformada por los volúmenes de cuento Los niños de paja, Demonia y Mar Negro?

Desconozco el término “exégesis creativa”. Cuando doy talleres, a veces los alumnos mencionan conceptos narrativos que aprenden en escuelas de escritores, como “in media res”, y a mí me llama mucho la atención todo eso, porque yo nunca fui a una escuela de escritores. Aprendí con mi padre, que era poeta, y con mi hermano Jorge, que es un poeta importante. Y leyendo, que es la mejor manera de convertirte en escritor.

Háblame de la antología Adonde voy siempre es de noche, con tus mejores relatos, publicada este año por Almadía.

Es un libro que se publicó en España y que próximamente se editará en Argentina. Es para darme a conocer fuera de México. Tiene un prólogo de Mariana Enríquez e ilustraciones de Mike Sandoval. Es un libro de colección porque quedó muy bonito.

¿Qué hay de The Secret Life Of Insects, una antología de tus cuentos traducida al inglés, a publicarse por Valancourt Books, con ilustraciones del artista español Luis Pérez Ochando?

Valancourt Books es una prestigiosa editorial de Virginia, especializada en literatura de terror. Primero incluyeron una cuento mío, “Señor Ligotti”, en The Valancourt Book of World Horror Stories, que tuvo la increíble suerte de ser nominado al Shirley Jackson Award. Después se animaron a publicarme una antología para que me conozcan los lectores estadounidenses.

¿A qué le teme Bernardo Esquinca?..., espero que no sigan siendo los aeropuertos.

Estoy lleno de miedos. No me gustan los aeropuertos, ni los insectos, ni las alturas, ni pararme en la orilla del andén en el metro, y podría seguir… Pero esos miedos me ayudan a escribir lo que escribo. Eso y que fui educado en el catolicismo donde te dicen que existe el infierno, los demonios, los exorcismos y un dios ultra siniestro, que es el del Antiguo Testamento, que te puede convertir en estatua de sal o pedirte que sacrifiques a tu hijo. De niño te crees todo eso. Y gracias a ello soy un escritor de terror.

Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Sign me up.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.