Biby Gaytán encontró la fórmula mágica para mantener el cariño del público mexicano sin estar en la TV
Con 50 años recién cumplidos, Biby Gaytán sigue siendo una figura muy querida para el público, aún pese al hecho de que, desde 1994, cuando tuvo su boda más o menos de cuento de hadas con Eduardo Capetillo – con quien sigue casada hasta hoy – ha estado semiretirada del medio artístico -su última telenovela fue ‘Camila’ en 1998 y desde entonces ha participado muy poco en TV, aunque hace poco más de un año tuvo un retorno al teatro con el musical ‘Chicago’, si bien la pandemia de COVID-19 vino a cortar de tajo lo que pudo ser una temporada larga del célebre musical de Broadway, en el que Biby hacía despliegue de sus aptitudes como bailarina – más que cantante – en el rol de la asesina convicta Velma Kelley, acompañada de María León como Roxy Hart.
Pero en realidad, y aunque al principio de su matrimonio los fans de la actriz y cantante, que se lanzó con Timbiriche en 1990 con su disco ‘10’ (el único que grabó con ellos, ya que después pasó a ser parte del grupo ‘Muñecos de papel’ con Ricky Martin, Sasha, Angélica Rivera, Erik Rubin y Pedro Fernández, como parte de la promoción de la telenovela ‘Alcanzar una estrella II’) criticaron mucho el hecho de que pusiera en pausa su carrera para dedicarse enteramente a ser ama de casa y madre de familia, Biby ha declarado en numerosas ocasiones que ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado, pues sus cinco hijos – Eduardo Jr., Ana Paula, Alejandra y los mellizos Manuel y Daniel, nacidos en 2014 – y su esposo siempre estarán en primer lugar de sus prioridades, reafirmando con ello que este rol le ha dado más satisfacción que su breve carrera sobre los escenarios.
Nacida Silvia Gaytán Barragán en Tapachula, Chiapas, Biby tiene 5 hermanos y es la única mujer; sus hermanos son Gonzalo (‘Chacho’), Daniel (‘Nano’), Alejandro y Rodrigo. El mayor formó parte del dueto ‘Sentidos opuestos’ con Alessandra Rosaldo mientras que el segundo formó parte también de Timbiriche – aunque no coincidieron–; Alejandro, que nació en 1978, fue actor infantil pero se retiró del medio y Rodrigo, el menor y más cercano a Biby, nunca persiguió una carrera artística.
Como actriz, Biby tuvo bastante éxito como una de las protagonistas de la telenovela de Emilio Larrosa ‘Dos mujeres, un camino’ – con Laura León e Itati Cantoral – en la que encarnaba a Tania, una jovencita rebelde y soñadora que, sin saberlo, se convierte en amante de Johnny, un trailero casado (Erik Estrada) y además, también sin saberlo, se hace íntima amiga de su esposa, Anamaría (la ‘Tesorito’) mientras que su mejor amiga, Graciela (Cantoral) escapa de un matrimonio forzado con el neurótico hijo de un turbio millonario, y ambas chicas viven numerosas aventuras.
La telenovela (que es famosa principalmente porque en ella apareció Selena Quintanilla en una subtrama en la que se interpretaba a sí misma) fue un éxito de audiencia en su momento, si bien era obvio que era de un producto sensacionalista y de explotación, ayudó a que la popularidad de Biby como cantante subiera como la espuma, aunque en ese momento estaba viviendo algo más importante, que trataba de mantener al margen de la opinión pública, hasta que no pudo esconderlo más: su romance con Eduardo Capetillo.
Aunque se conocieron por primera vez en las oficinas de Timbiriche a finales de 1989, cuando Eduardo estaba saliendo de la agrupación y ella audicionaba (“pensé que era una mujer muy hermosa la primera vez que la vi”, declaró Capetillo en una entrevista concedida al canal de YouTube de sus hijas, Ana Paula y Alejandra), entre ellos no se dio un contacto cercano hasta 1992, cuando actuaron juntos en “Baila conmigo”, una telenovela producida por Luis de Llano, ambientada a principios de la década de los 60, en la que ella y Eduardo eran la pareja protagónica, mientras que los villanos eran Paulina Rubio y Rafael Rojas (el actor costarricense, que pasó de ser un galán famoso a homeless en espacio de una década).
La química entre ambos fue tan fuerte, que las escenas que tenían sacaban chispas y de inmediato la prensa de la época comenzó a especular que había un romance entre ambos, algo que al principio negaron, luego aceptaron, y que tuvo varias idas y vueltas, sobre todo porque se habló mucho acerca de una naturaleza celosa por parte de Eduardo, algo que él desmintió años después como la razón por la que Biby se hubiera semiretirado.
Finalmente, no pudieron ocultar su amor, cuando trascendió que esperaban a su primer bebé y aunque ya tenían planes de casarse, tuvieron que adelantarla: su boda, celebrada en la capilla del Palacio del Marqués, en Morelos, el 24 de junio de 1994, marcó un hito en la televisión mexicana al ser de las primeras transmitida en vivo a nivel nacional.
Desde aquel entonces, junto a sus cinco hijos, la pareja ha formado una de las familias más sólidas del medio del espectáculo y Biby se ha mantenido tan sencilla y accesible como siempre fue, si bien solo participaba en proyectos al lado de su marido, como la telenovela ‘Camila’, la puesta en escena del musical ‘West Side Story’ (con Chantal Andere y Jaime Camil), o su participación como maestros de ceremonias en una temporada de ‘La Academia’. No fue sino hasta hace un par de años cuando participó como juez en ‘Pequeños Gigantes’ y en ‘Chicago’, que Biby tuvo movimientos independientes en su carrera, aunque como ella misma ha señalado, son cosas que ha hecho por gusto, no por necesidad alguna de validación.
“Para mí nunca ha sido un ‘sacrificio’ dejar de hacer cosas en el medio artístico”, declaró en una entrevista para Reforma, antes del estreno teatral. “Siempre ha habido ofertas de papeles en telenovelas, o de otros proyectos. Y siempre he tenido toda la libertad de elegir qué quiero o qué no quiero hacer. Pero si soy honesta, prefiero estar en mi casa, con mi familia. Lo que tengo para compartir con el público que todavía hoy me sigue dando su cariño de un modo tan generoso, lo hago por redes [Instagram, principalmente]. Nada, absolutamente nada, se compara con la felicidad de haber visto crecer a mis hijos, de estar cada paso con ellos en su educación y su desarrollo”.
Aunque ha habido rumores de que la familia podría hacer un reality show al estilo Kardashian, no ha surgido nada concreto de la idea, si bien Eduardo y Biby piensan que podría ser algo positivo. “Pensamos que así el público podría ver que estamos muy lejos de ser perfectos, que somos seres humanos con virtudes y defectos y que lo más importante es hacer el bien por el prójimo. Eso es lo que nos da sentido como familia”.
Mientras esto sucede, a Biby se la puede ver en su canal de YouTube “Cocinando con mi suegra” en el que ella y Maricarmen Vázquez Alcaide, la madre de Eduardo (y también viuda del célebre torero Carlos Arruza) preparan diversos platillos de cocina mexicana y española, mientras intercambian anécdotas y graciosos comentarios. El canal aumenta de audiencia y junto con la cuenta oficial de Biby en Instagram, es el nexo para que ella y su público, que le es fiel y cariñoso, siga en contacto con una estrella que no ha perdido su lustre.
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