Las bondades del agua termal
Hace unos años tuve la oportunidad de visitar las instalaciones de la firma de dermocosmética Avène, que elabora todos sus productos a base de unas antiquísimas termas situadas en la Languedoc francés.
Estas termas están emplazadas en una pequeñísima población de no más de 300 habitantes, Avène Les Bains, de arquitectura medieval, a la que la naturaleza le dio un don singular: de las 104 fuentes termales francesas, se encuentra entre las 12 que poseen aguas de baja mineralización y que sirven para curar afecciones dermatológicas.
No era la primera vez que entraba en contacto con estos manantiales. En Argentina hay varios circuitos de termas y eso me ha permitido frecuentarlos. Pero esta vez descubrí que hay mucho más que solo fuentes naturales de aguas cálidas y mineralizadas. En ese lugar hay una clínica de curación para afecciones de la piel basada exclusivamente en los baños termales a la que llegan pacientes de todas partes del mundo.
Por definición, se le llama agua termal a toda fuente de agua mineralizada de forma natural y cuya composición permite algún uso terapéutico. Pero no todas son iguales. Se clasifican según su contenido en minerales, y por lo tanto, las hay muy poco, poco, medianamente o muy mineralizadas.
Según se explica en el sitio Termas World, "el agua mineralizada y caliente de las termas tiene diferentes efectos en el cuerpo humano. Algunos autores las dividen en tres, biológica, física y química, aunque en realidad todas actúan al mismo tiempo. El baño en aguas termales aumenta la temperatura del cuerpo, matando gérmenes, entre ellos virus, además aumenta la presión hidrostática del cuerpo, por lo que aumenta la circulación sanguínea y la oxigenación. Este aumento en la temperatura ayuda a disolver y eliminar las toxinas del cuerpo. Al aumentar la oxigenación, el baño en aguas termales hace que mejore la alimentación de los tejidos del cuerpo en general, motivo por el cual aumenta el metabolismo, estimulando al mismo tiempo las secreciones del tracto digestivo y del hígado, ayudando así a la digestión. El baño repetido (especialmente en periodos de 3 a 4 semanas) puede ayudar a normalizar las funciones de las glándulas endocrinas, así como el funcionamiento en general del sistema nervioso autonómico del cuerpo. También existe un mejoramiento y estímulo del sistema inmune, relajación mental, producción de endorfinas y regulación de las funciones glandulares. Muchos de estos efectos se deben al consumo del cuerpo de minerales como dioxido de carbono, azufre, calcio y magnesio."
Por su parte, la Sociedad Internacional de Medicina Hidrológica, aclara que "hay enfermedades de la piel que pueden tener una marcada mejoría por baños en aguas termales (en especial si estas contienen azufre). Las enfermedades que más se benefician son la psoriasis, la dermatitis y las enfermedades por hongos. En algunas ocasiones también ayudan en la cura de heridas y de otras lesiones de la piel."
Las enfermedades crónicas que se ven beneficiadas con el uso del agua termal, según las investigaciones del doctor Yuko Agishi, uno de los más prestigiosos invetigadores en medicina hidrológica y autor de numerosos libros, son las siguientes:
• Enfermedades reumáticas crónicas.
• La recuperación funcional de la neuroparálisis central y periférica.
• Algunas enfermedades metabólicas como la diabetes, la obesidad y la gota.
• Problemas gastrointestinales crónicos.
• Enfermedades respiratorias leves.
• Problemas de la circulación.
• Enfermedades crónicas de la piel.
• Enfermedades relacionadas con el estrés y otras de tipo psicosomático.
• Secuelas de trauma.
• Enfermedades ginecológicas crónicas.
¿Para qué sirve el agua termal envasada que comercializan algunas marcas de dermocosmética? Básicamente, tiene propiedades antiinflamatorias; energizan la piel; favorecen la cicatrización luego, por ejemplo, de la depilación; y son muy refrescantes.
Yo suelo llevarla siempre cuando tengo que viajar en avión por largas horas, luego de demaquillarme, y para después de depilarme.
Siempre que puedo, además, recorro esos kilómetros que me separan de los manantiales, me sumerjo y vuelvo a vivir.
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