Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge: el viaje inesperado de un chofer hacia su propio deseo

Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge, la historia de un joven chofer que maneja un auto de alta gama para un diplomático mexicano y vislumbra su tan ansiado cambio de estatus social
Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge, la historia de un joven chofer que maneja un auto de alta gama para un diplomático mexicano y vislumbra su tan ansiado cambio de estatus social

Autoría: Sonia Novello. Dirección: Claudia Mac Auliffe. Intérpretes: Raúl Antonio Fernández, Layc el joven, Agustín Repetto y Sonia Novello. Voz en off: Cristina Maresca. Vestuario y Escenografía: Gabriella Gerdelics. Iluminación: Jorge Pastorino. Sala: Área 623 (Pasco 623). Funciones: jueves, a las 21 (desde 7 de julio, los domingos, a las 15, en El extranjero, Valentín Gómez 3378). Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: buena.

Segunda creación de Sonia Novello, después de la conmovedora Más bello que la muerte (2022), obra con la que Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge comparte algunos nombres: no sólo la autora -quien también actúa en ambas- sino también la dirección a cargo de Claudia Mac Auliffe (trabajan juntas desde hace años en la compañía De carencia virtú) y el diseño artístico de Gabriella Gerdelics. Pero se trata de propuestas totalmente distintas lo que indica un camino de búsqueda e investigación por parte de la actriz y autora, cuya última obra está publicada en la colección Ciclo incierto 2022.

Fernando, o “Ferchu” (Raúl Antonio Fernández), es un hombre joven que no ha terminado el secundario y vive en el conurbano “profundo” junto con su padre y un perro, más la visita asidua de una novia fiel. La madre, Rosa, ha muerto hace poco. Ferchu luce elegante traje y fina estampa porque, después de tan variados como precarios empleos, por fin consiguió un trabajo para dar envidia a las vecinas del barrio. Es chofer, en un auto de alta gama, de un diplomático mexicano, Don Amílcar (Layc el joven), siempre con traje y botas altas. El otro personaje que aparece es Ludmila (Agustín Repetto, que reemplazó al actor anterior Osqui Ferrero), una mujer trans y trabajadora sexual que obsesiona al chofer de la “nave”.

Raúl Antonio Fernández es el protagonista de Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge, una obra con guiño a un clásico de la banda Virus
Raúl Antonio Fernández es el protagonista de Un beso en el vidrio dejó marcado el rouge, una obra con guiño a un clásico de la banda Virus

Este síntesis apretada se despliega en escena de distintas formas que combinan el diálogo y la narración, un juego de adentro y afuera de la acción teatral que genera un efecto de distancia, como si por momentos siguiéramos las viñetas de una historieta. En un espacio iluminado, sin claroscuros, sin misterios, la escenografía despojada presenta unos asientos a modo de automóvil, un cartel de “Personas trabajando” a un costado y un atril con luz, al otro. El espacio escénico (que siempre incluye al público) expande la mirada hacia la platea y el pasillo de entrada porque son transitados por los intérpretes.

Los textos narrativos son enunciados por Novello (vestida como una futurista maestra de ceremonias) que aparece primero sentada desde afuera del escenario y después ocupará el lugar frente al atril. Además de narradora omnisciente, cumple otros papeles: cuando Rosa, desde el otro mundo (o en el inconsciente de Ferchu), se comunica con el hijo para darle consejos de madre protectora (voz en off de Cristina Maresca), Novello personifica esa voz ubicándose detrás de Fernández; cuando ponen música en el auto, se acuesta y canta el tema que está sonando; por último, también le pone voz a los mensajes de WhatsApp de la novia de Ferchu. Todas estas decisiones de la dirección son posibles como cualquier otra pero no terminan de hacer sentido con la totalidad de la obra.

Hay una promesa en el título que no es inocente. Cita una línea del tema de Virus “Tomo lo que encuentro”, compuesto por Roberto Jacoby (No me imaginaba que eras tan Lelouch/ Tu beso en el vidrio dejó marcado el rouge/ No me importa nada en cuestión de amor/ Tomo lo que encuentro/ Me siento algo mejor). El encuentro con Ludmila, más las contradicciones del jefe mexicano, abrirán otra puerta desconocida para Ferchu y su desorbitado sueño de ascenso social.

Las actuaciones son lo más destacable de la obra pero, en especial, la del protagonista Raúl Antonio Fernández (también trabaja en Plot, de Valentino Grizutti) que compone con ternura y picardía a su personaje, lo vuelve cercano a pesar de la frialdad que lo rodea en una puesta que se juega a tomar riesgos artísticos.